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Conocimiento indígena, esencial en mitigación del cambio climático

Se pueden garantizar otras formas de vida, sin destruir la Amazonía, según Harold Rincón Ipuchima, del pueblo Tikuna, durante la segunda Cátedra Nuestro Futuro.
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¿Cómo hacer que nos crean? Se pregunta Harold Rincón Ipuchima, dirigente indígena del pueblo Tikuna y secretario general de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac), durante la segunda Cátedra Nuestro Futuro de la Universidad de los Andes. “Nuestra visión de mundo no es un invento, sino un aporte para recordar que no somos superiores, sino que dependemos de la naturaleza”, añade.

No se trata de indianizar, sino de ayudar a crear una corresponsabilidad. Rincón Ipuchima insiste en que el reconocimiento de los saberes indígenas son potenciales mitigadores del cambio climático, sin embargo dice que no pueden solos. Es una tarea comunitaria conservar y mantener la territorialidad: producir alimentos sin destruir la naturaleza ni la cultura de esta región.

La misión de los pueblos indígenas es mostrar que existen otras formas de construir sociedad y difundirlas a través de la pedagogía del diálogo. Y es que sin los indígenas no hay futuro para la Amazonía ni para el planeta, asegura Francisco Von Hildebrand, director ejecutivo de la Fundación GAIA Amazonas.

De 26 millones de hectáreas, un 53 por ciento son territorios indígenas y por eso estos pueblos resultan siendo factores determinantes en la construcción de Estado. Se debe un reconocimiento de los gobiernos en sus valores, en dimensiones políticas, fiscales, administrativas, jurisdiccionales y culturales.
“El reto es poner en conversación estos sistemas de conocimiento, para potenciar la genialidad humana. Debemos arrancar, entonces, con vernos como un país amazónico, no solo andino. Más aún cuando el 42 por ciento del país es amazónico”, enfatiza Von Hildebrand.

Las zonas manejadas por las comunidades originarias han demostrado bajos niveles de deforestación y estrategias diversas para dar solución a estas problemáticas. El experto destaca a Colombia como un país pionero en la construcción de conocimiento del buen vivir desde la diversidad.

Foto de mujer Tikuna con una niña en brazos

Colombia debe mirar a Brasil para no repetir

En los últimos dos años, la Amazonia brasileña ha tenido las más altas tasas de deforestación: en 2019 se registra una pérdida de más de 10.000 kilómetros cuadrados y se calcula que para este año superará los 13.000 kilómetros cuadrados.

“Con la elección de Jair Bolsonaro se dio un retorno a los militares y a ese proyecto político de desocupar el Amazonas y volverlo a ocupar. Fue elegido con dos promesas: eliminar la demarcación de tierras indígenas y abrir esos territorios para el mercado”, detalla Biviany Rojas, egresada Uniandina quien trabaja con pueblos indígenas de la Amazonía desde 1998 y hace parte del Instituto Socioambiental (ISA).

Con estas nuevas políticas se queda atrás el trabajo que desde 1988 garantizaba constitucionalmente la demarcación de derechos de los pueblos indígenas y el manejo de algunos recursos por parte de ellos. Actualmente, Brasil es uno de los mayores exportadores de granos del mundo (soya, maíz) y el Amazonas se ha convertido en un espacio en donde se dan disputas por el territorio, la minería ilegal y el acaparamiento de tierras.

Rojas, especialista en ordenamiento territorial y derecho a la consulta, advierte que en Brasil se ha desmontado lo que ha pasado en los últimos 30 años y que Colombia debe estar atenta a esta situación para no repetir. Estamos muy cerca del punto de no retorno y eso tiene grandes implicaciones en términos de calidad de vida, agrega.

Por eso la abogada y politóloga uniandina hace hincapié en que se debe reconocer que necesitamos de alianzas con las comunidades indígenas y sus conocimientos, más aún cuando son ellos los expertos en adaptarse al cambio climático.

Foto de lugar donde viven indígenas Tikuna