Al igual que los personajes de Indiana Jones o Robert Langdon en el código da Vinci, Felipe Zapata da clases en una prestigiosa universidad. Después de su pregrado en biología en la Universidad de los Andes, viajó a Estados Unidos para hacer su doctorado en biología tropical en la Universidad de Missouri y actualmente trabaja en la Universidad de California (UCLA) como profesor de ecología y evolución. Zapata no sabe si la vida de los biólogos es cinematográfica, pero dice que aventuras sí tienen, aunque no se imaginó que lo llevaran a ser asesor de una película de Disney
 

A pesar de vivir en Los Ángeles, su contacto con la industria del cine era nulo. Lo más cercano había sido toparse con vías cerradas por las grabaciones o ver en alguna película las calles de la ciudad en que vive. Pero su oportunidad de trabajar en un film se dio, como él mismo dice, con las “cosas que solo pasan en Los Ángeles”: un colega de la UCLA le dijo que necesitaban a una persona que supiera de plantas colombianas, quien inmediatamente pensó en Zapata, por los pergaminos y gran experiencia. 

 

Las vacaciones junto a las palmas de cera 

Desde los noventa, en sus estudios de pregrado, Zapata ya aprendía sobre la exuberante biodiversidad colombiana: sus plantas, animales y microrganismos; sus cordilleras, llanos y microclimas.   
 

Adicional a esto, su familia pasaba vacaciones y navidades en el Quindío, por lo que desde muy joven tuvo contacto con las espigadas palmas de cera, el árbol nacional colombiano y el atractivo valle del Cocora. En este pequeño departamento, pero megadiverso, creció aún más su amor por las plantas. 
 

Como estudiante tuvo una de esas aventuras que inspiran las historias de ficción. Con cuatro de sus compañeros se fue a vivir por seis meses cerca a la desembocadura del río Vichada, en el Orinoco, cerca de la frontera con Venezuela, para trabajar con aves y con plantas. “Estas experiencias son realmente únicas, que muy pocos estudiantes de biología de otras partes del mundo tienen, como tener el acceso a la biodiversidad de primera mano”, dice Zapata. 
 

Cuando lo contactó Disney, lo que le alcanzaron a contar, en medio de la reserva que implica una producción como esta, es que querían hacer una película que estaba inspirada en Colombia; pues algunos de sus directivos fueron al país y quedaron fascinados con la región del Cocora y la palma de cera. Zapata solo tuvo que contar algunos apartes de su vida para que lo eligieran. 

Felipe Zapata, egresado de biología de Los Andes y profesor de la Universidad de California (UCLA)

 

Cuando fue el protagonista 

Todos los contactos los hizo por teléfono, hasta que llegó el día que tenía que dar la asesoría en los estudios de Disney. Llegó a esta especie de ciudad a unos 30 minutos de Los Ángeles y lo llevaron a un salón donde lo esperaban dibujantes, animadores y otros miembros del equipo creativo; todos con sus tabletas y lápices listos para tomar nota o dibujar lo que diría el biólogo de las plantas colombianas.
  

Entre los asistentes estaban parte del equipo de películas como Mohana (2016) y Zootopía (2016), lo que impresionó a Zapata, aunque también lo sorprendió el entusiasmo de su público al escuchar a alguien que no solo sabía del tema, sino que había vivido en esta naturaleza de la que les hablaba.  
 

Después de esta reunión, vinieron otras en las que fueron interesándose por los bosques de niebla, los bosques de tierras bajas, las plantas que podría haber en una casa y los animales del trópico. Todos los que atendían a estas charlas no paraban de tomar apuntes. “Ni siquiera en mi clase los estudiantes me preguntan cosas tan específicas”, cuenta Zapata desde desde Los Ángeles. Pero poco conocía el biólogo de lo que hacían con la información que les daba. 
 

