
03/09/2021
Feminismos latinoamericanos: una teoría crítica vinculada a la acción
“Las feministas dentro y fuera de la academia hemos gastado mucha tinta en evidenciar las desigualdades y en cambiar la idea de que los estudios de género no existen solo para arreglar 'los problemas de las mujeres'”, expresó Aida Hernández, profesora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología social (Ciesas), de Ciudad de México, durante la charla Feminismos y cuidado en América Latina, a propósito de los 5 años de la Maestría en Género, de la Universidad de los Andes.
Los primeros retos, complementa Hernández, están relacionados con legitimar esas nuevas perspectivas en teorías y metodologías. Un esfuerzo que genera un boom de institucionalidad en los 90 en América Latina, pero que se ve interrumpido por el debate que hace el movimiento Zapatista en el 94, que empieza a cuestionar la estructura colonial y el racismo. Se trata entonces de un discurso que interpela al feminismo y que pone sobre la mesa la pregunta sobre ¿Cómo pluralizar la agenda de género, la descolonialidad e incluir las diversas voces?
De esta manera los feminismos de la región son hoy en día una pluralidad de formas de expresión, con acción colectiva para promover cambios sociales. Esto implica una determinada forma de concebir la realidad, que genera una ruptura con el sistema imperante. Karina Batthyany, secretaria ejecutiva de CLACSO, dice que una de las particularidades tiene que ver con las polémicas que se dan para redefinir el mundo.
La esencia de la teoría feminista está relacionada con una visión crítica que cuestiona lo que está normalizado y aceptado. Es una apuesta por generar nuevas miradas y a construir una nueva red conceptual. Batthyany dice que hay entonces un vínculo entre el feminismo y los movimientos sociales, por esa intención de transformación hacia sociedades más inclusivas, justas e igualitarias.
Los primeros retos, complementa Hernández, están relacionados con legitimar esas nuevas perspectivas en teorías y metodologías. Un esfuerzo que genera un boom de institucionalidad en los 90 en América Latina, pero que se ve interrumpido por el debate que hace el movimiento Zapatista en el 94, que empieza a cuestionar la estructura colonial y el racismo. Se trata entonces de un discurso que interpela al feminismo y que pone sobre la mesa la pregunta sobre ¿Cómo pluralizar la agenda de género, la descolonialidad e incluir las diversas voces?
De esta manera los feminismos de la región son hoy en día una pluralidad de formas de expresión, con acción colectiva para promover cambios sociales. Esto implica una determinada forma de concebir la realidad, que genera una ruptura con el sistema imperante. Karina Batthyany, secretaria ejecutiva de CLACSO, dice que una de las particularidades tiene que ver con las polémicas que se dan para redefinir el mundo.
La esencia de la teoría feminista está relacionada con una visión crítica que cuestiona lo que está normalizado y aceptado. Es una apuesta por generar nuevas miradas y a construir una nueva red conceptual. Batthyany dice que hay entonces un vínculo entre el feminismo y los movimientos sociales, por esa intención de transformación hacia sociedades más inclusivas, justas e igualitarias.
Los feminismos ayudan a pensar las realidades de América Latina y eso explica su fortalecimiento y presencia relevante durante los últimos años en las calles y en protestas sociales en países como Argentina, Chile y Colombia.
“Los movimientos feministas tienen objetivos relacionados con conceptualizar las distintas realidades y problemas, poniendo en cuestión los pactos patriarcales y sus formas de dominación”, agrega Batthyany. Además de esa mirada interseccional que aporta en el análisis de desigualdades étnicas, generacionales, entre muchas más.
Desde México, Aída Hernández asegura que el feminismo surge como una teoría crítica vinculada a la acción, que siempre tiene el reto de hacer una investigación activista. La académica afirma que no es solo un problema entre los hombres y las mujeres, sino incluso cómo nos relacionamos con el medio ambiente.
Los feminismos descoloniales de la región invitan a pensar la desigualdad, la emancipación y la justicia desde otras visiones, para aportar a la reconstrucción de tejidos comunitarios. “Se trata de una apuesta por hallar otras formas de darle sentido a las cosas (cómo vivir o cómo sentir), lejos de lo que ha impuesto el patriarcado. Un ejemplo sería la violencia contra las mujeres, que está al final atada a un continuo de violencias coloniales”, aclara.
En este camino por construir sociedades mucho más equitativas es necesario el trabajo colaborativo entre la academia, los movimientos sociales y los hacedores de políticas públicas. Diana Gómez, profesora del Cider, explica que, en medio de esta mirada crítica y transformadora del feminismo, también se deben hacer ejercicios de revisión constantes que eviten que se reflejen otros poderes de la sociedad dentro de estos cambios.
“Los movimientos feministas tienen objetivos relacionados con conceptualizar las distintas realidades y problemas, poniendo en cuestión los pactos patriarcales y sus formas de dominación”, agrega Batthyany. Además de esa mirada interseccional que aporta en el análisis de desigualdades étnicas, generacionales, entre muchas más.
Desde México, Aída Hernández asegura que el feminismo surge como una teoría crítica vinculada a la acción, que siempre tiene el reto de hacer una investigación activista. La académica afirma que no es solo un problema entre los hombres y las mujeres, sino incluso cómo nos relacionamos con el medio ambiente.
Los feminismos descoloniales de la región invitan a pensar la desigualdad, la emancipación y la justicia desde otras visiones, para aportar a la reconstrucción de tejidos comunitarios. “Se trata de una apuesta por hallar otras formas de darle sentido a las cosas (cómo vivir o cómo sentir), lejos de lo que ha impuesto el patriarcado. Un ejemplo sería la violencia contra las mujeres, que está al final atada a un continuo de violencias coloniales”, aclara.
En este camino por construir sociedades mucho más equitativas es necesario el trabajo colaborativo entre la academia, los movimientos sociales y los hacedores de políticas públicas. Diana Gómez, profesora del Cider, explica que, en medio de esta mirada crítica y transformadora del feminismo, también se deben hacer ejercicios de revisión constantes que eviten que se reflejen otros poderes de la sociedad dentro de estos cambios.
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