Mujeres cafeteras rompen brechas históricas en Colombia
Desde el 2014, las mujeres han podido acceder a derechos como la propiedad de la tierra y el acceso a los recursos productivos.Entre 10.000 y 20.000 mujeres se registraron oficialmente como cafeteras, en la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), en el 2014, en los departamentos del Huila, Cauca y Nariño, tras una crisis en la producción que permitió la entrada por primera vez de mujeres a este gremio de manera oficial.
“Lo primero que le piden a uno es la cédula cafetera, para un trámite, para entrar a una asociación. Es como otra cédula de ciudadanía y ya por el hecho de decir “Yo soy mujer cafetera”, ya uno es un poquito más, no solo la que hace el sancocho o está en la cocina”, contó una de las mujeres del Huila.
Un incremento que registró la investigación “Producción del café y empoderamiento de las mujeres en Colombia”, adelantada por los profesores Javier Pineda, Maricel Piniero y Anayatzin Ramírez, del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider), de la Universidad de los Andes.
Y es que más allá de la adquisición de la cédula cafetera por parte de las mujeres los investigadores aseguraron que se rompieron dos obstáculos históricos para la mujer campesina: la propiedad de la tierra y el acceso a los recursos productivos. De hecho, en el 2009 la Federación Nacional de Cafeteros solo reportaba que un 12,3% de sus productores eran mujeres, la mayoría porque había heredado las cédulas de sus esposos o padres, mientras que en el 2014 la cifra subió a un 29,2%.
El fortalecimiento de una política de equidad de género dentro de la federación y la implementación de unas cláusulas de equidad, luego de la implementación del Tratado de Libre Comercio con Canadá, generaron este nuevo panorama de oportunidades para las mujeres campesinas del nuevo Eje Cafetero.
“Tras la crisis del 2008, la federación buscaba incrementar la producción de café con nuevas variedades más resistentes a la roya. Los hombres estaban endeudados y necesitaban personas libres de deudas, así que se empieza a hablar de las mujeres cafeteras”, explicó el profesor Javier Pineda, del CIDER.
Sin embargo, tradicionalmente las mujeres no han sido propietarias de la tierra y por esta razón sus esposos, a través de la figura de la declaración juramentada cedieron estos terrenos y ellas pudieron acceder a los nuevos proyectos.
El avance ha sido tan significativo que las mujeres hoy están exportando café, sembrándolo, generando proyectos productivos y hasta liderando asociaciones propias. El empoderamiento parece fortalecerse también a través de las formas de organización en las que no solo se mejoró la producción de café, sino se promueve la preservación del medio ambiente y la educación para los más pequeños.
Sin embargo, las mujeres prefieren las pequeñas asociaciones, que ser parte de los comités cafeteros, lugares donde su participación es baja por la tradicional subordinación y exclusión que han vivido las mujeres en la producción del café. “La idea de que los hombres son más aptos para la política sigue siendo muy fuerte y la carencia de tiempo de las mujeres es grande debido a múltiples tareas”, puntualizó una mujer cafetera de Nariño.
Los roles en algunos de estos hogares han empezado a transformarse, especialmente para las que se han convertido en lideresas.
El profesor Pineda explicó que las mujeres empiezan a contar con un alto control de los recursos y son partícipes de las decisiones de inversión de las fincas. “Este modelo más equitativo se da no por una equitativa participación de los hombres en el trabajo de cuidado no remunerado, que no se presenta, sino por la alta participación de la mujer en el trabajo productivo, aun manteniendo el trabajo doméstico y comunitario”, agregó.