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Covid-19: Decisiones que perpetúan opresión contra niñas y mujeres migrantes

La actual pandemia exacerba la vulnerabilidad de esta población en el país. Análisis de un equipo de profesoras de Los Andes.
Coronavirus
Covid 19
pandemia
crisis global
Aislamiento
Por: Mujeres y Migración (2M)[1]
Una iniciativa de las profesoras de la Universidad de los Andes:
Carolina Moreno, Gracy Pelacani y Allison Wolf

La emergencia sanitaria declarada por el presidente Iván Duque y las decisiones administrativas que se han adoptado para contener la propagación del Covid-19, han desnudado, de manera cruda y descarnada, la difícil situación que atraviesan las personas migrantes, especialmente las que se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad socioeconómica.

El llamado "aislamiento social" es un verdadero lujo que un amplio sector de la sociedad colombiana, simplemente, no se puede dar. Una de estas poblaciones es precisamente la de los migrantes, integrada principalmente por personas provenientes de Venezuela.

El pasado 2 de abril, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, reportaba que, frente a una baja de muchos de los delitos cometidos en la Capital en los primeros tres meses de su gobierno, el homicidio de mujeres, por lo contrario, había aumentado.

Asimismo, de las 131 denuncias recibidas durante el periodo de cuarentena por violencia intrafamiliar, 21 víctimas resultaban ser mujeres extranjeras que, según la mandataria, serían de nacionalidad venezolana y “que muy probablemente son además víctimas de trata de personas”.

Desde Mujeres y Migración (2M) entendemos que las políticas del Covid-19 reflejan la injusticia migratoria, reflexión ésta que proponemos poner sobre la mesa a partir del concepto de opresión.

Así, sostenemos que la injusticia migratoria existe cuando las políticas, las normas y los sistemas, relacionados con la inmigración o las personas migrantes, reflejan o perpetúan la opresión.

La opresión la podemos entender como una jaula. La opresión no existe solo a partir de un inconveniente o un obstáculo en la vida de una persona, sino cuando muchas normas, políticas y sistemas se combinan y forman una jaula, que atrapa a la persona por el solo hecho de pertenecer a un grupo determinado. Entonces, la razón que explica que una persona esté atrapada en la jaula, es decir, que está experimentando la opresión, es porque es, por ejemplo, una migrante, una mujer, una niña o una venezolana y no por sus propios actos.

La opresión, metaforizada en esta “jaula” que atrapa a la persona, es lo que, lastimosamente, están experimentando hoy las mujeres y niñas migrantes venezolanas en Colombia, debido a las políticas adoptadas para hacer frente al COVID-19.

Entonces, a través del lente de la jaula de opresión, en este escrito queremos llamar la atención sobre la afectación especial y diferenciada que sufren las mujeres y niñas migrantes, por el simple hecho de serlo, especialmente cuando no cuentan con los medios económicos para asegurar su mínimo vital.

En primer lugar, mujeres y niñas migrantes, por igual, deben permanecer en cuarentena en contextos familiares complejos; al cuidado de terceros o incluso sin un techo asegurado, lo que las expone de manera especial a sufrir múltiples formas de violencia de género, incluida por supuesto la violencia sexual.

En segundo lugar, es oportuno recordar también cómo algunos de los sectores más golpeados en virtud de las medidas de aislamiento social son, además del sector informal, el del trabajo doméstico (las llamadas empleadas y niñeras) y las peluquerías, con altísima presencia de mujeres migrantes venezolanas, quienes también han perdido su fuente de ingreso.

En tercera medida, no debe perderse de vista como el tránsito a través de los pasos irregulares, comúnmente conocidos como trochas, debido al cierre de fronteras, expone a mujeres y niñas a un mayor riesgo de sufrir violencias y explotación, poniendo en serio riesgo su vida e integridad.

Asimismo, es importante considerar los obstáculos que enfrentan las mujeres y niñas migrantes, víctimas de violencia doméstica o cualquier otra forma de violencia basada en género, especialmente cuando se encuentran en situación migratoria irregular.

En estos casos, las mujeres y niñas migrantes temen acercarse a las autoridades y denunciar a sus agresores, por miedo a ser sancionadas con medidas de expulsión o deportación o a ser separadas de sus hijas e hijos o simplemente porque su denuncia sea desestimada, precisamente en razón de su nacionalidad o estatus migratorio.

Además, queremos llamar la atención sobre el retorno masivo de personas migrantes venezolanas, quienes por estos días están partiendo desde Colombia con destino a territorio venezolano. De nuevo, mujeres y niñas migrantes son muy vulnerables a sufrir violencias basadas en género de distinto tipo, así como al contagio mismo del Covid-19, dadas las precarias condiciones en las que estos retornos se están dando, las cuales son adversas al distanciamiento.

Este regreso masivo de migrantes contribuye a complejizar aun más la zona de frontera, ya bastante convulsionada, luego de que el presidente Iván Duque decidiera cerrarla de forma intempestiva el pasado mes de marzo. Este escenario de altísimo riesgo y desprotección, sin duda, profundiza la situación de vulnerabilidad de las niñas y mujeres migrantes, que aquí queremos subrayar.

Por último, pero no menos importante, consideramos necesario advertir cómo en el marco de esta pandemia se ha elevado considerablemente también la xenofobia y la discriminación en contra de la población migrante venezolana.

En efecto, desde un discurso de salud pública y del miedo, promovido incluso por las propias autoridades, se ha querido equiparar a la persona migrante (pobre) a un foco de contagio y propagación de este virus.

Este es sin duda un estereotipo más que se suma a la cadena de adjetivos prejuiciosos que las personas migrantes, y en especial las niñas y mujeres venezolanas, han tenido que soportar y que son claras expresiones de violencia.

En virtud de lo anterior, desde Mujeres y Migración (2M) hacemos un llamado a las autoridades para que tengan en consideración la forma en que estas decisiones pueden afectar, de forma especial y diferenciada, a las niñas y mujeres migrantes, por el solo hecho de serlo.

Esto es relevante y necesario, no solo en el marco de las medidas orientadas a la contención del Covid-19, sino en general, para la construcción y el diseño de cualquier política pública con enfoque diferencial.

Esperamos que estas reflexiones contribuyan a la liberación de la opresión que sufren todas las personas -migrantes y colombianas- a partir de medidas adoptas en tiempos difíciles como estos.

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[1] Creada para la reflexión, el análisis y la generación de conocimiento frente al fenómeno migratorio y cómo éste afecta de manera especial los proyectos de vida de las mujeres y niñas migrantes.

La Universidad de los Andes desarrolla este artículo respondiendo a la coyuntura por la pandemia de COVID-19. Tenga en cuenta la fecha de publicación para entender el contexto de su contenido. No olvide consultar los análisis mas recientes sobre COVID-19 en nuestro especial.