A simple vista, la oficina de Margarita acumula el conocimiento que por más de cinco décadas le ha compartido a sus estudiantes. Está lleno de libros de matemáticas y otros documentos.  

Margarita Botero es fuente de inspiración. Estudió matemáticas en Los Andes y logró en 2001 el título de profesora Emérita de la Facultad de Ciencias
 

 

Sale de su centro de operaciones, en el Bloque H, y camina con pausa por el prado de San Alberto Magno, o del Bobo como le dicen los estudiantes. Mientras recorre este lugar emblemático de la Universidad cuenta los retos de haber sido pionera con el primer curso de matemática virtual, hace más de 50 años, gracias al apoyo de la Universidad de Mainz, de donde es magíster en Matemáticas y a la Open University de Inglaterra. 

Paso a paso, recuerda, jocosa, las grabaciones del curso. "Tenía que ponerme el mismo vestido de maternidad para mantener la secuencia audiovisual y facilitar así la edición de cada video", dice sobre aquella época que le dejó una experiencia inolvidable, pues alguien consideró que tantas horas de grabación no eran importantes. Los casetes fueron a dar a la basura. “Por supuesto, tocó grabar todo nuevamente y, al fin, con un vestido de maternidad distinto”, narra entre risas la doctora en Matemáticas de la Universidad de Tecnología Clausthal en Alemania.

 




 Foto: Administración Documental


Pero sus aportes a la educación han ido más allá de los números, de las fórmulas, de las ecuaciones...  

Promulga y vive su vida con dos grandes virtudes, gratitud y compasión "indispensables para ser feliz", resalta la matemática apasionada por la literatura. “Ser compasivo con uno mismo y con lo demás, es lo que nos lleva lejos; y como mujeres sí que lo necesitamos más”, agrega con palabras vestidas de experiencia, esa que solo tiene como madre de tres hijos y abuela de dos niñas. 

Estudió en un colegio de monjas salesianas en Ibagué. Ellas acompañaron su formación, pero fue un profesor vasco quien la contagió de ese amor por los números y así fue como se encaminó en el mundo de las ciencias exactas. 

“Ser mujer nunca fue un obstáculo para alcanzar mis metas”, expresa con vehemencia. Su infancia estuvo enmarcada en un escenario con sus cinco hermanos, dos de ellos hombres. Todos experimentaban y aprendían lo mismo sin ningún tipo de restricción, gracias a que su papá, médico de profesión y amante de la tecnología, fomentaba un ambiente familiar en el que había vía libre para alcanzar sus propósitos. 

Inspirada por los matemáticos Henry Yerly, su profesor, y Peter Konder,  Margarita ha recorrido un camino profesional en la Universidad de los Andes, como estudiante, profesora y decana de Ciencias.

Los estudiantes de Margarita Botreo dicen que es una gran científica e investigadora. Que es un ejemplo a seguir, pues no solo ha dedicado parte de su vida a la academia, sino que gracias a su conocimiento diverso, también ha participado en proyectos de educación que impactan en el desarrollo de la sociedad. Actualmente, hace parte del comité académico de Colfuturo, el cual ha beneficiado a más de 15.000 jóvenes para estudios de posgrado en el exterior; pertenece a la asociación Alianza Educativa, que trabaja con once escuelas y más de 12.000 niños; y además es miembro del Consejo Directivo de la Universidad de Ibagué, en su tierra.



 

 

 Fotos: Administración Documental

 


¿Qué consejo les daría a las mujeres jóvenes o, incluso, a sus nietas para que cumplan sus sueños?

 “No es que 'pobrecita' ni que la vida me ha dado duro, y que por eso no puedo. No. Por el contrario, yo soy una 'verraca' y yo puedo. Y la vida puede que me haya dado duro, pero yo le doy más duro a la vida y salgo adelante”. 
 

Para ella, las experiencias, buenas o no tan buenas, llegan para enseñar, y nuestro trabajo como seres humanos es tener la humildad de aprender de cada una de ellas. Eso sí, siempre con una premisa: “Ser agradecido con lo demás y con uno mismo, nos conduce a la felicidad y al éxito”. 

 

Escrito por:

Ana Maria Forero Perez