COVID-19: reuniones navideñas, escenarios de contagio

Llegó diciembre con menos alegría, menos parranda y menos animación que otros años. El cierre de este 2020 en medio de la pandemia del coronavirus será atípico. 

Los abrazos, el baile, las compras, las novenas y el festejo al que estamos acostumbrados se deben reemplazar por distancia física, uso permanente del tapabocas, quedarse en casa y acciones de protección para evitar el contagio de COVID - 19. 

Por esta razón, las recomendaciones de Andrea Ramírez y Luis Jorge Hernández , epidemiólogos y profesores de la Facultad de Medicina de Los Andes, apuntan a vivir la Navidad con estrictas medidas de bioseguridad y ampliación del aislamiento selectivo con distanciamiento individual responsable pues las aglomeraciones familiares son un gran factor de riesgo. 

Actualmente, datos de la Secretaria de Salud de Bogotá demuestran que la positividad de contagio dentro de un conglomerado familiar es de 80,7%, es decir: "8 de cada 10 personas podrían salir contagiadas”, explica el doctor Luis Jorge Hernández. Por eso es fundamental hacer uso obligatorio de tapabocas y mantener distancia dentro del hogar, sobre todo si hay presencia de adultos mayores o personas que presenten enfermedades de base como diabetes e hipertensión. 

Por su parte, la doctora Andrea Ramírez, propone ser creativos pero pensando siempre en la protección y el cuidado de todos: “Evitar los espacios que cumplen con las tres C", menciona la experta. Se refiere a los cercanos –muchas personas en un solo lugar sin aislamiento físico–, concurridos –con altas aglomeraciones– y cerrados –espacios sin ventilación–.

En ese mismo sentido, la Guía Británica del Manejo del COVID–19, sugiere una estrategia denominada burbuja navideña. Es decir, celebrar con un número limitado de familiares, idealmente con menos de 10 personas, acordar medidas estrictas de bioseguridad durante el encuentro y hacer aislamiento preventivo una o dos semanas antes de la festividad. “Es muy importante mantener la distancia, así sea con familiares, y evitar reunirse en la misma mesa a comer, ya que el virus se transmite por aspersión de gotas y se transporta a distancia de dos metros”, agrega el doctor Hernández.

Para el caso de las ceremonias religiosas en donde se canta y se ora en grupo (acciones de alto riesgo de contagio), le epidemióloga Andrea Ramírez hace un llamado a "buscar actividades virtuales y a evitar las salidas innecesarias".

Adicional a esto, es clave mencionar que el invierno es otro de los factores que aumentan el riesgo de propagación del virus. En este caso se pueden destacar dos aspectos: uno, las bajas temperaturas obligan a cerrar puertas y ventanas o realizar acciones similares que impiden la circulación de aire, por ejemplo, en transporte público, automóviles, centros comerciales e, incluso, en el hogar. Y dos, el paso de aire frío hacia las vías respiratorias. Este las irrita y hace a la personas más vulnerables al virus. Entonces el uso del tapabocas cobra mayor importancia.

Aunque por el momento no se han decretado cuarentenas obligatorias, los expertos afirman que medidas como el toque de queda podrían resultar exitosas para controlar, por ejemplo, la exposición de quienes acostumbran a salir en la noche, principalmente, en busca de diversión. Esta sería una estrategia de salud pública que ningún alcalde puede descartar, ciudades como Medellín ya la están implementando.

"Debemos comportarnos como si todos tuviéramos el virus", recomienda el doctor Hernández.

¿Y la vacuna?

Teniendo en cuenta que la vacuna estará disponible en el primer semestre de 2021, especialistas en el tema manifiestan su preocupación por la no obligatoriedad de la misma. “No se trata de vacunar a la brava. Significa desplegar estrategias de sensibilización ciudadana, de movilización por parte de todos los actores del sistema de salud –afirma el doctor Hernández–. Iniciar con la vacunación implica una movilización logística muy grande (por la cadena de frío), mayor capacitación y la implementación de campañas de vacunación. Cerca de un 30% de las personas dice no querer vacunarse. Esto es un riesgo enorme".

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