Triunfar en Broadway es el sueño inalcanzable de muchos y quizás una meta reservada para los ya consagrados en una industria competitiva. Para Santiago Orjuela-Laverde, egresado de diseño de Los Andes, es una meta que pudo materializar a sus 34 años. 

Santiago con sus amigos, Kimie Nishikawa y Andrew Moerdyk, fundaron el colectivo de diseño 'dots', una sinergia creativa que en tan solo cuatro años de creación los ha catapultado al estrellato en el mundo del teatro de Nueva York. El trabajo de escenografía en las obras ‘An Enemy of the People’ y ‘Appropriate’ les hizo merecedores a dos nominaciones en los Tony Award, (algo así como los Oscar del teatro), en la categoría Mejor Diseño Escenográfico para una Obra de Teatro. 

Su formación se centró en el diseño gráfico, pero gracias a una clase de dirección creativa descubrió su pasión por el diseño narrativo de espacios. Fue así que con el acompañamiento de Carolina Agudelo, David de los Reyes y Ricardo Sarmiento (los tres profesores del Departamento de Diseño), empezó a explorar la dirección de arte.

 

De izquieda a derecha Andrew Moerdyk, Kimie Nishikawa y Santigo Laverde




Comenzó con la realización de videos musicales, luego con la producción de televisión, donde consolidó sus conocimientos en escenografía, vestuario y ambientación. Trabajó con Fox Telecolombia e hizo una transición al teatro en la creación de escenarios para ópera y obras en el Teatro Colón y el Teatro Petra. 

En la foto: Kimie Nishikawa, Andrew Moerdyk, y Santiago Orjuela; durante la ceremonia de premiación de los Tony en el Lincoln Center de Nueva York. 

Fotos: cortesía de dots.


Luego, Santiago viajó a Nueva York para realizar una maestría en el NYU Tisch School of the Arts —Design for Stage—, un programa altamente selectivo que admitía solo a seis estudiantes por cohorte. Allí, tuvo la fortuna de coincidir con Melanie May Peña, una compañera del pregrado que ahora es profesora de Los Andes; y con Christine Jones, la reconocida diseñadora escenográfica de Harry Potter en Broadway.  

 

De izquieda a derecha Andrew Moerdyk, Kimie Nishikawa y Santigo Laverde





Con el tiempo en contra y la presión de su estatus migratorio (contaba con solo un año de visa tras su graduación), Santiago enfrentó el reto de tejer una red de contactos y aplicar para la visa de artista O-1, reservada para aquellos con ‘talento extraordinario’ en las artes escénicas. 

En la foto: Andrew Moerdyk, Kimie Nishikawa y Santiago Orjuela.
 
Fotos: cortesía de dots.
 

En este punto, decidió unir fuerzas con Kimie y Andrew, quienes también enfrentaban sus propias luchas como trabajadores independientes y migrantes. Este trío de mentes creativas, originarios de rincones distantes del mundo —Kimie de Japón y Andrew de Sudáfrica—, se apoyaron mutuamente y comenzaron a diseñar escenarios teatrales en el off-Broadway, como se conocen a las producciones teatrales en Nueva York que se realizan fuera del circuito comercial de Broadway. 

“Nuestra primera obra allí fue The Sign in Sidney Brustein’s Window, con Oscar Isaac y Rachel Brosnahan encabezaban el elenco. La obra tuvo tal éxito que unos productores la llevaron a Broadway”, recuerda Santiago.  

El diseño de un escenario comienza con una profunda investigación y análisis del texto de la obra para comprender los entornos y épocas en los que se desarrolla la historia. Por ejemplo, en la obra An Enemy of the People, ambientada en Noruega (1880), el equipo tenía que entender cómo era la vida en esa época: cómo tomaban café, qué tipo de objetos tenían en cada lugar de la casa, detalles de cómo se sentaban junto a la ventana, entre otros aspectos. 

“Este tipo de investigación incluye el estudio de fotografías históricas, obras de arte y otros recursos visuales de la época, que permiten al equipo 'jugar al detective visual' para recrear fielmente esos momentos y hacer que el público los sienta reales”, relata Santiago. Luego se trabaja con el director para definir la visión artística de la obra y las emociones se desean transmitir. Se utilizan maquetas a escala para diseñar el escenario y, finalmente, el equipo supervisa la construcción en el teatro, asegurándose de que todo se ajuste a lo aprobado.

Obra An Enemy of the People, ambientada en Noruega en 1880. Fotos: cortesía de dots.


“La nominación llegó en una mañana, estábamos viendo la transmisión cuando de repente mencionaron nuestro nombre dos veces. Fue una locura de no creer”, expresa. Y aunque no obtuvieron la victoria en su categoría, la obra ‘Appropriate’ con escenografía de dots, fue premiada como ‘Mejor reestreno de una obra de teatro’. Santiago y sus amigos subieron al escenario a recibir el galardón, pues su trabajo fue esencial para alcanzar ese logro colectivo. 

Santiago Orjuela-Laverde en la entrega del galardón como ‘Mejor Reestreno de una Obra de Teatro’, con el equipo de ‘Appropriate’. Sarah Paulson también recibe el premio a Mejor Actuación de una Actriz Principal en una Obra de Teatro.

Santiago ahora trabaja en el montaje de la obra ¡Oh, Mary!, en el teatro Lyceum.

Reconoce que la ceremonia fue un momento alucinante y que uno de los episodios mágicos de su carrera fue cuando su mamá y sus hermanas viajaron desde Colombia para ser testigos de que su talento empezaba a deslumbrar en la industria de Broadway.

‘An Enemy of the People’ está ambientada en un pequeño pueblo costero en Noruega. Fotos: cortesía de dots.

Sarah Paulson en la obra Appropriate. Fotos: cortesía de dots.

La escenografía de 'An Enemy of the People' se inspiró en los hábitos de vida de 1880 en Noruega. Fotos cortesía de Dots.

Escrito por:

Johanna Ortiz Rocha

Periodista