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Así avanza la paz en Colombia pasado un año del plebiscito

Aunque se han logrado avances sustanciales con las Farc, todavía quedan retos jurídicos y políticos de mucha relevancia. Análisis de dos expertas de Los Andes.
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Ha pasado poco más un año desde que la convocatoria de la Registraduría, por orden del presidente Juan Manuel Santos, llevó a los colombianos a las urnas para votar si aceptaban o no el plebiscito por la paz, una votación que buscaba refrendar los acuerdos alcanzados con la guerrilla de las Farc tras años de negociación en Cuba.

El 2 de octubre de 2016 y con 6.424.385 votos, la opción del ‘No’ resultó vencedora en la jornada electoral, lo que obligó a que el Gobierno iniciara un proceso de renegociación con los voceros del ‘No’, entre quienes se contaron, entre otros, líderes de la oposición como miembros del Centro Democrático, algunos dirigentes del partido Conservador e incluso guías espirituales del país.

Esto llevó a la incorporación de cambios al documento final y, días más tarde, el Jefe de Estado y los representantes de las Farc firmaron el acuerdo de paz en Bogotá.

Eso, sin embargo, no marcó la terminación del proceso. Se pactó un cese de hostilidades por parte de los actores del conflicto, pero, desde entonces, se han venido adelantando procesos complementarios que deben llevar a la consolidación de la paz completa en el país. Se avanzó en el traslado de los guerrilleros a las llamadas zonas veredales, se hizo la entrega de armas por parte de la insurgencia, lo que fue verificado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y se entregó personería jurídica a las Farc para inscribirse como partido político y, de esta forma, abrirle la puerta a participar del debate electoral en Colombia.

¿Cómo vamos un año después?

Pasado un año, Colombia continúa en el proceso de alcanzar la paz. La polarización que caracterizó la época antes y después de las votaciones aún permanece en distintos lugares del país.

Líderes del ‘No’ insisten en el “desconocimiento total de la voluntad popular” por parte del Gobierno Nacional, argumentando que no hubo cambios sustanciales en los acuerdos con la guerrilla.

Angelika Rettberg, profesora asociada del Departamento de Ciencias Políticas, asegura que, aunque el clima de polarización se mantiene en el país, ella se declara sorprendida por los avances que se han logrado en poco tiempo.

“En este año se ajustó el texto del acuerdo, se logró la desmovilización, se entregaron armas y, de ninguna manera, son armas hechizas. La ONU avaló que sí eran armas con capacidad de destrucción. Eso no significa que no haya problemas, porque sí los hay y el clima de pesimismo entre los colombianos se mantiene muy presente”.

Para la investigadora, esta situación obedece a tres factores principalmente. El primero, es que el proceso de consolidación de lo acordado en La Habana continúa, pese a la firma en 2016, el impacto no era inmediato. El segundo, es un enfriamiento de la economía y, finalmente, el tercero, es la imposibilidad estatal de alcanzar y mejorar zonas rurales que tenían presencia de la guerrilla.

“Otro factor que mantiene la tensión es que es año electoral y es muy rentable criticar. Eso redunda en que la opinión pública termina por castigar a quienes adelantaron el proceso de paz porque los resultados parecieran no ser los más esperados. Cuando se termine la época electoral tendremos más claridad sobre los resultados”, agrega Rettberg.

La división interna del país, tanto en la parte política como en la social, también es identificada por Diana Durán, profesora asociada de la Facultad de Derecho, quien la describe como una de las consecuencias que persiste un año después de la votación del plebiscito.

“El país está muy dividido y a pesar de que se ha intentado avanzar en pasar la página frente a un conflicto muy difícil, creo que no se ha logrado en términos de una paz duradera. Ganó el ‘No’ con un margen muy pequeño y a pesar de este triunfo se siguió con el proceso. Es comprensible que el Gobierno haya tomado esa decisión porque hubo seis años de negociación, había una expectativa muy grande y se sabía que no todo el mundo iba a estar de acuerdo. Entonces era necesario avanzar. Sin embargo, hay dificultades porque mucha gente tiene la sensación de que no le pusieron cuidado pese a ese triunfo del ‘No’”, explica Durán.

Para la profesora Durán, este clima de polarización estará muy presente en las elecciones de Congreso y presidenciales que se avecinan en 2018 y, además, anticipa que todavía resta un largo camino hasta la consolidación de la paz en Colombia.

“Presiento que las elecciones del 2018 serán muy reñidas. Si gana el candidato de centro derecha o centro izquierda lo hará por muy poco y con polarización. Jurídicamente estamos en un momento muy sensible, la Corte Constitucional deberá determinar la constitucionalidad de los actos legislativos y todo lo que está en juego como la Justicia Especial para la Paz (JEP), el blindaje jurídico del proceso de paz. No lo veo claro, lo va a determinar la voluntad política de los magistrados”, concluye.