En 2021, seis universidades de todo el país —EAFIT, Nacional de Colombia, Los Andes, Valle, Norte e Industrial de Santander— nos unimos, con el apoyo del Grupo Sura y la Fundación Ideas para la Paz, con el propósito de adelantar una gran conversación nacional y elevar la voz de los colombianos, sus preocupaciones y reflexiones, con miras al proceso electoral del año 2022. Para ello promovimos Tenemos que hablar Colombia un ejercicio metodológico transferido de la experiencia desarrollada en Chile.

Las conversaciones de Tenemos Que Hablar Colombia se realizaron entre agosto y mediados de diciembre de 2021.Casi 12.000 personas de todo el país se inscribieron en la plataforma www.tenemosquehablarcolombia.co, con el deseo de participar. Finalmente, se alcanzaron a desarrollar más de 1.400 conversaciones a las que llegaron alrededor de 5.000 personas de todas las regiones y colombianos en el exterior.

Las conversaciones se desarrollaron en grupos pequeños y estuvieron acompañadas por facilitadores debidamente preparados para promover el diálogo a partir de tres preguntas —¿qué cambiarían en el país? ¿qué mejorarían? ¿qué mantendrían? — que nos permitieron tener una visión de Colombia a escala, a través de un ejercicio en el que participaron niños, jóvenes, adultos, mayores, y que convocó, desde la diversidad, la voz del país.

De manera complementaria, y para contrastar estos resultados, mapeamos las iniciativas de conversación ciudadana que se realizaron en el país durante el segundo semestre del 2021, con motivo del denominado paro nacional. Fue así como recogimos los resultados de otras 62 iniciativas de diálogo y participación ciudadana, que nos han permitido complementar el análisis.

Entonces, ¿Qué es lo que nos dijeron los colombianos en estas conversaciones? Que quieren un cambio. El 60 por ciento de quienes conversaron eligió cambiar algo, por encima de mantener o mejorar algo. Que creen en el poder de la conversación para tejer confianza. Que, aunque no creen en los políticos, sí creen en el poder de la política para transformar el país.

¿Cuáles fueron los principales temas tratados en las conversaciones? La necesidad de cambiar la educación para desarrollar capacidades individuales y formar para el ejercicio de la ciudadanía, acabar con la corrupción y transformar las prácticas políticas para fortalecer la democracia. Todos estos elementos con algo en común: un cambio cultural.
Detrás de los cambios, el propósito es evitar la exclusión y la inequidad, por medio de la educación y la política.
Este ánimo reformista en el país está acompañado de tristeza más que de rabia. Las conversaciones estuvieron acompañadas de un poco de frustración y, a la vez, anhelo de cambio, más que enojo y destrucción.

La Constitución Política de Colombia, los acuerdos de paz, la biodiversidad y la diversidad cultural aparecieron cuando se habló de lo que se quería proteger. Todo asociado a prevenir la violencia y a fortalecer la libertad y la democracia. La Constitución, en particular, es vista como garantía de futuro y punto de encuentro en el que, incluso, se asocian elementos culturales y de identidad.

Cuando se conversó sobre los actores claves para promover el cambio y el nivel de confianza hacia ellos, surgió que los colombianos creen que las instituciones políticas son los principales agentes de cambio, pero la confianza en ellas es baja.

Por otro lado, no se abstraen de la responsabilidad que tienen como ciudadanos, pues afirman que las soluciones son colectivas y confían en la sociedad y, también, en la academia y en los jóvenes. Es decir, confían en el cambio revestido de argumentos, en la razón y en el poder transformador de las ideas.

Este 24 de marzo, a las 9 de la mañana, presentaremos todos los hallazgos y la mirada que hacemos sobre estos para entregarle al país los seis grandes mandatos ciudadanos que nos dan luces sobre el camino para un mejor futuro.

Quienes acompañamos esta iniciativa de diálogo nacional somos ahora custodios de las conversaciones de miles de colombianos y colombianas; y asumimos la responsabilidad de hacer visibles sus reflexiones, y de presentar de manera clara y pertinente sus llamados.

Invitamos al país a escuchar la voz ciudadana recogida en este estudio, inédito en Colombia, porque desde esa polifonía tenemos la posibilidad de crear y reparar las confianzas requeridas para activar cambios sociales.

Especialmente, para quienes pronto llegarán a la Presidencia y al Congreso, la invitación para que esta carta de navegación no sea ignorada. De lo contrario, corremos el riesgo de ser sordos a las voces que reclaman un cambio con inteligencia, y con la participación de todos. Necesitamos un país con posibilidades de gobernabilidad para el fortalecimiento de la gran conversación nacional que debe ser la democracia.