Este año se conmemora el centenario del nacimiento de Marta Traba, la crítica de arte que rompió estereotipos en el siglo XX y que se convirtió en una figura icónica del arte latinoamericano.

Esta destacada figura, cuyo nombre aún resuena en la memoria de la historia del arte colombiano, nació el 25 de enero de 1923 en Buenos Aires (Argentina). En 1954 decidió establecerse en Colombia, donde se convirtió en una de las primeras historiadoras del arte moderno. En el país promovió y apoyó a una generación de artistas excepcionales como Fernando Botero, Beatriz González, Alejandro Obregón, Luis Caballero, Gloria Martínez, Camila Loboguerrero, Amalia Iriarte, una de sus más desatacadas estudiantes. 
 

Amalia Iriarte resalta la valentía, pasión y profundo conocimiento de Marta Traba, cualidades que la llevaron a desafiar paradigmas y abogar por la autonomía del arte. “Ella no cuestionaba por capricho, sino que lo hacía con conocimiento de causa, una característica que me marcó profundamente”, recordó la escritora en el evento ‘Iriarte y Loboguerrero: conversación entre dos alumnas de Marta Traba’, realizado en el marco de la exposición ‘Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo’, en la Sala de Exposiciones Colpatria de Los Andes. 

Y es que como profesora de Historia del Arte en Los Andes (1958-1966), la argentina dejó una huella indeleble que inspiraba especialmente a sus alumnas que comenzaron a imitarla, adoptando incluso su característico cabello corto y capul, como anhelando ser unas ‘Marticas Traba’ y así convertirse en una versión de su gran mentora.

“En ese momento las mujeres no teníamos un referente femenino que realmente valiera la pena. Por primera vez, apareció una mujer inteligente, con ideas innovadoras, rebelde y que abrió un mundo de oportunidades en una época en la que las mujeres apenas empezaban a tener cédula de ciudadanía y derecho a votar”, recordó Camila Loboguerrero, primera colombiana en incursionar en el cine como directora de largometrajes y alumna de Marta.

“Me llamó Hernando Groot, que era entonces decano de la Escuela de Ciencias en la Universidad de los Andes, para que diera unas clases de información general sobre historia del arte a los muchachos que cursaban el premédico. Después, poco a poco, fui ingresando a una zona que me encanta y en la cual me siento divinamente bien, que es la zona universitaria.
Creo que ese ambiente, que ese estímulo de lo académico, del rigor, del estudio y de la disciplina es fundamental para una persona”.

Palabras de Marta Traba en el documental: Érase una Voz de RTVC.

Marta Traba fue irreverente, ingeniosa y generosa con su conocimiento. Sacó la enseñanza de las aulas de clases tradicionales y las llevó a la televisión a través del ‘Primer curso de extensión cultural televisado’, en el que ella misma aseguró tener 640 alumnos en todo el país. También impartió cursos y charlas en más de veinte universidades de todo el mundo, marcando una línea de tiempo que se puede apreciar en la exposición de Los Andes. Siempre quiso formar con una comprensión clara de cómo abordar el arte, valorando una obra como una propuesta estética y un producto de su contexto, siguiendo la visión de su maestro, el historiador y crítico de arte Pierre Francastel, a quien conoció en Francia a finales de la década de 1940.

“Hay algo por lo cual debemos estar agradecidos con Marta, más allá de su papel como crítica de arte: nos ayudó a pensar, a expresarnos, a debatir y a confrontar nuestras opiniones, permitiéndonos fundamentar lo que nos gustaba y lo que no”, señala Amalia Iriarte.

 

 

Coronación de Marta Traba, 1962, fotografía. Fuente: BADAC, colección fotográfica.
De izquierda a derecha, en la parte superior: Eduardo Camacho, Luciano Jaramillo, María Teresa Guerrero. Sentados en la parte inferior: Gloria Martínez, Luis Caballero, Marta Traba (luciendo su emblemática tiara de papisa), Antonio Roda, y Marta Plazas. En la tercera línea: Beatriz González y Camila Loboguerrero.
 

Su irreverencia, críticas audaces y opiniones no pasaron desapercibidas. Uno de los episodios que marcó su vida se produjo cuando manifestó su firme oposición a las intervenciones militares en la Universidad Nacional. Una postura que no fue bien recibida por el gobierno de la época. Entonces, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y otros grupos comenzaron a ejercer presión para que ella fuera exiliada, ya que para las autoridades sus actividades pedagógicas eran consideradas una amenaza. Además, la presencia de una extranjera involucrada en asuntos de interés nacional no era bien vista por el gobierno. 

