El sueño de ayudar a salvar muchas vidas

“Aquí pertenezco. Esto es lo que quiero hacer toda mi vida”, recuerda Manuela Becerra de sus primeros días como estudiante de medicina. Estaba en un centro médico y fue, tal vez, su primer acercamiento a ese propósito de convertirse en médica.

Lo cuenta con una sonrisa tierna, en su casa en el norte de Bogotá. La satisfacción de haber culminado con honores su etapa universitaria la llena de orgullo, pues recibió la distinción Summa cum laude, por su excelente promedio académico. 

Ser médica no estaba en sus planes. De niña, Manuela, no la tenía clara: quería estudiar periodismo o sociología, pero, con el tiempo, alcanzó a pensar que la ingeniería era lo suyo, sin embargo, un acontecimiento familiar le suscitó cierta curiosidad y los planes empezaron a cambiar.  

“Mi abuela estaba perdiendo la vista, entonces le hicieron un trasplante de córnea, y yo estaba impresionada con todo lo que hicieron los médicos para que ella recuperara recuperara la visión. Mi otra abuelita sufrió un infarto y la atendieron en la Fundación Santa Fe —comenta la recién graduada—. En ese momento pensaba 'qué chévere poder ayudar a la gente así'".
 

Con sentido humano

Manuela y su hermana Laura, que también se graduó de Los Andes y con quien ha vivido toda la vida, tenían claro que para sus padres no iba a ser fácil pagar el semestre de las dos. 

Entonces una oportunidad se presentó en el camino. La excelencia académica por la que se destacó, así como los reconocimientos que recibió por su disciplina y empeño, le abrieron las puertas para acceder a la beca Quiero Estudiar e iniciar el camino para alcanzar ese sueño universitario. 

Empezó estudiando ingeniería biomédica, pero en poco tiempo decidió que realmente quería salvar la vida de muchas personas. Ella quería ser médica.

Práctica en la Unidad Neonatal del Hospital Materno Infantil 

En la 'Ceremonia de Batas Blancas', celebrando el comienzo de las prácticas clínicas.

Manuela estaba fascinada con cada aprendizaje; a medida que su carrera avanzaba, la satisfacción de ver alivio en sus pacientes le reconfortaba el alma. Afirma que su misión, además de ser una excelente especialista, es conservar su empatía.

"Me gusta escuchar a los pacientes porque tienen toda una historia detrás, no hay que perder ese sentido humano, porque la vida de otra persona está en mis manos. Algunos tienen miedo e inquietudes, por eso debemos ser humildes".

Manuela tiene 24 años, le encanta leer novelas, el cine y viajar. 

¡Un gran día!

Los Becerra Duarte estaban listos para celebrar la culminación de una etapa de aprendizaje, logros y enseñanzas. Es la cristalización de aquel sueño de salvar muchas vidas. Es la ceremonia de grados de la Facultad de Medicina. 

Es enero de 2023... 

De tacones y un traje negro con visos amarillos, espera el anhelado llamado, mientras Ricardo y Carmen Lucía, sus padres, así como Laura, su cómplice, están listos para estallar en un fuerte aplauso. 

“Es supremamente brillante, demasiado inteligente; para poder sacar adelante una carrera como medicina, el tiempo es muy importante y se vio el esfuerzo, el empeño y la pasión, aunque hubo días difíciles, hoy estamos muy orgullosos”, expresa su hermana mientras, juntas como siempre, ven las fotos de Manuela recibiendo el diploma que la acredita como médica y la distinción Summa cum laude por haber logrado el promedio acumulado más alto en su carrera (4,49).

Su meta ahora es especializarse en psiquiatría, considera que la salud mental en Colombia requiere de más profesionales dispuestos a mejorar el bienestar individual y detectar las situaciones de vulnerabilidad que afectan a las personas, así mismo, el amor que siente por la academia le inspira regresar a la Universidad y contribuir con su conocimiento a la formación de más estudiantes capaces de transformar a la sociedad.

"Me gustaría en algún momento llegar a ser profesora y vincularme a la Facultad de Medicina, yo quiero mucho a mi Facultad, me gustaría regresar”.