Hay logros que no se buscan. Son el resultado del trabajo silencioso, pero constante. Que acaparan las miradas sin estarlas buscando y despiertan la admiración de otros que observan con asombro.

Bajo esta lógica, del trabajo con amor y discreto, fue que María Fernanda Garcés Flórez obtuvo la Distinción a la Responsabilidad Social Universitaria, que la Rectora y el Consejo Académico de la Universidad de los Andes conceden a estudiantes destacados en la construcción y realización de proyectos y trabajos que expresan una especial sensibilidad hacía los problemas sociales.

En su proyecto, la licenciada en Artes ha realizado talleres orientados a la enseñanza de derechos humanos y la relación entre el arte, la cultura y la comunicación, entre otros temas; dirigidos principalmente a población en condición de discapacidad.  

María Fernanda fue postulada de manera anónima y esa situación, según sus palabras, le sirvió para reivindicar todo lo que ha hecho y la ha convertido en la profesional que es, una que se toma en serio el asunto de la responsabilidad social.

Pero que lo hace con una perspectiva extraordinaria, no como una idea de asistencialismo o como el acto inmaculado de una beata, sino como un trabajo de justicia social, algo más que necesario en un país tan desigual como Colombia.
“No soy una heroína o una santa. Me gusta trabajar con otras personas en lugar de por otras personas”.

 


Su trabajo con personas en condición de discapacidad y población indígena

María Fernanda Garcés
Foto: Daniel Álvarez

El jueves 27 de abril de 2023, día que recibió la distinción, también se graduó como Licenciada en Arte de la Facultad de Educación.

En estos años de aprendizaje conjunto entre la pedagogía y el arte, María Fernanda se apropió del arte como una herramienta de entendimiento del mundo, las personas y las discapacidades. No únicamente como una actividad o producto realizado con una finalidad estética o comunicativa.

Esta ingeniosa joven ejecuta talleres de artes plásticas para que las demás personas reconozcan sus identidades y las integren con una narrativa de defensa de los derechos humanos.

“El arte que hacemos tiene un valor desde nuestras propias capacidades”, señala María Fernanda.

Con las personas en condición de discapacidad cognitiva ha logrado integrar su obra de la mano de PAIIS Abaín Colombia, una escuela de comunicación que busca crear oportunidades de inclusión social, educativa y digital para esta población.

Allí ha puesto a disposición sus conocimientos para que cualquier persona con o sin discapacidad puede acceder y aprender a su propio ritmo y con sus propias capacidades sobre el arte, integrándolo a su vida.

También, en el tema étnico, con un equipo interdisciplinario que involucra a profesionales de las ciencias sociales, se ha sentado a pensar de manera conjunta e intercultural qué educación puede ser pertinente para los territorios, enfocado principalmente en el pueblo arahuaco, ubicados al norte de Colombia, en los departamentos de Cesar, Magdalena y La Guajira.

A la par con sus colegas, han diagnosticado cuáles son los problemas de acceso a la educación superior de esta población indígena y han tratado de diseñar estrategias conjuntas que permitan que la educación, en vez de alejar a las personas de los territorios, las acerquen y les den sentido.

En su mirada sincera y la sencillez de su sonrisa no se alcanza a medir la generosidad y la pasión que le pone a todo lo que hace para ayudar a los demás, con la modestia y la entrega de quien sabe, asume y realiza una misión cotidiana:

“Hay que dejar de convertir el tema de la responsabilidad social, como un tema de santos o de mártires, y empezar a entenderlo como una ética cotidiana, como actos diarios que realmente lo que hacen es acercarnos a las otras personas. Y no pensándolas o imaginándolas únicamente, sino realmente poniendo las manos y el cuerpo para conversar y trabajar con ellas”.
Escrito por:

Luis Felipe Laverde Salamanca

Periodista