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El científico que investiga la próxima pandemia

Sergio Triana es egresado de Uniandes y uno de los jóvenes científicos destacados por la revista Forbes. El colombiano estudia enfermedades infecciosas
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El día que recibió la noticia, Sergio Triana estaba en Nigeria preparándose para entrar a un laboratorio nivel cuatro, esos en los que hay que entrar con un traje “espacial” que cubre todo el cuerpo para protegerse, en su caso, de enfermedades infecciosas. El correo con la noticia venía de la revista Forbes y anunciaba su nombre en la lista 30 under 30 - 2024, un escalafón de jóvenes menores de 30 años que se destacan en áreas como las artes, el impacto social, la educación, los deportes o el entretenimiento. Sergio estaba en la lista de ciencias. Pero no había tiempo de celebrar, tenía que aprovechar al máximo estar en uno de los países que padece las enfermedades que estudia.

Triana es actualmente investigador posdoctoral en Harvard y el MIT. Con tecnología de última generación, estudia enfermedades como el ébola, la fiebre amarilla, la fiebre de Lassa, el dengue y enfermedades X, es decir, cualquier patógeno desconocido que podría volverse pandemia. Esta lista de Forbes es la versión para Norte América, ¿cómo este colombiano llegó a ella?

Su sueño no era ser científico

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Dr. Sergio Triana y estudiantes de doctorado Tammy Lan y Tyler Dao durante procesamiento de muestras de sangre en Ede, Nigeria. Foto: ACEGID

Sergio estudió su bachillerato en Yopal, Casanare, en el colegio Antonio Nariño. Al terminar, con apenas 14 años, viajó a Bogotá para estudiar Ingeniería Química en la Universidad de los Andes. Confiesa que cuando llegó a la Universidad aún tenía dudas sobre la elección de su carrera, aunque lo animaba que la Química podría entrelazar ciencia e ingeniería.

Dentro de las electivas, tomó algunas clases de biología molecular y celular, que le parecieron interesantes y que lo impulsaron a hacer el doble programa con microbiología; posteriormente hacer dos maestrías, una en microbiología y la otra en biología computacional.

“Siempre me vi como ingeniero y cuando empecé a hacer microbiología, vi que podía ser un científico, lo cual cuando lo digo en voz alta aún me suena raro”. Pero ha tenido que asumirlo, sobre todo después de hacer su doctorado en Biología Computacional, en el Instituto de Biología Molecular Europeo, en Alemania, realiza investigación posdoctoral en dos de las más reconocidas universidades del mundo, Harvard y MIT.

Sergio dice que hay muchos científicos a los que admira y que cree tienen investigaciones más importantes de las que él ha hecho. Pero al pedirle que piense en las razones que pudieron tener para incluirlo a él en el escalafón, explica, humildemente, lo particular que podría tener su trabajo.

No es "investigación de helicóptero”

Sergio estudia enfermedades infecciosas con potencial pandémico, enfermedades que en su mayoría son endémicas de Sudamérica, Asia y África. A países de esos continentes debe viajar para realizar su trabajo, pero en estos no hace lo que los científicos llaman “investigación de helicóptero”, es decir, llegar, tomar la muestra e irse. La tecnología que utiliza es novedosa para muchos científicos en el mundo y en sus viajes aprovecha para compartir este conocimiento.

En sus investigaciones utiliza la genómica de una sola célula. Esta en lugar de analizar la información genética de un tejido, lo hace en múltiples células de un organismo. “Si uno recuerda la biología del bachillerato, estamos compuestos de diferentes tipos de células, como neuronas o células de la piel. Cada tipo de célula responde diferente a los estímulos o tiene distintas respuestas, (esta tecnología) lo que permite es ver cómo responde cada célula individualmente a estos, en vez de tener un promedio”, explica Triana.

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Entrenamiento en genómica de última generación para enfermedades infecciosa en el The African Centre of Excellence for Genomics of Infectious Diseases (ACEGID), liderado por el Dr. Sergio Triana. Foto: ACEGID

En el departamento de ingeniería médica del MIT trabajan con esta técnica en dolencias más comunes en el mundo como el cáncer. Triana las utiliza en enfermedades infecciosas desatendidas.

En el caso de los virus, se puede ver cómo cada tipo de célula está haciendo afectada y qué se puede hacer. Esos análisis generan bastante información, un experimento puede generar dos teras, lo que ocuparía la totalidad de la memoria de la mayoría de los computadores caseros. Allí es donde entra la experticia de Triana en el análisis de datos y su conocimiento en biología computacional.

Por el potencial de la tecnología, Sergio da cursos gratuitos. “En Chile tuvimos 40 personas, 20 de alrededor de Suramérica; el que hicimos en Ghana eran 30 personas, 20 de diferentes países de África, todo científicos, profesores o investigadores”. A Colombia tiene planeado venir a mitad de año para hacer un taller.

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Investigadores de ACEGID realizando el primer experimento de genómica de única célula en Nigeria, acompañados por el Dr. Sergio Triana. Foto: ACEGID

“La ciencia en Colombia es muy buena”

Dice que es gracias al trabajo que inició en Colombia que pudo llegar a Europa y a Estados Unidos como científico. “La ciencia en Colombia es muy buena, claramente la escala es mucho menor, porque hay menos recursos y todo es mucho más caro”, dice, aclarando que esto no demerita su calidad.

Valora la camaradería que hay entre los científicos colombianos y la recursividad que deben tener estos para investigar en el país. Y de estas dos características cree haber sacado provecho. Por ser el estudio de estas enfermedades tan demandante en la logística, consecución de muestras, laboratorios de seguridad y capacidad de cómputo, ha tenido que valerse de la recursividad, estrategia y planeación que caracteriza los científicos de los países con pocos recursos.

Respecto a la camaradería, sigue teniendo proyectos en conjunto con sus antiguos profesores, como Adriana Celis, del Departamento de Ciencias Biológicas de Los Andes. Igualmente, tiene la ventaja de entender el tipo de ciencia que se hace en los países que visita, lo que facilita su trabajo y la comunicación con los otros científicos.

Mientras sigue con sus investigaciones, mira con expectativa su futuro, que, aunque parece estar más inclinado a la academia, la industria sigue siendo una opción. Puede estar en cualquiera de los dos campos, pues dice, nunca se ha sentido en inferioridad de conocimiento frente a sus colegas, lo que ha confirmado el reconocimiento que recibió de parte de una de las revistas de negocios más prestigiosas del planeta.