“Que no se puede vivir del arte”, les dicen con frecuencia a los jóvenes que estudian pintura, fotografía, música, literatura, escritura, historia del arte, y otras áreas relacionadas con las artes y las humanidades. 

Casos de éxito evidencian que no hay certeza sobre tal afirmación: la reconocida fotógrafa Vicky Ospinaprimera reportera gráfica del país; la maestra Beatriz González, pintora, historiadora del arte; los maestros Luis Caballero y Juan Antonio Roda, figuras representativas de la pintura colombiana; la cantante Andrea Echeverri (de Aterciopelados), egresada de Arte de la Universidad de los Andes; y muchos más que han marcado grandes hitos en Colombia.

Y es que el recorrido para alcanzar la cumbre en el arte es muy similar al de cualquier profesión: requieren disciplina y formación a lo largo de la vida. Un principio que le inculcaron a Gabriela Porras, desde que tenía 8 años.

“Cuando uno empieza un camino artístico, la gente suele decir: ‘se va a morir de hambre’, y no es así, porque la música, por ejemplo, tiene muchos campos de acción”, señala Gabriela. 

Hace nueve años que empezó a desarrollar ese gusto por la música. Un violín oculto en un rincón de su casa le despertó una profunda curiosidad: lo tomó con delicadeza y, a manera de juego, lo hizo sonar. Apenas eran sus primeras notas y la casa de la familia Porras vibraba con las cuerdas de ese violín.    

Carlos Porras, su padre, motivado por apoyar ese talento, la inscribió en clases de violín.

Mientras ella practicaba, observaba a otros niños tocando piano. Y terminó cautivada. Tanto, que don Carlos hizo un trueque con un tío de ‘Gabi’ para cambiar el violín por un teclado. 

Gabriela Porras a los 8 años.

 

 

“El apoyo de mi familia ha sido fundamental. En casa, con el teclado era más fácil practicar. Solía intentar imitar y reproducir las canciones que me encantaban”
 Gabriela Porras.

Gabriela empezó en la Universidad de los Andes antes de iniciar su pregrado. Tenía 12 años y hacía parte de Programa Infantil y Juvenil de Formación, una apuesta del Departamento de Música y la Dirección de Educación Continua diseñada para que niños a partir de los 4 años desarrollen habilidades artísticas mediante la educación musical.

Tres años después dio su primer concierto en el auditorio Mario Laserna de la Universidad. Subió al escenario como solista vocal e interpretó una pieza de jazz.

Ensayó día y noche...

Y no lo olvida porque, cuenta, sintió una conexión profunda con el público. “Los momentos previos fueron fascinantes; era una mezcla de nervios, emoción, alegría y gratitud. Sentir la energía que crece en el ambiente era una señal de que tantos ensayos habían valido la pena”. 

La música clásica es uno de sus mayores desafíos: “Lograr ejecutar una partitura de principio a fin de manera impecable es una tarea sumamente difícil”. Según la artista, en ocasiones, la frustración puede ser abrumadora, sobre todo cuando las cosas no salen como se espera. Para ella ha sido importante disfrutar de todo el proceso, ya que de los errores se aprende y “a veces surgen resultados sorprendentes y maravillosos de situaciones inesperadas”.

Yunchan Lim, un talentoso pianista de tan solo 19 años de Corea del Sur, ha inspirado a esta joven promesa musical. Con él se identifica, quisiera tener esa asombrosa destreza y pasión por el piano. “Ser el pianista más joven en ganar una competencia tan prestigiosa como el Concurso Internacional Clemmons habla del extraordinario talento y dedicación que posee este joven prodigio”.

En enero de 2024, Gabriela ingresó a estudiar el pregrado en Música en Los Andes para seguir buscando cumplir sus sueños: “Quiero crear mis propias canciones, componerlas y producirlas. También hacer colaboraciones con mis amigos de acá, de la Universidad y, ¿por qué no?, pisar escenarios a nivel nacional e internacional”.
 

 

 

 

“Es mejor vivir la vida haciendo lo que a uno le gusta, aunque los demás digan que no servirá, que pasarla haciendo lo que no te gusta”.

 

Escrito por:

Johanna Ortiz Rocha

Periodista