“Mírame, mamá. Mírame bien. Soy una niña”, le pidió Josefina a su madre, una jueza de familia de Santiago de Chile.

“Soy un chico trans y quiero que me llamen Gonzalo, que me acepten así”, les dijo a su madre y a su padre un niño de doce años en la Plata (Argentina).

“Despiértense, miren que yo no soy un varón, soy una nena”, expresó Tiziana, en rigor a lo que venía exponiendo cuando decía que soñaba y se miraba al espejo como nena.

 
 

Josefina, Gonzalo y Tiziana son parte de la niñez trans en América Latina. Tres personas que desde muy pequeñas defienden su identidad de género y ser llamadas con el nombre que eligieron. “No se trata de algo nuevo, sino que hay infancias trans porque hay familias que escuchan cada vez más”, dijo Bárbara Magarelli, coordinadora de la Secretaría de Infancias Trans de la Federación Argentina Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, en el libro “El futuro es sin género”, de Ediciones Uniandes.

 

Un libro que compiló Sandra Sánchez López, historiadora, analista de medios en clave de poder y género y directora del Centro de Estudios en Periodismo (Ceper), de la Facultad de Artes y Humanidades de Los Andes. Sánchez asegura en el prólogo de este texto que la batalla por la identidad es innegociable y esto lo demuestra a través de testimonios de vida, “alejándose de las voces típicamente autorizadas, para poner de manifiesto lo que le hace falta al circuito de información sobre lo trans: sus caras”.

 

"El futuro es sin género", de Ediciones Uniandes presenta historias de niñez trans en América Latina.

 

 

Las historias desarrolladas por diversas autoras latinoamericanas son reportajes, crónicas y entrevistas que ponen en evidencia un periodismo que pone en el centro a quienes están fuera del radar de la política institucional, de la política cotidiana y de las agendas rutinarias de los medios y del periodismo diario.

 

Estefanía Avella cuenta las historias de Ana y de Ámbar, dos niñas trans de Bogotá, y de la lucha de sus mamás en las escuelas, en el sistema de salud, en el espacio público. “El recorrido es largo y a veces doloroso, no por el hecho de que sus hijas tengan una identidad de género diversa, sino porque pocas personas lo entienden y muchas menos lo aceptan”, se lee en el reportaje.

 
Mi hijo me explica que no nació en un cuerpo equivocado. Que no se va a transformar en un varón, sino que es un chico trans. Tiene las cosas muchísimo más claras que nosotros y nos educa todo el tiempo. - Mauro, uno de los papás entrevistados en "El futuro es sin género".
 

Mientras que Estefanía Cajeao y Mariana Leder narran la vida de Tiziana, una niña trans argentina que a sus 10 años pudo cambiar el nombre de su documento, gracias a la Ley de Identidad de Género, aprobada en el 2012.

 

“El futuro es sin género”, que salió de una de las palabras de uno de los niños trans entrevistados, tiene también dos apuestas claves: el uso del lenguaje inclusivo en sus páginas entendiendo que la lengua es un territorio de construcción de sentidos, donde proponer nuevas fórmulas es proponer nuevas categorías de personamiento y, con ello, seguir otras ideologías que hacen visible otro mundo posible.

 

La segunda tiene que ver con reflexiones sobre el oficio del periodismo incluyente, el que se pueda hacer más transparente el compromiso político de la comunicación y se dejen atrás los temores y prejuicios frente a los encuentros entre periodismo y activismo.

 

Presentación del libro “El futuro es sin género”, en el canal de la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia, que comparte contenidos sobre los libros publicados por las universidades del país.