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Sembrando futuro en tierra de violencia

Con el objetivo de proteger y promover el desarrollo infantil en comunidades afectadas por la violencia, profesores de Los Andes crean el programa Semillas de Apego.
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Semillas de Apego
Andrés Moya

Entre las paredes entabladas de su casa, en Tumaco, por donde se filtran algunos chorros de luz, y sentada en el sofá con Jeison agarrado de su brazo, Claritza se arrepiente de haberlo maltratado. “Cuando hacía travesuras, me ponía furiosa. Una vez, me regó el agua por encaramarse en un tanque. Me dio rabia y le metí su…”, no termina, pero suelta una carcajada y advierte que esto es cosa del pasado.

Hoy está dichosa porque descubrió que no es correcto educar a los hijos a punta de “tapazos”, como les dice a los golpes.

“He aprendido a calmarme. Ahora yo hago así —respira fuerte, lento, profundo y continúa—, inhalo y exhalo… Así me pasa un poquito la rabia y eso me ayuda a relajar bastante”.

Las situaciones de maltrato a los hijos son frecuentes, especialmente, en comunidades azotadas por la violencia, un flagelo que termina creando ambientes hostiles que perturban la salud mental y el desarrollo de los niños. Pero, ¿cómo superar esos legados y proteger a los menores de sus imborrables huellas?

Entender las consecuencias que desencadena la violencia en la primera infancia y, sobre todo, proteger el desarrollo de niños y niñas que crecen en contextos de violencia motivó la creación de Semillas de Apego por Andrés Moya, de la Facultad de Economía, y Arturo Harker, de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, los dos de la Universidad de los Andes.

“Es un programa de acompañamiento psicosocial. A lo largo de 15 semanas, trabajamos con madres, padres y cuidadores principales para promover la salud mental en ellos y, así mismo, la construcción de vínculos afectivos más seguros con sus niños”, explica el investigador Andrés Moya. Agrega que actualmente en el país hay más de 8 millones de víctimas, incluyendo 500.000 niños entre los 0 y 5 años de edad.

Arrancaron con un proyecto piloto en Bogotá, en 2015, y en 2018 implementaron la primera fase en San Andrés de Tumaco, más conocido como Tumaco, un municipio del Litoral Pacífico colombiano privilegiado por su biodiversidad y enorme riqueza natural bañada por el mar. Un paraíso que contrasta, tristemente, con los enfrentamientos entre grupos armados ilegales y bandas delincuenciales que se disputan el poder territorial.

Semillas de Apego protege a la niñez en Colombia

En medio de esta turbulencia ha vivido Claritza, de 23 años, quien no puede ocultar detrás de su sonrisa el temor y la preocupación que le produce pensar en el futuro de sus tres pequeños: Jeison de 7 años, Juan Carlos de 3 y Milagros de 2, pues los datos reportados por losinvestigadores inquietan: más de 200 homicidios en 2018, una de las tasas más altas del país y, para completar, es la región con mayor área de cultivos ilícitos.

Para los expertos de Los Andes, la exposición a la violencia durante la primera infancia trunca el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños, quienes podrían sufrir efectos negativos en su salud mental: traumas psicológicos, estrés complejo, síndrome de estrés postraumático, depresión mayor, ansiedad crónica, entre otros, que pueden perdurar a lo largo de la vida.

“Son esos primeros años cuando el cerebro se empieza a configurar, lo que se llama arquitectura cerebral —aclara el profesor Arturo Harker—, un momento extremadamente productivo en términos de habilidades cognitivas y socioemocionales, cimiento para que una persona llegue a su máximo potencial”.

Para mitigar los efectos adversos del maltrato, los profesores de la Universidad de los Andes en alianza con el Child Trauma Research Program (CTRP) de la Universidad de California, San Francisco, diseñaron un currículo basado en el Child Parent Psychotherapy (CPP). Este es un modelo de intervención para niños entre los 0 y 5 años de edad implementado en Estados Unidos, con familias en su mayoría latinas y afroamericanas expuestas a entornos de violencia doméstica, migración y altos niveles de depresión, con impactos positivos en la salud mental de las madres, en el vínculo afectivo y la salud maternal, así como en el desarrollo de sus hijos.

Este currículo, adaptado al contexto local, permite hacer una evaluación rigurosa en el largo plazo, para lo cual se está recopilando información desde el inicio de la intervención con seguimientos a 1 y 8 meses, sobre la salud mental de madre e hijo, la calidad de su vínculo emocional, las prácticas de crianza y el desarrollo cognitivo y socioemocional del niño.

En ese sentido, Semillas de Apego empieza a ganarse la confianza de los tumaqueños.

La misma con la que padres y madres como Claritza comparten sus experiencias de vida en los talleres que cuentan con acompañamiento psicológico. “Se realizan ejercicios de respiración, de conciencia plena y actividades manuales, para hallar a través de estas prácticas la reflexión”, afirma Josefina Ortiz, facilitadora del programa.

Los resultados de este proyecto serán el insumo para reconocer fortalezas y debilidades del programa cuyo fin es contribuir al diseño e implementación de iniciativas que ayuden a reparar las consecuencias negativas dejadas por el conflicto en Colombia y a construir entornos saludables en donde los niños puedan crecer y desarrollar todo su potencial.

“La idea es que podamos identificar los factores de éxito, ver si se pueden replicar y cómo se pueden escalar a lo largo del país para tratar de atender y beneficiar a más familias que están sufriendo los mismos flagelos de violencia”, concluye el profesor Andrés Moya.

Fotografía de un grupo de niñas pequeñas con trajes de baile

Así se creó Semillas de Apego

2014: el programa nace de una alianza entre el Centro de Estudios de Desarrollo Económico de la Universidad de los Andes y el Child Trauma Research Program (CTRP) de la Universidad de California, San Francisco.

2015-2016: se realiza prueba piloto del programa en Bogotá, con financiación del Ministerio de Salud y Protección Social y el Banco Interamericano de Desarrollo.
• Se inicia el desarrollo del currículo de Semillas de Apego, basado en el Child Parent Psychotherapy (CPP).

2017: nueva alianza entre la Universidad de los Andes, Genesis Foundation y Fundación Éxito.

2018: se inicia la implementación y evaluación en Tumaco.
• Se unen nuevos aliados: la Fundación FEMSA, The Coca-Cola Company y el colectivo Primero lo Primero (conformado por las fundaciones Mario Santo Domingo, Carulla AeioTu, Pies Descalzos, Dividendo por Colombia y Genesis Foundation).
• El proyecto recibe la beca de investigación Saving Brains de Grand Challenges Canadá.