La pandemia, sin duda, ha aumentado el deterioro de la salud pública. Ha golpeado con más fuerza en regiones rurales y a poblaciones indígenas. Lugares en donde los indicadores de enfermedades crónicas no transmisibles como la mortalidad materna, desnutrición, obesidad, hipertensión, diabetes se han disparado por falta de campañas de prevención. Y como si fuera poco, a estos males se suman la escasez de agua potable, la violencia, los desastres naturales y los problemas de salud mental. Según Luis Jorge Hernández, director de Investigaciones de la Facultad de Medicina, en La Guajira se registran más de 200 casos de mortalidad materna por cada 100.000 nacidos vivos, de esta cifra 90 % son indígenas.
 
El dato fue expuesto durante el evento: '¿Es posible construir acceso a la salud con comunidades rurales apartadas en el siglo XXI', realizado por la Facultad de Medicina de Los Andes, que contó con un panel de expertos que hablaron sobre cómo mejorar la salud de los habitantes en zonas apartadas que no cuentan con facilidades para acceder a los sistemas de salud.
 
Rachel Kiddell-Monroe directora de SeeChange, organización sin ánimo de lucro que trabaja por el bienestar de comunidades vulnerables alrededor del mundo, resalta que estructurar un ejercicio participativo que involucre el amplio conocimiento y la diversidad de saberes comunitarios, facilitará la implementación de un mejor sistema de salud que mejore la calidad de vida en zonas rurales.
 
De su trabajo con la comunidad indígena 'Inuit' al norte de Canadá habló de su experiencia con esta población que con frecuencia es aquejada por brotes de tuberculosis y otras enfermedades respiratorias. Dijo que uno de los mayores retos es lograr que las mujeres que no asisten, ni llevan a sus familias a los centros de salud, por muchos temores y desconocimiento de las enfermedades, lo hagan de manera voluntaria. Por esta razón, Kidell-Monroe hizo una intervención para conocer esos miedos e inquietudes y, a su vez, realizó una jornada pedagógica para dar a conocer la importancia de la prevención y el cuidado de dichas enfermedades.

"Con el paso del tiempo las mujeres están más abiertas a recibir apoyo en los centros de servicio médico y de llevar a sus familias en caso de ser necesario", explica la activista que ha trabajado con comunidades apartadas de centro y norteamérica. 

Según la abogada, el primer paso es conocer sus necesidades, sensibilizarlas y concientizarlas para alcanzar un escenario de concertación. “Necesitamos repensar la manera en que nos acercamos a estas poblaciones, debe ser con una escucha profunda. Debemos aprender a trabajar con las comunidades y no para las comunidades”, indicó durante el evento.
 
Esta metodología de participación ya se adaptado por SeeChange en comunidades de Honduras, Guatemala, México, entre otras, reconociendo que las comunidades tienen fortalezas y soluciones a sus propias crisis de salud, si se les ayuda a ser más resilientes y autónomas.
 
Dentro del panel, Yamasain Romero, experto en salud con pertinencia étnica, habló de la importancia que deben dar las autoridades en salud a un enfoque de género que ayude a las mujeres a cerrar la brecha existente en equidad social y económica frente a los hombres en estos territorios. A su vez, señaló que es fundamental priorizar a niños y adultos mayores en políticas de prevención y protección en sus derechos en salud.  “Las comunidades étnicas piden que se tenga en cuenta sus verdaderas necesidades y no lo que se cree se les debe brindar para mejorar su condición de vida”, resaltó el profesor de la Universidad de la Guajira, quién también asegura que así se puede desarrollar un verdadero sistema de salud público comunitario.
 
Conocer la historia de nuestros indígenas y tener un diálogo intercultural para entender cómo ven ellos la vida, la salud y la muerte es de vital importancia. Esto indicó Marcela Mesa, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, “Su cultura y tradiciones son muy diferentes a lo que probablemente ven las autoridades en salud, El diálogo intercultural debe apoyarse de los líderes de las comunidades que sirven de facilitadores y replicadores de la información, de esta manera se puede acceder sin llegar a ser intrusivo o autoritario”.
 
Dentro de un ejercicio desarrollado por la doctora Mesa, en el cual realizó un intercambio de saberes con parteras de una región apartada de Colombia, pudo evidenciar que la esterilización de los instrumentos durante el procedimiento, por ejemplo, no era indispensable: “Para ellas el concepto de microrganismo no existe. Es aquí donde el diálogo de saberes es fundamental para reducir la mortalidad materna en estas regiones”, resaltó.

Teniendo todo esto en cuenta, Alfonso Torres Villafañe, indígena Arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta, concluyó que es importante que al abordar el tema de salud indígena, se tenga presente los principios culturales de las comunidades y resguardos. Antes de examinar el cuerpo de quienes hacen parte de nuestras comunidades indígenas es fundamental reconocer su entorno y su territorio, que para ellos es mucho más que un espacio físico. “Allí se encuentra plasmado todo el ordenamiento estructural del ser indígena: las montañas, los ríos, las rocas; cada uno de ellos tiene una representación en nuestro organismo". 

 

Reviva el conversatorio: "¿Es posible construir acceso a la salud con comunidades rurales apartadas en el siglo XXI?"