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COVID-19: Del simulacro de aislamiento en Bogotá a la cuarentena nacional

No todos los hogares colombianos pueden cumplir el decreto de cuarentena nacional. Análisis de Mónica Pinilla y Andrea Ramírez, expertas de la Facultad de Medicina.
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Cuarentena por COVID-19: reflexiones del simulacro en Bogotá

Por: Mónica Pinilla y Andrea Ramírez
Profesoras de la Facultad de Medicina

Lea AQUÍ: La Universidad de Los Andes se prepara para realizar pruebas diagnósticas de COVID-19.

El virus COVID-19 se propaga por todo el mundo desde hace 3 meses aproximadamente. En particular en Colombia, se tuvo un primer diagnóstico de infección confirmado el 6 de marzo. Desde ese entonces, el gobierno está luchando para entender y manejar la epidemia. Sin embargo, ante un escenario de salud pública tan complejo e inusual, las tasas de infección, la contención y la mitigación de la epidemia no son las únicas preocupaciones. Las medidas de manejo de la epidemia, como la cuarentena que es una de las estrategias más efectivas y utilizadas a nivel mundial para reducir el número de personas infectadas, requieren un aislamiento físico obligatorio estricto. Estas decisiones son complejas e involucran dimensiones sociales y económicas que de no ser abordadas pueden llevar al fracaso de los esfuerzos para manejar a epidemia.

El simulacro de cuarentena obligatoria que se llevó a cabo en Bogotá y Cundinamarca del 20 al 23 de marzo, fue un ejercicio que permitió adquirir conocimiento sobre cómo las personas responden frente a una situación de cuarentena. La evaluación de cada día proporcionó información sobre cuáles eran las principales causas por las cuales los ciudadanos tenían que salir, la reducción en el uso del Transmilenio y el servicio de transporte público entre otros. Durante los tres días se pudo evidenciar que el número de personas multadas fue aumentando (572 el lunes 23) y que, aunque fue clara la solicitud de no salir de los hogares (aunque con excepciones), algunos bogotanos optaron por flexibilizar las normas y hacer un aislamiento parcial.

El simulacro de cuarentena ahora será seguido por una cuarentena obligatoria nacional que inicia el 24 de marzo hasta el 13 de abril. Este escenario, presenta una serie de retos para un país tan diverso como Colombia. Hasta qué punto se implementan estas medidas y con qué exigencia han estado asociadas con la efectividad de las mismas. Por ejemplo, paises que en la actualidad han logrado el control de la epidemia incluyen a la China, cuyas medidas requerian que tan solo una persona podía salir de su casa cada 3 días a comprar alimentos y con una interacción social estrictamente controlada.

Otros ejemplos exitosos incluyen a Singapur, Taiwan y Korea, en donde se han llevado a cabo medidas estrictas de higiene y quarentena. En el caso de Italia, España y ahora Inglaterra en donde la epidemia ha alcanzado magnitudes alarmantes, las medidas de aislamiento social permitieron que las personas salieran a comprar alimentos y también hacer deporte al aire libre, lo cual lleva a pensar que este tipo de excepciones pueden ser las causantes de la dificultad de controlar el número de nuevos casos aun luego de semanas en cuarentena.

Entonces la pregunta que tenemos ahora es ¿cómo el gobierno y los colombianos asumirán este tipo de restricciones por más de tres días? En el caso de Colombia, el simulacro no brinda mucha información sobre el comportamiento de los individuos en zonas rurales o municipios pequeños, y aunque brinda información valiosa sobre los hogares, esta información no puede ser extrapolada a lugares más remotos o en donde la cotidianidad demanda una interacción con otros individuos fuera de los miembros del hogar.

Otra pregunta importante es identificar cómo la cuarentena puede afectar los niveles de pobreza por ingreso o multidimensional de los hogares colombianos. De acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida del 2018, el 27,0% de las personas en Colombia son pobres por ingreso y 19,6% de la población es pobre multidimensional. De los hogares multidimensionalmente pobres sabemos que, 72,3% tienen al menos un miembro en el empleo informal, que posiblemente perderá su fuente de ingresos a razón de la cuarentena y que 39,9% vive en las zonas rurales del país. Esta puede ser una razón importante para que las personas tengan presión para no cumplir con la cuarentena y salir de sus hogares (estos grupos incluyen vendedores ambulantes, trabajadores con empresas pequeñas independientes, empleadas del servicio, etc.)

Finalmente, es importante reconocer que no todos los hogares en Colombia pueden seguir las recomendaciones más básicas para evitar el contagio por COVID-19. De hecho, de acuerdo con el Censo 2018, el 11,7% de los hogares no tienen acceso a una fuente de agua limpia y 9,2% viven en condiciones de hacinamiento. Estos dos aspectos pueden forzar a que las personas simplemente no puedan estar en sus hogares, porque es necesario ir a buscar el acceso a los servicios más básicos (el agua) o dadas las características de la vivienda.

Entonces, aunque tenemos gran información sobre el comportamiento de los bogotanos en esta situación, Colombia enfrenta como país un reto importante que se une a la necesidad urgente de mitigar la epidemia. Este reto se ve retratado en las inequidades que nos han caracterizado como país y que en este momento imponen una carga mayor a aquellas zonas donde no se cuenta con la infraestructura para garantizar que las personas puedan estar en sus hogares o simplemente la economía de la familia depende directamente de la interacción con otros. Este reto no es simplemente en cuestiones de salud sino también de prevenir un aumento en los niveles y la profundidad de la pobreza de los colombianos.

La Universidad de los Andes desarrolla este artículo respondiendo a la coyuntura por la pandemia de COVID-19. Tenga en cuenta la fecha de publicación para entender el contexto de su contenido. No olvide consultar los análisis mas recientes sobre COVID-19 en nuestro especial.