“Yo no sé si soy artista. Soy pintor. Y para mí, ser pintor es tratar de dar una forma visual a mis emociones y a mis sentimientos”.
Luis Caballero (1943-1995)

"Luis es distinto. Se comía las uñas hasta la raíz y le echaban ají para quitarle esa manía, pero no sirvió de nada —describe Beatriz a su hermano—. De los dientes ni hablar: parecían tres filas, pero en realidad era solo uno que tiene corrido, otro hacia atrás y otro más atrasito", continúa. 

Habla de Luis Caballero Holguín, el pintor colombiano que plasmó sobre su lienzo trazos detallados del cuerpo humano, especialmente del mascúlino, con escenas eróticas y en ocasiones con tonos de angustia y sufrimiento. Su obra cobró gran relevancia durante las décadas de los 60, 70 y 80.

El artista exploró a lo largo de su carrera diversas técnicas: óleo, carboncillo, tinta y aguafuerte. Por su calidad y contundencia es considerado uno de los pintores colombianos más destacados del siglo XX, no en vano el premio más importante de artes plásticas en Colombia lleva su nombre desde 1996, año en el que falleció. 
 
Llevaba el arte en la sangre: su padre, el escritor Eduardo Caballero Calderón, autor de obras como 'El Cristo de espaldas' y  'Siervo sin tierra'; su madre la periodista Isabel Holguín Dávila, y sus hermanos Antonio (escritor) y Beatriz (escritora y titiritera), con quienes vivió parte de su infancia, cuando a Eduardo lo nombraron embajador de la UNESCO.
 
Beatriz cuenta que Luis era un niño sensible y tímido, pero, eso sí, que desde muy joven mostraba dotes y cualidades excelsas por la pintura: “Era normal verlo hacer dibujitos en cada papel que caía en sus manos”. Tanto así que al ver todos los 'cuadritos' y óleos que pintaba, la maestra argentina Marta Traba dijo: “¡El niño promete!”.
 
Caballero realizó estudios de bellas artes en la Universidad de los Andes, en donde su obra fue influenciada por el pintor Juan Antonio Roda, quién entonces era el director de la Facultad de Bellas Artes. Allí también se rodeó de otros grandes talentos del arte nacional como la reconocida pintora Beatriz González, quién fuera su gran amiga y con quién intercambió muchas cartas durante su residencia en París, mientras Luis estudiaba en la Académie de la Grande Chaumière, una escuela de arte en donde conoció a Terry Guitar, la pintora norteamericana con quien se casó. Ambos compartían el gusto por la pintura, Luis lo hacía de noche y Terry de día. Muchas veces los dos en el mismo lienzo: ella por un lado y él por el otro. 
 

Luis Caballero

Fotos: Archivo Beatriz Caballero

Luis Caballero

 

Lo suyo era inicialmente el pop art, un movimiento artístico basado en la cotidianidad, de colores fuertes y trazos gruesos, influenciado por ingleses y norteamericanos. Después de eso, artistas como Francis Bacon, Willem de Kooning, Allen Jones, Jean Dubuffet y Roberto Matta también incidieron en su obra.

Poco a poco fue dejando esas formas rígidas, los colores planos, fuertes y brillantes, y empezó a dibujar más suave y con figuras más estilizadas. “Al principio eran solo mujeres y después hombres con mujeres, no era claro entender si se estaban amando o si tal vez se estaban rechazando. Creo que su obra reflejaba lo que le estaba pasando con su mujer, cuando finalmente él descubrió que era homosexual”, cuenta su hermana Beatriz. Luego se separaron, pero siguieron siendo grandes amigos.

En ese momento la vida le cambió, así como su manera de plasmar cada trazo. Se dedicó exclusivamente al cuerpo del hombre. Entre risas, los recuerdos de Beatriz la llevan de nuevo a Francia y relata que "Luis consiguió un libro de anatomía porque empezó a ver la necesidad de saber dónde estaban los músculos, las costillas y los tendones. Me contó que se lo encontró en una caneca de basura en París, pero eso eran mentiras de él”.

En 1968, Luis participó en la ‘I Bienal Iberoamericana de Pintura de Coltejer’, con un gran políptico en óleo llamado ‘La cámara del amor’, una obra monumental de 13 paneles con la que se ganó el primer premio del certamen por su espacio de arte tridimensional, al cual Caballero llamó ‘Mi pequeña capilla sixtina’. 

 

Políptico en óleo ‘La cámara del amor`
La capilla del amor
La hazaña de Caballero fue, según el crítico de arte Eduardo Serrano, lograr que "en un país religioso, violento, fanático y por ende homofóbico, lograra que una mujer de alta sociedad colgara en la pared de la sala una pintura con hombres desnudos haciendo el amor".

De manera anecdótica, jocosa, Beatriz enmarca lo que pudo representar para algunos ese legado artístico. Relata que un joven en la galería Santa Fe invitaba a su madre a ver en la exposición un retrato de Luis: "El muchacho le dijo: 'mira, mamá, este es un Caballero —mientras lo señalaba—. La señora respondió: ese señor tan mal sentado no puede ser un caballero", y la hermana estalla otra vez en carcajadas. 

Exposición Luis Caballero
 
Al estar cerca de cumplirse 27 años de su muerte, el Laboratorio de Estudios de Artes y Patrimonio (LEAP ) y el Banco de Archivos Digitales de Artes en Colombia (BADAC ) de la Facultad de Artes y Humanidades, con el apoyo del Centro Cultural de la Decanatura de Estudiantes, invitan a realizar un recorrido de su obra en la Sala de Exposiciones del Centro Cívico Universitario de Los Andes (Cra 1 # 19-20, Bogotá) a partir del 17 de febrero al 15 de marzo. Allí se podrá apreciar parte de la colección que preserva su hermana Beatriz Caballero.

 

Exposición Luis Caballero:

Del 17 de febrero al 15 de marzo
Sala de Exposiciones del Centro Cívico Universitario de Los Andes (Cra 1 # 19-20, Bogotá)
Lunes a viernes de 10 a.m. a 7:00 p.m.
Sábados de 10:00 a.m. a 3:00 p.m.

- Entrada libre-
 

Escrito por:

Johanna Ortiz Rocha

Periodista