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“Si el territorio no respira, nosotros tampoco”

Autoridades indígenas de la Sierra Nevada afirman que la educación debe conservar el equilibrio entre la naturaleza y la vida.
antropología
indígenas de la Sierra Nevada
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“La tierra está cansada y pidiendo auxilio. Los ríos y el mar están llorando y necesitan nuestra ayuda”, narra entre pausas el mamo Camilo Izquierdo Villafañe, del Cabildo Arhuaco, durante el I Encuentro de Prácticas Significativas de Enseñanza de las Ciencias Sociales en la Educación Media. El Mamo baja la mirada, lento, y agrega que el territorio (la naturaleza) es sagrado, porque si él no respira nosotros tampoco.

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Hablar el lenguaje de la naturaleza, de los pájaros, del viento, según cuentan los grupos indígenas, les ha permitido a las personas más viejas y sabias de estas comunidades buscar el equilibrio no solo para la naturaleza, sino para la humanidad. Este escenario vivo, complementa Onasis Izquierdo, rector de la Institución Educativa Distrital Gunmaku, es lugar con historia y conocimientos que requiere interpretar la pedagogía propia.

En esta búsqueda de la armonía, en los colegios de la Sierra Nevada se enseña que la madre naturaleza debe protegerse, pues ella nos cuida, nos da alimentos, agua y aire. Con su cuidado, se garantiza el equilibrio de la sociedad. Juan Jairo Mejía, rector de la Institución Educativa Distrital Fundación, cuenta que es necesario cuidar los sitios sagrados que están en todo el país y rememora el pagamento (agradecimiento) que hicieron junto con los mamos en Bogotá, en Monserrate.

Bogotá está rodeada de sitios sagrados, además de Monserrate: Guatavita y el Salto del Tequendama, que están interconectados con lugares como la Sierra Nevada y otros puntos sagrados en Cartagena (Bolívar). “Cada uno de nosotros quiere equilibrar lo que se ha dañado. De ahí que la búsqueda sea por caminos que nos permitan sembrar una semilla de armonía en todo el territorio”, agrega el mamo Efraín Torres.

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Fotos: Felipe Cazares.

Tenemos la misión de enseñarles a los hermanos menores que es gracias al territorio que existimos. Nuestra misión es protegerlo y para eso debe hacerse un trabajo colectivo - Mamo, Camilo Izquierdo Villafañe, del Cabildo Arhuaco.

El conocimiento se encuentra en la tierra, ahí está la geografía y la historia, insisten las autoridades indígenas de la Sierra Nevada. Y es que hay visiones del mundo que han opacado a otras y un saber occidental que ha silenciado muchos saberes, responde José Darío Herrera, profesor de la Facultad de Educación, de la Universidad de los Andes.

La matriz dominante tiene que reconocer sus límites y entender que cada visión tiene algo de legitimidad o ¿qué hace que yo sea profesor si han sido siglos de saqueos de material y saberes?”, añade Herrera. La educación, complementa el mamo Camilo, debe recrear los conocimientos ancestrales, mantenerlos y crecer en pensamiento. También se trata de conocer las raíces y más adelante conocer el lenguaje de los árboles, los ríos y el viento.

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¿Cómo transformarnos desde la universidad?, se pregunta María del Rosario Ferro, profesora del Departamento de Antropología, de Los Andes. “El aprendizaje mutuo debe ser muy importante, pero a la vez será muy difícil”, asegura. El sueño de los mayores, cuenta la comunidad indígena, es que la universidad contribuya a la educación de los pueblos indígenas y que un semillero en estos espacios educativos garantice que se preserven sus conocimientos.

Estas nuevas perspectivas vienen con grandes retos. Julio Nieves, rector de la Institución Educativa Bunkuimake, también en la Sierra Nevada, dice que no se trata de educar a un profesional solo para tener poder o un carro, pues de nada sirve si no hay sensibilidad hacia el cuidado del territorio. “Se trata de conectarnos, porque ninguno puede vivir sin agua, sin aire, sin la tierra”, puntualiza el rector Juan Jairo Mejía.

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Fotos: Felipe Cazares.