Clase a la casa: Bienestar y felicidad en tiempos inciertos
En momentos de locura se incrementan las búsquedas de sentido y la demanda por encontrar espacios de silencio y meditación.En tiempos convulsionados como los que se viven ahora, queda en evidencia que somos humanos y nuestras búsquedas por encontrar un bienestar o una felicidad, relata Sebastián Bitar, profesor de la Escuela de Gobierno, durante un nuevo episodio del podcast Clase a la casa.
Un capítulo que contó con la participación de Tatiana Andia, directora de la escuela de posgrados de la Facultad de Ciencias Sociales y Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes.
La felicidad debe separarse de la dicha, agrega Bitar. Por eso alguien puede haber tenido una vida feliz, sin tantos momentos de dicha. “La felicidad parece, entonces, una situación acotada en el tiempo, que no es permanente. Y tener una vida buena y consciente está lejos del hedonismo o de alimentar el ego, porque al final resulta siendo una trampa”, complementa Gaviria.
Hay varios aspectos de lo que se concibe como felicidad: la primera es que el cuerpo se sienta bien, comer, dormir; otro es la unión entre cuerpo y mente, un proceso cognitivo que confirma que esto es algo dichoso y
ese aspecto que se pregunta por el propósito de la vida ¿Por qué estamos aquí?
Y es que una vez alcanzamos los propósitos que dicen que deberíamos cumplir, empezamos a preguntarnos por la trascendencia, agrega el investigador. “Cumplimos, pero igual se siente vacío, entonces nos preguntamos por la trascendencia ¿Qué pasa una vez que morimos, a dónde va nuestro cuerpo o nuestra alma?, cuestionamientos relacionados con esa visión cristiana contemporánea”, explica.
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¿Y es que hay un prerrequisito de edad para ser feliz?, pregunta la académica Tatiana Andia. A lo que el rector Gaviria reflexiona diciendo que en la juventud se buscan momentos de exaltación y con los años tal vez vidas más calmadas, sin tantos sobresaltos. Sebastián Bitar no duda en que hay una búsqueda de mayor bienestar en los jóvenes, pero que con el tiempo se va hacia el encuentro con fuentes de satisfacción más confiables que vengan de un lugar que no sea el ego.
Se va cambiando la visión porque muchas veces se está frente a muchos hechos o logros y el sentimiento no cambia. ¿Cómo convencer a las personas de que todo lo que el ego pide no nos va a hacer felices? La clave puede estar, más bien, según Bitar, en esa relación hacia adentro, con nosotros mismos. Tener la capacidad de seguir a pesar de los obstáculos, generarme bienestar y así reconocerme en el otro y expandir esa felicidad.
Son tiempos de búsqueda de sentido y de una necesidad de apartarse para estar con uno mismo, para alejarse de la cacofonía del mundo. Sin embargo, aunque en occidente hay muchas épocas de individualismo marcado, también hay una conciencia social y una tradición por cuidar al otro.
Además de esas demandas por encontrar espacios de silencio y meditación que no implican escapar, sino de conectarse con la angustia, de estar presente, de escuchar a la mente y al cuerpo y de actuar con conciencia ante las injusticias o lo que esté ocurriendo en ese mundo exterior que estamos viviendo todas las personas, si así nace desde la autenticidad propia.