30/11/2020

El camino hacia ciudades sin huella de carbono

Panorámica de la ciudad.
En 2050, unas 10 mil millones de personas vivirán en las ciudades por lo que resulta urgente poner los ojos en la reducción de emisiones de carbono y en crear estrategias para frenar el cambio climático. En 2018, solo 7 ciudades latinoamericanas hicieron parte del Índice de ciudades sostenibles, ninguna colombiana.

Por eso el estudio “Ciudades con bajas emisiones de carbono en Colombia: un enfoque de modelaje urbano integrado para el análisis de políticas”, liderado por Ángela Cadena y Nicanor Quijano, profesores del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, y Mónica Espinosa, investigadora posdoctoral, desarrolló un libro blanco con recomendaciones, herramientas y criterios para ser aplicados en los proyectos urbanos del país.

La iniciativa que hace parte de UK PACT-Colombia, una alianza entre los gobiernos de Colombia y el Reino Unido, trabajó también con base en dos estudios de caso: Ciudad Verde, en Soacha y Lagos de Torca, en el norte de Bogotá. “Usualmente los desarrollos urbanos se abordan desde la perspectiva del uso del suelo, las necesidades de transporte, entre otros; desde una óptica de servicios, pero sin mayor análisis sobre formas eficientes, descentralizadas o limpias”, explican los investigadores.

Un ejemplo tiene que ver con el manejo de residuos, que suele solo delegarse a una empresa de servicios. Sin embargo, explica la profesora Ángela Cadena, la decisión puede ser activa: por qué no desarrollar alternativas que permitan el aprovechamiento de residuos, que son finalmente generadores de gases de efecto invernadero.

En este caso, la investigación propone como opciones el compostaje o la digestión anaerobia, que evitarían el transporte de sustancias y el crecimiento de rellenos sanitarios. A largo plazo, plantear alternativas pensando en la generación de electricidad a través de la gestión de residuos.

Se trata de contar con una mirada amplia que podría dar soluciones en sectores como la energía, el transporte, los ecosistemas urbanos, el manejo del agua y las edificaciones e infraestructura. Así se puede reducir la huella de carbono, mitigar el cambio climático y mejorar las condiciones de habitabilidad. “Miradas de las que también podrían hacer parte sociólogos, antropólogos y economistas. Construyendo así ciudades que contribuyan a la productividad y la prosperidad”, agrega Cadena.
 

Imitar a la naturaleza


Aprovechar el potencial del agua en los proyectos urbanos es una tarea alcanzable y muy útil para ayudar al planeta. Natalia Bernal, investigadora del proyecto, insiste en que se pueden buscar alternativas al modelo tradicional de uso que se le ha dado. En sus palabras invita a ver el agua residual como un recurso: crear sistemas que permitan reusarla de las lavadoras a las cisternas y con la lluvia destinarla para el riego de jardines o la limpieza de calles.

Al reducir el consumo se disminuye la emisión de gases de efecto invernadero y por ende se mitiga el cambio climático. Frente a las escorrentías o el agua que corre por los centros urbanos se propone un sistema de drenaje que imite a la naturaleza: construir franjas o cunetas verdes, jardines de lluvia o humedales artificiales, que reducen la cantidad de agua.

Las soluciones para mejorar la calidad del aire también están a la mano. Bernal destaca, por ejemplo, las fachadas o los techos verdes para reducir el material particulado. “Se trata de soluciones descentralizadas que ya se conocen, pero que al ser usadas por los desarrolladores urbanos mejoran la resiliencia y las condiciones de habitabilidad”, cuenta Cadena.

Al pensar en ecosistemas urbanos se debe tener en cuenta la restauración ecológica de las zonas protegidas como ocurre en Lagos de Torca: reducir las áreas duras en zonas verdes y plantar árboles en zonas comunes y privadas.

Ilustración Panorámica de la ciudad.

Escenarios de mejora

Al trascender las miradas conservadoras, los proyectos deben pensarse a 30, 40 años, permitiendo a las comunidades mayores posibilidades de gestionar y por qué no que sean las mujeres quienes desarrollen estos roles.

El profesor Nicanor Quijano destaca la visión sistémica en la que todos los sectores tengan relación directa con los otros. En el caso de Ciudad Verde incluir infraestructura como colegios, para evitar el desplazamiento o incentivar un transporte consistente en la mitigación del cambio climático, que aún es deficiente.

Para esta planeación es también importante involucrar a los ciudadanos, de hecho, el proyecto lo hizo con los habitantes de Ciudad Verde y se evidenciaron fuertes falencias en el acceso al transporte. Lo que hace que se ponga sobre la mesa la idea de las ciudades de 15 minutos, donde ir a trabajar, estudiar o desplazarse no supere ese periodo de tiempo.

Con la pandemia, las personas empezarán a cambiar sus patrones de comportamientos y para eso también se pueden pensar desarrollos urbanos con sistemas de bicicletas, sustitución a buses eléctricos y vehículos autónomos eléctricos que lleven a las personas de un lado al otro.

El proyecto también aborda ideas como la instalación de paneles solares, el uso de neveras más eficientes, el reemplazo por estufas de inducción y calentadores con electricidad limpia. Además, el cambio del ladrillo por bloques de tierra comprimida y el cemento por cenizas volantes, que generan menor impacto.

Para financiar estos cambios, países como México han creado hipotecas verdes que financian la obtención de equipos verdes o también se plantea subir los subsidios para Viviendas de Interés Social (VIS).

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El proyecto:  “Ciudades con bajas emisiones de carbono en Colombia: un enfoque de modelaje urbano integrado para el análisis de políticas” contó con la siguiente participación:
Grupo de investigadores:
Ángela Cadena, Clemencia Escallón, Mónica Espinosa, José A. Guevara, Luis A. Guzmán, Guillermo Jiménez, Juana Mariño, Angélica Ospina, Daniel Oviedo, Nicanor Quijano, Juan P. Rodríguez, Manuel Rodríguez, Hernando Vargas
Natalia Bernal, Charly Cepeda, Jhon Escorcia, Álvaro A. Garay, Mónica Giraldo, Sara Jiménez, Luis G. Marín, Natalia Montoya, Eliana Ortiz, Lorena Pupo, María Rincón, Felipe Rivera, Flavio Suarez, Oscar Torres.

Colaboración de:
Germán Andrade, Sarah Arboleda, Luis Ignacio Betancur, Tatiana Carreño, Susan Charlesworth, Gerardo Chávez, Julio Dávila, Carlos Giraldo, Juan Camilo Gónzalez, Dario Hidalgo, Juan David Lizcano, Camilo Luengas, Carolina Montes, Alejandra Ovalle, Ricardo Smith, Santiago Uribe y Dimitri Zaninovich.

Información de:
Amarilo, Ciudad Verde, Gerencia de Lagos de Torca, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Departamento Nacional de Planeación y Prodesa.

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