‘He aprendido a desarmar el lenguaje’
Así vive un militar activo los tiempos de reconciliación en Colombia. Cursa la Maestría en Construcción de Paz y en el salón comparte con excombatientes de guerrillas y paramilitares.Lleva 21 años en lo que llama el servicio a los demás y decidió que ese sería el sentido de su trabajo para demostrarles a muchos que estar en la guerra humaniza y que solo quienes han vivido las atrocidades de la confrontación armada son capaces de hacer la paz.
El trabajo como oficial de acción integral con comunidades indígenas le ha enseñado a entender su cosmogonía y a apreciar otros pensamientos. Por eso en la Maestría espera conseguir herramientas para orientar a sus compañeros de labores en el respeto por las ideas de los otros.
¿Qué es la paz?
Concibe la paz como una oportunidad para la unidad nacional en el logro de objetivos como desarrollo, innovación social, seguridad alimentaria y seguridad integral, especialmente para las comunidades menos favorecidas, víctimas de los diversos agentes del conflicto armado.
“La paz no hace referencia a un partido político o una ideología, es una necesidad y es el sentir del soldado, del guerrillero, del ciudadano del común; del de derecha, del de izquierda o de quien sea sin importar su convicción personal”.
Esperanzas e ilusiones
Cree que muchas comunidades se organizarán y trabajarán por su desarrollo social y emocional sin temores. También se ilusiona con que la paz nos enseñará el respeto absoluto de las ideas ajenas y “nos ayudará a comprender que cada quien lleva un proceso de desarrollo personal y tiene el derecho a expresar lo que siente”.
Percibe que habrá que pasar la hoja si se quiere acabar con tantos dolores y que se necesita combinar el perdón con la acción social del Estado. “La paz es comida, es trabajo, es oportunidad”.
Miedos
“Veo temores por la incapacidad de mucha gente de perdonar aspectos de la guerra, por ejemplo, el uso de armas no convencionales. Nosotros trabajamos en entender que el país es más importante, que no se trata de quién ganó o quién perdió. Es difícil creer en la palabra de quienes han atacado la estructura del Estado, pero el reto es evitar una nueva confrontación”.
Reconciliación y perdón
Su experiencia le ha enseñado que para perdonar hay que bajarse de una posición personal y entender, por ejemplo, que la contraparte ha tenido objetivos e ideologías y no fue escuchada por el Estado y su opción fueron las armas…
“Estamos en un proceso pedagógico que tenemos que comprender. Las partes en conflicto debemos reconocer que hay responsabilidades históricas que debemos asumir por los errores cometidos. Hace grande a una institución pararse en la plaza pública, pedir perdón y reconocer que fallamos”.
Sociedad: ¿Qué dar y qué esperar?
Uno de sus sueños es que la sociedad sea más abierta, más tolerante, que vea la realidad social y que se preocupe por atacar los problemas desde la raíz, pues ahora ella y el Estado tendrán que trabajar más en educación, en infraestructura, en seguridad integral. “Lo más importante es el cambio de actitud y que no existan casos como la violencia intrafamiliar o contra la mujer y la intolerancia frente a las ideas diferentes”.
Sobre la Maestría en Construcción de Paz
“Me ha enseñado a desarmar el lenguaje. A cambiar el lenguaje de la fuerza del Estado por el de la oportunidad, el de la necesidad del perdón.
A tomar decisiones equilibradas y reestructurar protocolos en mi trabajo para entender que no todo es blanco o negro y que eso que uno ve negro, irregular o insurgente, tiene una razón de ser. Me ha enseñado a comprender el trabajo interagencial, por ejemplo, entre Estado y comunidades indígenas, campesinas o afrodescendientes”.