La concepción de desarrollo medido por vías y carreteras parece ser el único camino que consideran el estados y gobiernos ¿Cómo integrar otras visiones, puntos de vista rurales, de grupos afro, indígena y construir de otras maneras? Se preguntó la mesa ambiental del Seminario Internacional “Sociedad Civil, Cooperación Internacional y un nuevo diálogo entre América Latina y Estados Unidos”, realizado en agosto de 2022 por la Universidad de os Andes, la Universidad Torcuato di Tella, de Argentina, y el Colegio de México.


“Se habla de un puerto en un lugar donde el estado es ausente”, ejemplifico Paloma Martínez, directora de la organización Colidérate. Y es que la violencia ambiental impacta en doble vía: a la naturaleza, con prácticas como la pesca a gran escala o el extractivismo que causa desbordamiento de ríos y los contamina. Y segundo, impacta a las comunidades y sus derechos, además de marginalizar sus prácticas. Lauren Micolta, directora de un colectivo afro, se pregunta “¿por qué seguir irrumpiendo el ambiente, si la naturaleza va a recuperar su curso?”.


Nain Martínez, politólogo, complementa y agrega que la visión de naturaleza sigue siendo muy antropocéntrica. En lo mismo coincide el economista Juan Fernando Palacio, quien dice que esta idea de naturaleza se enmarca en la modernidad y es una idea muy europea. “¿Qué es el ambiente? ¿Por qué esa división entre hombre y naturaleza? Eso definitivamente marca cuando pensamos cuáles son los temas ambientales que nos interesa solucionar”, agregó Palacio.

 


En este panorama que se vive en varios rincones de Latinoamérica, en la agenda pública también aparecen discursos que criminalizan a la sociedad civil y que en el caso de Colombia ha costado la vida de centenares de líderes y defensores ambientales. “El tema de los derechos humanos y la vulnerabilidad de la vida ha estado sobre la mesa en el país, en especial las vidas de mujeres que sufren violencias diferenciadas. Después del Acuerdo de paz no hubo garantías para los defensores y defensoras. Las cifras hablan por sí solas”, afirmó Luisa Rengifo, de la plataforma de conversación ciudadana Mutante.

 

En el panel, que convocó a profesionales de la Ciencia Política y a estudiantes del pregrado de Estudios Globales de Los Andes, se propuso la importancia de respetar las consultas a las comunidades para casos como el extractivismo. Un paso hacia un mercado y un modelo más justo, de acuerdo con los panelistas.


La esperanza para muchas comunidades está en la implementación real del Acuerdo de paz, que además contempla la conservación de varios lugares naturales. Otros temas sobre los que Colombia tendrá que trabajar serán la transición energética, los bonos de carbono, la deforestación y el desplazamiento ambiental.

 

Durante la conversación también se abordó el interrogante sobre ¿dónde quedan las organizaciones y los movimientos de la sociedad civil, con la izquierda en el poder? Paloma Martínez, de Colidérate, afirmó que cree en las capacidades de las poblaciones jóvenes, mientras que Lauren Micolta dijo que la sociedad civil está en movimiento: “Hay cambios generacionales y relevos que innovan”.