Tras el decreto que declara el Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica en La Guajira, la Corte Constitucional citó a una audiencia pública para escuchar los argumentos del Gobierno para emitir el Decreto 1085 de 2023.
  

A esta fueron invitados científicos para tener su concepto sobre el agravamiento de las condiciones del departamento. Para tratar los temas climáticos, fue invitada Catalina González Arango, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes, quien se dedica al estudio de la historia del clima y el ambiente (paleoecología y paleoclimatología). La experta entregó evidencias que reafirman la emergencia en el departamento, en un año atípico climatológicamente. 
 

El cambio climático y el fenómeno de El Niño son diferentes, pero La Guajira podría experimentar lo que trae la unión de estos dos fenómenos. El primero es de largo plazo, de décadas, trae un aumento de las temperaturas, deshielos, entre otras transformaciones. Por su parte, el fenómeno de El Niño es una variabilidad climática que ocurre cada ciertos años (2 a 7) por el calentamiento del océano Pacífico, pero no se sabe exactamente cuándo ocurre, ni su intensidad. 
 

“Entonces tenemos una circunstancia muy particular en este momento, tenemos el largo plazo y el fenómeno de El Niño que se superpone e interactúa. Están causando una anomalía climática, más por encima de los promedios normales”, dice González. 
 

Durante la audiencia, presentó desde su rama de estudio cuatro evidencias que pueden prender las alarmas en La Guajira y que invitan a tomar acciones en un departamento que, a sus problemas económicos y sociales, podría sumar un clima particularmente agreste en lo que queda de este 2023. 

 

Los ecosistemas cambian 

Los registros de paleoecología y paleoclimatología muestran cómo han cambiado los ecosistemas en momentos de climas extremos en La Guajira.  González habla de una ventana entre 4.000 y 2.000 años atrás, donde se vivió un fenómeno de El Niño especialmente fuerte.  

En ese periodo tienen registro del cambio en los manglares, que son importantes para la protección costera, filtración del agua y refugio de varias especies. “Durante ese período de un fenómeno de El Niño muy intenso prácticamente desaparecieron y fueron reemplazados por vegetación herbácea, es decir, vemos como los ecosistemas no aguantan un niño muy intenso”, dice González. 

Catalina González Arango, doctora en Ciencias Naturales de la Universität Bremen, Alemania. 

 


Las poblaciones se desplazan 

Apoyados en los datos que da la arqueología de la región Caribe, se puede ver cómo en este periodo de fenómeno de El Niño intenso también se pierde registro humano. “Muy probablemente esas sociedades que habitaban el Caribe tienen que moverse”. Y aunque pueden volver, sí se evidenciaría que el clima extremo no permita que las sociedades resistan habitar esas zonas.  
 

Casos como estos se ven en países africanos, donde al desplazamiento por violencia, guerra y persecución se suman los causados por escasez de alimentos y degradación del medio ambiente. 

 

El Mapa de índice de vulnerabilidad hídrica al desabastecimiento permite identificar el grado de fragilidad del sistema hídrico. Fuente: IDEAM.

 

 


Reducción de la pesca y deshielo 

Otra evidencia está relacionada con la productividad marina. Si se tiene en cuenta que el fitoplancton y el sistema marino está relacionado con la productividad de los mares, un Niño intenso llevaría a una reducción de la pesca. 
 

Otro tema relacionado con el agua es el deshielo en los glaciares de la Sierra Nevada de Santa Marta, lo que causa una disminución en los caudales, específicamente del río Ranchería, que surte de agua a La Guajira. 
 

La doctora en Ciencias Naturales deja claro que son fenómenos que están afectando a muchas regiones del país, pero que La Guajira puede ser especialmente vulnerable por sus condiciones, geográficas, económicas y sociales. Así mismo, es una península donde hace mucho viento y aunque esto la convierte en una potencia para generar energía eólica, también arrastra la humedad hacia el otro extremo del Caribe, haciéndola una región muy seca.  
 

“Hay Niños fuertes y hay Niños más débiles, este parece ser fuerte. Y sabemos que los fenómenos de El Niño pueden tener impactos hasta marzo del año siguiente. Con lo que sabemos desde la ciencia del clima, podemos esperar que, en efecto, de aquí a febrero, La Guajira va a estar en una condición de sequía, digamos, extrema”, dice la profesora. 
 

González celebra que la Corte Constitucional abra las puertas para escuchar a la comunidad de científicos para tener presente sus conceptos en temas trascendentales para el país.