25/06/2021

“Apropiarnos de nuestros cuerpos y voces es un acto político”

Marcha de la comunidad LGBT.
Marcha de la comunidad LGBT.
Marcha de la comunidad LGBT.
Cada 28 de junio, la población LGBT en el mundo conmemora el Día del Orgullo, tras los disturbios en un bar neoyorquino que terminaron en una represión. Por eso cada vez que llega esta fecha las ciudades se visten con los colores de la diversidad.

El baile coordinado y estilizado de mujeres trans en las calles de Bogotá y Medellín durante las marchas del paro nacional se convirtió en una de las manifestaciones artísticas más recordadas en las últimas semanas en el país. Se trata del “voguing”, un baile que nace en la Nueva York de los años 80, en medio de las comunidades queer negras y latinas del Harlem.

Su visibilización en las calles colombianas se convierte en un homenaje y conmemoración de la diversidad y de las poblaciones que han sido claves para las transformaciones sociales: mujeres trans, negras, migrantes, pobres, trabajadoras sexuales, entre otras, de acuerdo con Juan Andrés Moncaleano Arboleda, estudiante de la Escuela de Gobierno y quien hace parte de varios procesos en la defensa de los derechos del sector LGBT en el país.

Foto: Felipe Cazares.
 
Salir a las calles, en palabras de Moncaleano, moverse queer, se trata de un acto de resistencia y contestatario. Porque además de hacer visible la diferencia, esta comunidad también hizo presencia para mostrar que están activos políticamente y muy atentos a lo que ocurre en Colombia.

Y es que reconocerse como lesbiana, gay, bisexual o trans en Colombia sigue implicando un fuerte estigma y un acceso restringido a los derechos. Las mujeres trans, por ejemplo, siguen perdiendo sus vidas y con dificultad acceden a salud, educación e, incluso, documentación para ser reconocidas como mujeres.

Las mujeres lesbianas siguen viviendo una doble discriminación por ser mujeres y por su orientación sexual. Mientras que las luchas de los hombres trans están marcadas por ser reconocidos e incluidos dentro de sentencias como las de la Interrupción Voluntaria al Embarazo, que solo tiene en cuenta a las mujeres y no a cualquier cuerpo gestante.
 
Foto: Felipe Cazares.
Vivir es resistir para la comunidad
Juan Moncaleano
“Vivir es resistir para la comunidad. De ahí que adueñarnos de nuestros cuerpos y voces resulte un acto político, porque al final el cuerpo es un territorio de paz”, agrega Moncaleano. En su experiencia explica que pertenecer a cualquiera de estas diversidades resulta más complejo si se habita fuera de las ciudades y es ahí cuando se siente que los avances en garantías de derechos solo están en el papel.

Desde su trabajo como líder de la Red Nacional Joven de Profamilia de la regional Occidente, este estudiante viene generando diálogos en torno a derechos sexuales y reproductivos: tumbando barreras, estigmas, normalizando hablar sobre ciertos temas y en especial generando espacios seguros para este sector social.

En contextos universitarios, Moncaleano explica que un lugar seguro es un espacio donde se reconozcan los diferentes pronombres, donde se pueda acceder a la documentación de acuerdo con su identidad de género y donde se abran diálogos que incluyan la diversidad y se reflexione sobre las desigualdades existentes.

Dentro de la Universidad de los Andes se destacan el Centro de Diversidad de la Decanatura de Estudiantes y el acceso a consejeros MAAD, un protocolo que se creó para casos de maltrato, acoso, amenaza y discriminación. En la Escuela de Gobierno, este estudiante y el Comité de Género han promovido encuentros para reflexionar sobre las brechas de género, porque finalmente “desde la academia se busca formar profesionales, pero primero seres humanos respetuosos de los derechos de todas las personas”, explica Moncaleano.
 
Foto: Felipe Cazares. 

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