22/06/2018

Drogas en Bogotá, ¿por qué suben las cifras?

Mujer fuma y exhala el humo.
Estudio sobre consumo de drogas lícitas e ilícitas del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed) de la Universidad de los Andes.
Mujer fuma y exhala el humo.
Mujer fuma y exhala el humo.
Vichas, moños, diablitos…”, se ofrecen en el Eje Ambiental, una extensa zona peatonal en el Centro de la capital por donde transitan bogotanos y turistas. Es viernes y cae la noche. Alrededor del Templete al Libertador, una obra del arquitecto italiano Pietro Cantini elaborada en 1883, aparecen jíbaros que convierten este patrimonio histórico de Bogotá en un hervidero. 

Huele a hierba quemada y salir impregnado es inevitable. Los compradores son universitarios, grupos de jóvenes de tribus urbanas o extranjeros, hombres y mujeres que van en busca de fiesta.

Tal vez, algunos no saben lo que están consumiendo, y aún más grave, ignoran lo nocivas que pueden ser las drogas psicoactivas pues escasamente conocen que podrían causarles daños irreversibles. 

Escenas como estas se repiten en distintos sitios de la ciudad, en todos los estratos y pese a los esfuerzos de las autoridades, este fenómeno está creciendo. “Es muy difícil convencer a un joven de que no consuma cuando ya lo decidió”, dice Hernando Zuleta director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed), de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes. 

Para aproximarse mejor al problema, en 2013, 2015 y 2017, el Cesed realizó un estudio con hombres y mujeres de entre 18 y 35 años sobre consumo de drogas lícitas e ilícitas (alcohol, tabaco, marihuana y cocaína) en Bogotá.

Para los dos primeros años, contó con el apoyo del Observatorio Latinoamericano de Políticas de Drogas y Opinión Pública de Asuntos del Sur.

La información recopilada por los investigadores de la Universidad de los Andes podría ser un insumo para reforzar otros trabajos como el Estudio de consumo de sustancias psicoactivas, Bogotá D.C., de la Secretaría de Salud, y de esta forma ayudar a aclarar el camino para prevenir y enfrentar este fenómeno.

En primera instancia, el análisis del Cesed demuestra que la cifra de consumo de cocaína se duplicó. Pasó de 7,5 % en 2013 a 17 % en 2017. “Se reportaron más personas que exploran o que probaron alguna vez en su vida”, señala Claudia Rodríguez Castellanos, investigadora de Los Andes. 



Aunque la muestra fue distinta durante los tres periodos, los ejercicios estadísticos y las metodologías empleadas por el Cesed permitieron relacionar la afinidad y la postura de los encuestados sobre sus prejuicios frente al consumo. Para Hernando Zuleta, el aumento en las cifras tiene que ver con que “probablemente, la gente se manifiesta más liberal y está cada vez más dispuesta a reportar su consumo a lo largo de la vida”. 

Los datos arrojan, además, que los bogotanos consideran que el alcohol es más peligroso que el cigarrillo o la marihuana, sin embargo, 99 % de los 2.418 encuestados reportan haber tomado trago en su vida. 





Por otro lado, la cifra de quienes fumaron o consumieron marihuana de alguna manera creció 20 puntos porcentuales: “En cualquier presentación, esta sustancia puede llegar a ser peligrosa por los riesgos de dependencia psicológica que genera”, explica la investigadora del Cesed refiriéndose a que es adictiva y, a sus efectos de ansiedad y estrés.
 


A su vez, precisa que más de la mitad de los hombres (59 %) la consumieron alguna vez en su vida. Igualmente, los cambios en la percepción de la gente frente a la seguridad y la salud pública también sorprendieron. 

En 2013, la gente favorecía la prohibición de drogas y la toma de medidas represivas para los consumidores; esto es distinto a 2017 cuando “las personas se movilizaban hacia la legalización y hacia un enfoque de apoyo en materia de salud pública: atención médica, psicológica y psiquiátrica para los adictos”, compara Claudia Rodríguez, que también es economista y magíster en Economía de la Universidad de los Andes. 



A todo este flagelo se suma la aparición de drogas de diseño o sintéticas, que disparan, aún más, el consumo de sustancias psicoactivas con consecuencias fatales. “El efecto de estas drogas es problemático fundamentalmente porque la gente consume algo que no sabe —asegura Zuleta—. Puede sonar controversial, pero una de las reacciones de las autoridades debe ser explicar el contenido y los efectos de las diferentes drogas con campañas educativas”, concluye el experto. 

Conozca AQUÍ todo sobre el estudio.

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