Esperamos que nunca más los colegios sean lo último en abrirse y lo primero en cerrarse: fue una de las grandes reflexiones que realizó Sandra García, profesora de la Escuela de Gobierno y coordinadora del proyecto 'Volvamos seguros al colegio'.

El consorcio financiado por Open Society, conformado por: la Universidad de los Andes, Save The Children, RedPaPaz, Educapaz y la Fundación Centro Internacional de Educación, Desarrollo Humano (CINDE), organizó el evento “aprendizajes del cierre prolongado” en el marco del proyecto “Volvamos seguros al colegio” para conocer más sobre los impactos de la pandemia en las comunidades educativas, este 14 de marzo en el Auditorio Mario Laserna (ML-B) de Los Andes.

A finales del segundo semestre de 2021, el proyecto recolectó información en 865 colegios de 11 secretarías de educación del país, ubicadas en 10 departamentos y 238 municipios.

Durante la investigación se llevaron a cabo 11 encuentros territoriales que dejaron en evidencia las inequidades existentes en las comunidades educativas. 

 “La pandemia profundizó la inequidad y la pobreza. Los resultados muestran diferencias entre lo urbano y lo rural”, expresó María Margarita Zuleta, decana de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, durante las palabras de apertura del evento.

En palabras de Zuleta, existe una idea errónea de que los más jóvenes son resilientes y lo soportan todo. Sin embargo, esto no es así, pues el proyecto “Volvamos seguros al colegio” comprobó que hay desigualdades que afectan el bienestar de los estudiantes. 

Para Sandra García, profesora de la Escuela de Gobierno y coordinadora del proyecto, “se tomaron decisiones que fueron catastróficas para los niños, niñas y adolescentes”, debido a que el cierre prolongado de las instituciones educativas impactó en 4 aspectos fundamentales:

1. Infraestructura
2. Asistencia escolar
3. Salud mental
4. Formación de docentes

La investigación se enfocó en estos cuatro pilares con el fin de generar más información sobre la reapertura de colegios, el aportar capacidad a los gobiernos locales de desarrollar nuevas estrategias que contrarresten los efectos de la pandemia y, por último, en empoderar a los jóvenes a regresar a los salones de clase. 

Infraestructura


El estudio reveló que en infraestructura el 14 % de las sedes rurales no cuentan con ningún espacio de uso común. Además, los servicios públicos son escasos, el 7 % de la muestra encuestada no cuenta con ningún servicio. El agua es el más crítico, pues el 97 % de las sedes urbanas cuenta con este, mientras que en las rurales solo el 63 %. El mal mantenimiento de la infraestructura genera retrasos y necesidades que deben mejorarse, concluyó el proyecto. Otro ejemplo es la dotación de los planteles educativos, como lo dijo una docente participante del grupo focal realizado en la zona urbana de Palmira, “no tenemos escritorio, no tenemos dotación para los profes y no la incluyeron. No tenemos equipos ni cuentos, nos donaron algunos, pero esa biblioteca está vacía”

Asistencia escolar


En el ámbito de la inasistencia escolar, una de cada cinco sedes reporta ausencia severa de estudiantes en sus colegios, y la principal razón no fue propiamente el miedo al contagio del COVID-19, sino la necesidad que tienen los alumnos de trabajar para traer ingresos a sus hogares. Para los expertos en educación, es un tema grave que debe estar en la agenda pública y debe ser monitoreado a través de comités de deserción. 

Salud mental


Otro tema relevante de la investigación fue la afectación de la salud mental, pues más del 50 % de las sedes educativas reportan problemáticas relacionadas al estrés, desmotivación y ansiedad causadas por la preocupación de no contar con ingresos; y el 25 % por señales de violencia. “Yo estaba muy sola en la casa, porque tenía unos amigos y con ellos jugaba. Quería estudiar y tener más tiempo en mi colegio”, relata una de las niñas participantes de la zona rural de Manizales. Lo que sugiere trabajar en un estricto plan para la gestión de las emociones mediante rutas de atención claras y efectivas que motiven a los niños, niñas y adolescentes a volver a sus clases.

Foto: Judy Pulido 

Formación docente


Por último y no menos importante, la formación docente, que, si bien estuvo direccionada de manera correcta, sigue siendo un aspecto que resignificó la labor docente y que exige más espacios para la gestión de emociones, así como rutas de apoyo para visibilizar su rol dentro de la comunidad educativa. 

El evento contó también con la presencia de Carolina Piñeros, directora ejecutiva de RedPaPaz, Cristina Álvarez, docente investigadora de CINDE, y Alonso García, rector del Instituto Educativo Antonio Lizarazo de Palmira, quienes participaron en los conversatorios posteriores con estudiantes e invitados. 

Reviva el evento completo: 

 



 
Escrito por:

Ana Maria Forero Perez