Las plantas que nos identifican 

Además de la palma de cera, les habló también de plantas que tienen una estructura fácil de identificar. La idea era que a un golpe de vista se diferenciara un bosque de niebla o de tierras bajas. 
 

En el webinar “Las plantas y animales de Encanto”, el biólogo habla de plantas y animales. Resalta el yarumo, un árbol de hojas grandes y blancas que parece brillar en la espesura del bosque; o el siete cueros, con sus flores y hojas de venas paralelas; también del gaque o cucharo, con sus hojas que parecen de cuero.  

De los bosques bajos habló de las ceibas y el higuerón. Y de las plantas que se encuentran fácilmente en las casas —aunque algunas no sean originarias del país— mencionó a las veraneras y heliconias. Y los guaduales que no se pódían quedar por fuera de esas descripciones meticulosas. 
 

Todos dibujaban y tomaban nota, pero él seguía sin ninguna pista de lo que estaban haciendo con toda esta información, ni siquiera alcanzaba a hacerse una película en su cabeza. Mientras esperaba ver la primera imagen, seguía con otras aventuras, pero estas relacionadas con su trabajo académico. 


 

Las aventuras de los biólogos 

Puede que no sepan manejar látigos o descifrar secretos en obras de arte, pero en sus investigaciones los biólogos sí tienen que sortear varios obstáculos e ir a lugares poco explorados. Actualmente, el profesor Zapata trabaja con plantas tropicales de Hawaii, cactus de las Islas Galápago y con plantas del desierto de California. Con las muestras recolectadas en estos lugares, hace análisis genómicos para entender su origen y evolución
 

“Aprovechando que estamos aquí en el sur de California, estudiamos dos grupos de plantas que están en todos los desiertos. Es un sistema que estamos tratando de desarrollar para entender cómo evolucionan las plantas y se adaptan a vivir en esos ecosistemas tan drásticos”, dice Zapata. 
 

Precisamente en esta investigación fue donde tuvo una de sus últimas aventuras, cuando en la mitad del desierto su carro quedó atascado en la arena y no tenía señal de celular. Tuvo que caminar por un buen tramo hasta que encontró señal y luego esperó cinco horas bajo el sol inclemente a que lo fueran a rescatar.  
 

También recuerda otros incidentes como cuando en el Vichada lo picó una hormiga que lo dejó somnoliento o la aventura que le toca vivir en los aeropuertos cuando regresa a Estados Unidos y los oficiales de inmigración ven llegar a un colombiano con plantas en su equipaje. 
 

Imagen de la película 'Encanto' (2021) - Disney


El estreno 

La asesoría había empezado en el 2019 y solo hasta marzo del 2021 pudo ver algunas imágenes de la película. Todavía eran bosquejos, pero le sorprendió ya ver las plantas de las que había hablado estando la película aún sin terminar. 
 

Unos meses después, en noviembre, en el estreno en Los Ángeles, pudo ver junto a los directores y parte del equipo la película terminada. “Fue muy emocionante. Yo estaba muy enfocado en los paisajes y el paisaje detrás de la casa es muy certero a los bosques de niebla, a las montañas, los yarumos, la niebla y las palmas sobresaliendo. Muy cercano a la realidad de lo que uno ve cuando viaja por Colombia”.

 

Imagen de la película 'Encanto' (2021) - Disney


En palabras de este experto en biología tropical, esta experiencia “fue muy importante en el sentido de poder comunicar ciencia de una manera diferente”, pues a lo largo de su trayectoria se ha dedicado a escribir artículos que lee un público especializado. Toma como un logro poder hablar de la biodiversidad de Colombia y contribuir a que millones de personas la conozcan por medio de la animación. 

“Esperaría que este tipo de trabajos lleguen a las personas que toman las decisiones, por ejemplo, en los ministerios o las entidades que regulan temas ambientales”, concluye Zapata, esperando que, de alguna forma, en el subconsciente de funcionarios y público en general quede la belleza y la importancia de la biodiversidad de su país.