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Integridad y conservación ecológica, vitales para el desarrollo rural

Si no se protege la biodiversidad es imposible pensar en desarrollo rural, reflexión del Foro: Los ODS y la ruralidad en las áreas protegidas.

Los seres humanos son ecodependientes. Han necesitado profunda e históricamente de la naturaleza para subsistir.

 

Es esta misma la que ha garantizado el bienestar y la supervivencia de la raza humana. Gracias a ella ha sido posible obtener seguridad, materiales básicos para la vida, salud, la construcción de unas relaciones sociales saludables más el desarrollo cultural y económico.

 

Por eso la conservación y el desarrollo rural están ligados para lograr un futuro sostenible.

 

A grandes rasgos, esta fue una de las conclusiones del Foro Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Ruralidad en las Áreas Protegidas, organizado por Parques Cómo Vamos, el Centro para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS) de la Universidad de los Andes, la Universidad Javeriana y otros actores no gubernamentales.

 

Uno de los objetivos de este espacio de diálogo fue ir ambientando las discusiones estratégicas de cara a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), que se llevará a cabo del 21 de octubre al 1 de noviembre de este año en Cali. Justamente, Juan Camilo Cárdenas, director del CODS, durante uno de los espacios del foro, expresó que “no podemos pensar la conservación de la biodiversidad sin pensar en la ruralidad de este país, pero tampoco podemos pensar en la ruralidad de este país sin la conservación”, haciendo hincapié en el eje central temático de este evento.

 

“Vivimos sobre la naturaleza, con la naturaleza y gracias a la naturaleza”: Sandra Vilardy


Profesora de Uniandes Sandra Vilardy 

Foto: profesora de Uniandes Sandra Vilardy - Foto de: Daniel Álvarez

 

Una de las invitadas al foro fue la profesora de Uniandes Sandra Vilardy, también ex viceministra de Políticas y Normalización Ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, quien explicó la relación existente entre la integridad ecológica, la restauración ecológica y el desarrollo rural.

 

De acuerdo con el Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Colombia es uno los 17 países megadiversos del mundo, ocupa el tercer lugar del índice de biodiversidad mundial.

 

En este contexto, las áreas protegidas del país han jugado un papel fundamental en la protección de la biodiversidad porque han permitido que los ecosistemas tengan una mejor integralidad, en palabras de Vilardy.

 

Según el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, al 2023, en el país hay 49.785.440 hectáreas protegidas, lo que equivale al 24.05 % del territorio nacional. Asimismo, a 2022, existen 59 áreas naturales protegidas pertenecientes al Sistema de Parques Nacionales Naturales (SPNN), que con un total de 17’537.882,97 hectáreas representa el 8.47 % de la superficie nacional.

 

Por otra parte, el Censo Nacional Agropecuario especifica que en 49 parques nacionales naturales hay 22.300 campesinos.

 

En épocas de vulnerabilidad hídrica, como ocurre cuando llega el Fenómeno del Niño, se observa el papel de los parques nacionales naturales, pues es en esos momentos donde aportan el agua a estas zonas en riesgo, zonas que suelen ser agroindustriales, explica Vilardy.

 

“Los parques son fundamentales para el agua del país, algunos como reguladores y captadores de la condensación de los páramos, pero otros para la depuración del agua”, especificó Vilardy en su intervención. Una de las tantas razones para preservarlos, pues no solo son importantes por su belleza ecológica, sino también por los innumerables beneficios que han traído para el bienestar de todos los ciudadanos en Colombia.

 

El peligro de la integridad ecológica

Vilardy también detalló que, en el país, sobre todo en la región Caribe y Andina, hay 59 millones de hectáreas que han perdido la integridad ecológica de su paisaje, según datos de Minambiente.

Es necesario restaurar las áreas degradadas para recuperar la integridad ecológica y los servicios ecosistémicos, fue el llamado. La restauración debe ser productiva y regenerativa, y debe involucrar a las comunidades locales. Al final, esta restauración es una inversión en la adaptación al cambio climático y la justicia ambiental.

 

Al cierre de su participación, la profesora de Uniandes reiteró el mensaje:

 

“Somos ecodependientes todos: los campesinos, los indígenas, los pescadores… y gracias a esa biodiversidad este país no se ha ido al colapso”, puntualizó.

 

Las conclusiones de Sandra Vilardy
 

• Los habitantes rurales, campesinos, los pescadores y las comunidades étnicas serán los más afectados de la crisis climática, de biodiversidad y de contaminación.

• Hoy más que nunca se necesita de la naturaleza para seguir ofreciendo contribuciones al bienestar humano.

• Restaurar los territorios, la naturaleza, las culturas, la confianza, la forma de producir es la mejor inversión en adaptación climática y justicia ambiental.
 

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