En búsqueda de la justicia laboral
El movimiento sindical: de la protección legislativa al desprestigio social.El movimiento sindical: de la protección legislativa al desprestigio social. Historia del sindicalismo en Colombia, lanzamiento en la Filbo 2016.
Desde 1965 Miguel Urrutia se ha dedicado al estudio del sindicalismo en Colombia. Su tesis doctoral Historia del sindicalismo en Colombia fue publicada en Colombia y en Estados Unidos en 1967.
Desde entonces, y desde sus cargos como director general de Planeación, ministro de Minas y Energía, director de Fedesarrollo y miembro de la junta directiva del Banco de la República, entre otros, le ha seguido el rastro.
Tanto, que en la Feria del Libro de Bogotá (2016) publicó la segunda versión de la Historia del sindicalismo en Colombia, con análisis actualizados hasta 2013.
En ese recorrido, Urrutia llama la atención sobre el declive del movimiento sindical en el país, que pasó de tener entre el 12 % y el 16 % de la fuerza de trabajo en 1965, al 9 % en 1984 y al 5 % en 2002, según cifras del Observatorio del Trabajo de la Universidad Externado de Colombia, y declaraciones de Tarcisio Mora, expresidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Esta reducción, dice en su libro el profesor de Economía de Los Andes, fue producida en parte por las amenazas y asesinatos de sindicalistas a manos de grupos armados al margen de la ley. También, por el cambio en la ocupación de los trabajadores en el mundo actual, pues hay mucha gente dedicada al comercio, donde el sindicalismo no es común, y cada vez son menos los trabajadores en asuntos técnicos, donde anteriormente tenía fuerza el movimiento.
El declive tiene que ver también con la baja popularidad de los sindicatos en el país. De acuerdo con la presentación que hizo Urrutia de su libro en la Feria del Libro de Bogotá, y apoyado en encuestas de opinión, en 2010 solo los partidos políticos y el Congreso eran menos confiables que el sindicalismo.
Esto tiene que ver con las exigencias poco realistas del movimiento en materia laboral. Han llegado a exigir aumentos del 50 % en el salario, señala el economista.
Sin embargo, el apoyo de la sociedad al sindicalismo es fundamental para la democracia y el fortalecimiento del sistema político, dice, pues son ellos quienes luchan por la justicia laboral y la democracia. Y a veces ese rol no se enfatiza suficiente.
En las empresas, donde son vistos de lejitos, los sindicalistas juegan un papel fundamental en el ambiente, en la relación entre los jefes y los empleados y en relación con el rol de las mujeres. Lo mejor que puede hacer un empresario es trabajar de la mano de los sindicatos para mejorar todo ese ambiente. Los gerentes no deben tenerle reservas a la acción sindical, concluye.