En enero del 2023, Juan José Rúa, el "niño calculadora", se hizo viral. Las imágenes lo mostraban como vendedor de dulces y decía que era para ayudar a su familia: "lastimosamente mi papá se fue pal cielo y mi mamá está muy enferma". En el video, el pequeño se acercaba a la gente en el parque de Cartago (Valle del Cauca) y, además de ofrecer los confites, les pedía que le plantearan preguntas matemáticas complejas. Ver video

Las resolvía con rapidez y precisión. Era tan veloz que parecía que en su cerebro tuviera instalada una computadora. La emotiva historia conmovió al país, quienes compartieron el video con la intención de recaudar dinero y, tal vez, de hallar una oportunidad de apoyo para Juan y su madre, resultaron engañados: medios de comunicación, influenciadores, líderes de opinión, presentadores, actores... hasta el gobernador de Antioquia lo buscó para que abandonara su supuesto trabajo en las calles y regresara al colegio.

Un día después, salió a la luz la verdad. Todo había sido una farsa. Se trataba de una actuación generada por Andrés Arango, influenciador y creador de contenido con la que, según él, pretendía crear conciencia sobre el trabajo infantil.

Una revelación que indignó a los colombianos. 

Este tipo de prácticas de desinformación o noticias falsas suelen propagarse rápidamente en el ciberespacio. Titulares llamativos que no corresponden al contenido que se ofrece, la promoción de antídotos milagrosos para bajar de peso o combatir la calvicie, por ejemplo, son otras de las formas con las que se busca incrementar el tráfico en línea y, por ende, las ganancias por publicidad. Pero, ¿qué tan fácil es caer en la desinformación?


¿Cómo está Colombia en desinformación?

“Evaluación del riesgo por desinformación: el mercado de noticias en Colombia”, un estudio realizado por el Centro de Estudios en Periodismo (Ceper) de Los Andes y la firma Global Desinformation Index, evaluó 34 sitios web de los medios de comunicación más leídos y reconocidos en el país. “Nos enfocamos en analizar el contenido anonimizado y las operaciones de dichos medios, con la intención de identificar los riesgos de desinformación y no para poner un rótulo sobre ellos”, indica Catalina Uribe Ph. D. en retórica y comunicación pública de Northwestern University, (Estados Unidos). 

De acuerdo con los autores, la publicidad digital y en general el consumo de contenido ha crecido de manera significativa durante los últimos años, con más de 1500 estaciones de radio y 50 periódicos en total. A esto se suma el auge de los medios independientes que son cada vez más, lo que ubica a Colombia como tercero en el mercado digital de la región, después de Brasil y México. “Sin embargo, el ecosistema de medios en Colombia no es diverso, en la medida que son pocos los grupos económicos que controlan las mayorías del mercado, por ejemplo los dos canales privados de televisión, los dos periódicos de circulación nacional o las dos grandes cadenas de radio”, señala, Jimena Zuluaga, magíster en Media Studies de The New School (Nueva York). Es decir, aunque el mercado digital está en auge, el control y la diversidad de los medios sigue siendo limitado.

Es importante resaltar que en un país donde el conflicto armado ha sido una constante, hablar de ciertos temas puede significar poner en riesgo la vida e, incluso, la continuidad de un medio de comunicación o el cargo de un periodista. Según la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP); en los últimos 4 años, 753 periodistas fueron amenazados y 5 asesinados.

De igual manera, la disputa por el control económico de los medios de comunicación también representa un desafío para los comunicadores, quienes se ven obligados a tener precauciones con algunas noticias o evitar abordar temas sensibles. Esta autocensura, según los expertos, representa una preocupante limitación a la libertad de información, y es una problemática difícil de medir. 

El análisis de los investigadores relacionado con los sitios web de medios evaluados devela que 44 % de estos presentaron niveles de riesgo mínimos o bajos. Esto sugiere que, en general, se publica contenido imparcial, lo que resulta alentador para aquellos que buscan informarse de manera objetiva. No obstante, 40 % de los sitios web noticiosos presentaron un riesgo medio debido a la falta de transparencia en sus políticas editoriales y fuentes de financiamiento. 12 % fue clasificado con riesgo alto, debido a ser contenido sesgado y manipulador.   

“En operaciones revisamos si en la web aparecía: la persona jurídica, nombre de la firma propietaria del medio, nombre de los miembros de la junta directiva o quiénes son los editores. En cuanto al contenido, verificamos si existía sensacionalismo, sesgos, uso de imágenes alarmistas o que el titular no coincidía con el contenido, entre otras características”, agrega Catalina Uribe, profesora del Centro de Estudios en Periodismo de Los Andes.

Aunque el resultado general es positivo, los investigadores señalan que es fundamental que los medios implementen buenas prácticas que mitiguen las deficiencias identificadas, para mejorar la transparencia en sus canales. Publicar de manera clara y detallada las fuentes de financiación del medio fortalece la confianza y disipa dudas.  De igual manera, se pueden establecer lineamientos para la publicación de correcciones, incluir prácticas de verificación de información de hechos antes y después de la publicación de contenido, como también incluir la firma de los periodistas en los artículos. En general, estas prácticas aumentarían la confianza de los usuarios en la calidad y veracidad de su contenido, y así contribuir a un ecosistema de medios más sólido y confiable.

Cabe resaltar que la responsabilidad de la desinformación también recae en consumidores de contenido, que deben verificar la fuente y su veracidad antes de compartir cualquier información. La difusión de noticias falsas es una amenaza real en la era digital y es cuestión de cada lector detener esta propagación. De esta manera, todos pueden ayudar a garantizar que solo se difunda información precisa y confiable. 

Para los usuarios o lectores que quieran verificar si la información a la que acceden es falsa o no, existen iniciativas de medios como Colombiacheck, el detector de La Silla Vacía,  CNE + Kwai, Detox Information Proyect (dip).

El Centro de Estudios en Periodismo (Ceper) es una unidad académica de investigación y creación de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, dedicada a la investigación sobre periodismo y medios de comunicación; a la creación periodística; a la formación académica teniendo presente el debate sobre el futuro del periodismo; y a la asesoría y consultoría a medios de comunicación, instituciones públicas y privadas.