El exilio nunca se materializó. Artistas, admiradores y colegas de Marta se unieron para mostrar su apoyo y expresaron su desacuerdo con el gobierno a través de cartas y telegramas: consideraba que era una decisión arbitraria y fuera de lugar. Sin embargo, con los años, Marta Traba tomó la decisión de partir por su propia cuenta, lo que pudo denominarse un autoexilio. 

Su vida se vio abruptamente truncada en un fatídico accidente aéreo en 1983. Perdió la vida cuando viajaba con su esposo, el escritor uruguayo Ángel Antonio Rama. A pesar de esta tragedia, su legado perdura a través de su obra materializada, en particular, su contribución a la fundación y dirección del Museo de Arte Moderno en Bogotá (MAMBO) en 1962. Además, su influencia se mantiene viva en sus libros y columnas escritos para diversos periódicos y revistas, que continúan siendo fuente de inspiración en el mundo del arte y la crítica. 
 

“Antes de la llegada de Marta, no había un análisis profundo y crítico del arte en el país”,
Camila Loboguerrero. 



 

Recortes de prensa que documentan el legado de Marta Traba en el país. Fotos de la exposición.
 



 

Acerca de la exposición: ‘Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo’.


Tomado de la Facultad de Artes y Humanidades

 

A través de documentos inéditos de su archivo personal, esta exposición explora múltiples facetas de su vida en torno a cuatro ejes: crítica de arte y gestión cultural, docencia, creación literaria y vida íntima. Como todo archivo, sus partes, a la manera de una colcha de retazos, son una muestra de la vida interior de un ser humano: revelan aspectos poco conocidos y permiten indagar a fondo en sus procesos creativos.

Leer estos documentos con la distancia de los años —en el cuadragésimo aniversario de su muerte en 1983 y en el centenario de su nacimiento en 1923—nos permite acercarnos a la producción multifacética de una figura excepcional en un contexto histórico amplio, al mismo tiempo que nos sumerge en las discusiones dinámicas de los círculos de intelectuales latinoamericanos y su interconectividad global. 

El título de esta exposición hace referencia a una obra del artista colombiano Carlos Rojas de 1965, titulada “Cuatro veces Marta Traba”, con la que ganó el primer premio del Salón Nacional de Artistas en ese año y que está actualmente en la Colección de Arte del Banco de la República. Además de repetir el rostro de Traba cuatro veces, la composición de Rojas incluye un espejo redondo en el centro, desde donde cualquier espectador puede verse reflejado. Que Traba haya sido retratada por diversos artistas –entre ellos Juan Antonio Roda, Sofía Urrutia y José Luis Cuevas—no solo da cuenta de su celebridad, sino de las posibilidades de interpretar su carácter desde distintos puntos de vista. Así, además de explorar cuatro facetas de Traba, esta exposición es una invitación a que los espectadores se redescubran a través de los múltiples prismas que ofrece un archivo. 

Los documentos que pueden apreciarse en esta exposición son una muestra del archivo personal de Marta Traba, recientemente donado al Banco de Archivos Digitales de Artes en Colombia (BADAC) de la Universidad de los Andes, en donde estarán a disposición de las personas que quieran investigar a fondo su vida y obra. 
 

 

La exposición estará abierta al público de forma gratuita hasta el 15 de octubre de 2023 en la sala de exposiciones Colpatria de la Universidad de los Andes. Cra. 1 No.
19 - 20 / Centro Cívico Universitario / Universidad de los Andes 

Vea la galería de imágenes: 'Iriarte y Loboguerrero: conversación entre dos alumnas de Marta Traba’.

Amalia Iriarte y Camila Loboguerrero en la exposición en honor a Marta Traba

Amalia Iriarte y Camila Loboguerrero en la exposición en honor a Marta Traba

Amalia Iriarte y Camila Loboguerrero en la exposición en honor a Marta Traba

Amalia Iriarte y Patricia Zalamea durante el evento: ‘Iriarte y Loboguerrero: conversación entre dos alumnas de Marta Traba’.

Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.

La línea de tiempo de la exposición revela los momentos clave en la vida de Marta

Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.

Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.

Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.

Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.

Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.

Evento: ‘Iriarte y Loboguerrero: conversación entre dos alumnas de Marta Traba’.

Amalia Iriarte y Camila Loboguerrero en la exposición en honor a Marta Traba
Amalia Iriarte y Camila Loboguerrero en la exposición en honor a Marta Traba
Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.
Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.
Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.
Exposición: 'Marta Traba 4 veces: miradas desde su archivo'.
Escrito por:

Johanna Ortiz Rocha

Periodista