27/06/2020

Cazadores del virus en el Putumayo

Retrato de personal médico frente a un hospital Eduardo Behrentz
Asistentes a la primera capacitación en toma de muestras para detección de SARS-CoV-2. Mocoa (Putumayo). Foto: Carlos Mauro Rosero
Por: Adriana Díaz
adiaz@uniandes.edu.co

Luego de casi dos horas volando en una avioneta desde Bogotá, Martha Vives, Ángela Holguín y Santiago Hernández, aterrizaron en medio de la lluvia, en Villagarzón (Putumayo), a las 11 de la mañana del viernes 26 de junio. 

En la cabeza de Martha, vicedecana de Ciencias de Uniandes, ese viaje había comenzado dos semanas antes, el 10 de junio. Ese día recibió una petición de ayuda que la conmovió. Jorge Molina, secretario de Salud del Putumayo, y Carolina Gil, directora de la ONG Amazon Conservation Team Noroeste Amazonas (ACT), relataban en dos páginas su preocupación por el riesgo de contagio de Covid-19 en la población indígena y no indígena del departamento. En ese momento, de 13 municipios, 8 ya tenían casos positivos. Su situación de triple frontera, con pasos fronterizos legales e ilegales, con solo tres hospitales de nivel II y ninguno de nivel III, y la escasez de personal de salud mostraban la gravedad de la situación. 

Los remitentes pedían apoyo para realizar un plan de vigilancia epidemiológica, estructurado en una fase piloto y cuatro fases basadas en la aparición de nuevos casos positivos. En la fase piloto, ACT donaría todo lo requerido para tomar 1.300 muestras en dos municipios fronterizos con casos positivos: Puerto Guzmán y San Miguel. El departamento aportaría capital humano y recursos en especie para transporte terrestre de las muestras. El obstáculo: Putumayo no tiene laboratorio para realizar análisis molecular ni recursos para contratar con un laboratorio privado el análisis de muestras. 

Martha, quien creó las brigadas uniandinas que desde abril empezaron a ‘cazar el virus’ vio de inmediato cómo ayudar: capacitando a personal de salud del departamento y apoyando el procesamiento de muestras, todo ello en el marco del proyecto Covida. Dos semanas después de recibir esa carta, gracias a la Patrulla Aérea Colombiana, con el capitán Gustavo Elorza como piloto, llegó al Putumayo.
Martha Vives, vicedecana de Investigaciones,
Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes.

En la avioneta, a punto de despegar
De Villagarzón a Mocoa hay    40 minutos por una carretera pavimentada y con muchos huecos, trayecto de curvas que recorren montañas. Martha no escapa a la belleza de un lugar que no conoce y que la cautiva: mientras avanzan piensa en cuándo podrá volver.

Llegan a Mocoa poco después de mediodía. Habían enviado previamente la lista de    insumos requeridos y las personas de ACT tenían todo listo. Su trabajo está enfocado en la conservación y en este momento están consiguiendo insumos y articulando a todos los actores para afrontar la pandemia en conjunto; uno de sus temores es que se extingan etnias completas, cuenta Martha.
 
Empieza la primera capacitación en toma de muestras para detección de SARS-CoV-2. En total son 7 grupos, de entre 4 y 5 personas cada uno. Ángela y Santiago son los instructores. Ella es doctora en Ciencias – Biología y él, estudiante de doctorado en Ciencias. Ambos tienen experiencia en tomar la muestra de hisopado nasofaríngeo, poco común, y en capacitar a otros para hacerlo. Están en el equipo de brigadistas, todos voluntarios, desde el día en que Martha convocó a algunos estudiantes e investigadores de su facultad para participar en el proyecto Covida. Estarán dos días enseñando lo que han construido desde la experiencia y el conocimiento, y que va mucho más allá de introducir el hisopo en la fosa nasal. Hay que conocer y aplicar todas las medidas de bioseguridad para evitar contagiarse y diseminar el virus. Hay que etiquetar y almacenar las muestras correctamente para su análisis. Además de darles todo el conocimiento técnico, los brigadistas sensibilizan a quienes tomarán las muestras para que sepan qué se siente y desde ahí, puedan brindar confianza a las personas a quienes harán las pruebas. Es parte de nuestra labor educar sobre el virus y sobre las maneras de controlar su dispersión, explica Martha.

Grabando para no olvidar
Foto: Javier Cuéllar, de ACT

Por eso, a cada persona que recibe la capacitación se le toma muestra y, a su vez, como parte del entrenamiento, le toma muestra a otra. Balance del primer día: 12 muestras tomadas, valiosas discusiones sobre cómo usar adecuadamente los equipos de protección personal y unos asistentes agradecidos por lo práctico de la jornada. 

De regreso, el domingo, traerán consigo las muestras de todos aquellos a quienes capacitaron, para ser procesadas en el laboratorio GenCore Covid-19 de Uniandes. El viaje continuará, esperan Martha y su equipo, hacia otras regiones del país que también necesitan ayuda. Es parte de lo que Jorge Molina y Carolina Gil, en su carta, dicen de antemano: “Gracias a la Universidad de los Andes por poner la academia al servicio de la sociedad”.

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