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“Los últimos 40 años han sido los más difíciles para América Latina”

El economista Jeffrey Sachs estuvo en Los Andes y habló sobre el fracaso de los países en la búsqueda por el desarrollo político y socialmente inclusivo.
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“Estamos ante una nueva era para este país y espero que esta nueva historia sea la misma para toda la región". Así inició su discurso el reconocido economista Jeffrey Sachs, presidente de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible, durante el evento 'Agenda 2030: un camino por recorrer', del Centro de Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS), de la Universidad de los Andes.

Sachs aseguró que los últimos 40 años han sido los más difíciles para América Latina y el Caribe, por el poco desarrollo económico, en medio de un vertiginoso avance tecnológico en el mundo. El crecimiento fue de apenas 1,3 % frente a regiones como Asia que incrementó su Producto Interno Bruto (PIB) per cápita 9 veces.

China es una de las economías más grandes del mundo, hace 40 años aportaba un 2 % del PIB global y hoy un 18 %. En 2020, de hecho, celebró el final de la pobreza extrema ¿Cuál es la diferencia entre estas dos regiones en el camino recorrido en las últimas cuatro décadas? El economista y profesor universitario mostró los resultados de las pruebas PISA en las que muchas ciudades chinas y de Asia ocupan los primeros puestos. América Latina, por el contrario, está en las posiciones más bajas.

Y es que no es un incidente tanto desarrollo económico. China ha creado un círculo virtuoso: el corazón de su desarrollo ha sido tecnológico y esto viene unido con educación de alta calidad, que los ha llevado a distintos niveles en maestría y doctorados. Además, dominar los logros académicos de las PISA ha coincidido también con la creación de un capital empresarial.

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Así, se pasó de exportar ropa y otros elementos, a exportar chips y tecnología. Otro es el caso de Latinoamérica que como en 1980 continúa dedicándose a la agricultura y a la explotación de los recursos naturales. En medio de este panorama, Sachs señaló que la región quedó atrapada en estos últimos años porque todos los países fracasaron en encontrar un desarrollo inclusivo a nivel político y social. No es un secreto, pero la exclusión social sigue estando en el centro de todo.

“Las grandes desigualdades tienen raíces en estos países, lo que ha causado una deformación política y social. Se trata, quizás, de una herencia de la época colonial que debe terminar. El reflejo del fracaso del sistema de educación se traduce a la política y luego al ámbito económico”, agregó el académico.

Pero su reflexión recayó con más fuerza sobre Estados Unidos, un país que también se ha construido sobre la injusticia social y que no ha contado con una política constructiva hacia América Latina y el Caribe, sino que ha amplificado los problemas y ha traído inestabilidad. En el Siglo XX, Estados Unidos ha derrocado 38 gobernantes de diferentes países de la región.

No obstante, Sachs cree que estamos ante una oportunidad de que llegue algo nuevo a las Américas. “Tengo la esperanza de que con este enfoque haya países que digan que no van a participar en la guerra contra las drogas y que no van a permitir la militarización de sus países, como ya lo dijo el presidente Gustavo Petro en su primer discurso. Lo bueno es que muchos apuntan hacia estas nuevas posibilidades más progresistas”, argumentó el economista.

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Fotos: Felipe Cazares.

Estamos en una nueva era para este país y espero que esta historia sea la misma para toda la región.– Jeffrey Sachs, presidente Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible.

El hambre cero es un deber moral

La muerte de 37 niños y niñas en La Guajira durante el 2022 por desnutrición "debería sacudirnos", de ahí la urgencia de repensar los sistemas agroalimentarios como un problema moral, contó el profesor Felipe Roa-Clavijo de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, durante el panel del evento.

Las cifras son preocupantes: 267 millones de personas en la región sufren de hambre y 58 millones de inseguridad alimentaria crónica. Roa-Clavijo explicó que esta problemática ya venía en aumento y que la pandemia lo exacerbó. No empezó a vivirse en la región con la crisis por el COVID-19, sino que era un tema ya existente.

El reto es tomar acciones concretas, señaló el profesor. Si esto no sucede, "vamos a ver bastante malestar social, como ya viene ocurriendo". Llama también la atención sobre la inexistencia de cifras oficiales de inseguridad alimentaria por parte del gobierno colombiano, desde hace 7 años.

La pandemia por COVID-19 también nos mostró que no tenemos calidad de vida mínima para las poblaciones más vulnerables. Catalina González, directora de Internacionalización y profesora de la Facultad de Medicina de Los Andes, explicó que no había agua limpia ni jabón en muchos lugares de Colombia, lo que hizo redescubrir esa problemática.

“Garantizar el saneamiento del agua será radical para salvar vidas y erradicar las enfermedades por vectores. Coincido con el profesor Sachs en que una educación inclusiva será una variable transformadora, pues son las poblaciones con menos oportunidades las que más se enferman”, explica González.

En una perspectiva más crítica ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible, María Cecilia Roa, profesora del Cider, afirmó que los mismos no incorporan el lenguaje ni el espíritu de la justicia ambiental y que la causa de sus contradicciones tienen que ver con seguir manteniendo el crecimiento económico como una meta.

Este tipo de crecimiento ha desestimado los límites planetarios, ha generado una pérdida de la biodiversidad, pérdida de la diversidad cultural, se ha basado en una ética perversa de la acumulación de capital y ha generado malestar a las poblaciones marginalizadas.

“Se debe buscar un enfoque de justicia ambiental no solo con el ser humano, sino con el agua, la selva, el suelo, con una ética de la responsabilidad y el cuidado. Debemos también reajustar nuestra idea de democracia: cuestionar por qué Europa sí puede mostrar avances ¿no será porque mantiene acceso desproporcionado a los recursos del planeta que, además, le permite fijar los precios de los minerales para la transición energética?”, preguntó la académica.

En su intervención Roa también reflexionó sobre las empresas petroleras que son subsidiadas por diferentes países, pero que no pagan impuestos, claves para el desarrollo sostenible de muchas naciones. La justicia ambiental, puntualizó, también debe darse desde los territorios: darle la posibilidad a las comunidades de que ellos puedan aceptar o declinar los proyectos de los gobernantes y de las empresas, que suceden en los lugares en donde viven.