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Uso de la fuerza policial: entre la polarización y la transformación

Informe internacional propone ajustes para apoyar procesos de innovación policial y recuperación de la confianza con la ciudadanía.
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Informe internacional propone ajustes para apoyar procesos de innovación policial y recuperación de la confianza con la ciudadanía.

El aumento de protestas en varios países y el uso de la fuerza policial han desdibujado la confianza en esta institución y su legitimidad. Por eso en el mundo se adelantan dinámicas para recuperar la credibilidad y ejercer una buena gobernanza en este ámbito.

En un evento con la Escuela de Gobierno, de la Universidad de los Andes, DCAF (Geneva Centre for Security Sector Governance) lanzó un estudio con recomendaciones para apoyar los procesos de innovación policial, fortalecer la transparencia y la participación ciudadana.

El documento afirma que, aunque hay un marco de políticas sólido en Colombia y en la región, siguen presentándose incidentes, una divergencia que puede estar impulsada por la cultura organizacional.

De hecho, hablar de cultura policial resulta siendo un concepto complejo porque cuando se propicia de manera saludable puede fomentar características positivas, mientras que, con rasgos negativos como la masculinidad tóxica, puede convertirse en un factor causal en el uso indebido de la fuerza. Así para contrarrestar este tipo de comportamientos se requiere un liderazgo ético y mecanismos sólidos de responsabilidad.

Natalia Escobar, una de las investigadoras del estudio, asegura que el uso de la fuerza no se refiere a las acciones físicas de agentes individuales, sino a un sistema estrechamente interrelacionado y es, finalmente, el resultado de un conjunto complejo de procesos.

La gobernanza del uso de la fuerza debe basarse en tres pilares: el estado de derecho, los recursos humanos y la rendición de cuentas. El primero hace referencia sobre cómo debe actuar la policía y recomienda que esta institución debe ser lo suficientemente autónoma para tomar decisiones respetando el marco legal.

El segundo pilar sugiere que debe incluirse entrenamiento relacionado con habilidades de comunicación, perspectiva de género, técnicas para minimizar el conflicto, entre otras. Sobre la rendición de cuentas se recomienda que sea interna y externa: la primera que incluya un código de ética y la segunda, la creación de un organismo externo que sea capaz de investigar denuncias contra la policía.

Desarrollar un modelo organizacional que incorpore medidas para moldear las actitudes y regular el comportamiento, con respecto al uso de la fuerza también es clave. Además de un gobierno receptivo, leyes justas y tribunales imparciales para que la policía sea reconocida como protectora legítima de los derechos.

Consulte el estudio: "Uso de la fuerza policial: un marco para garantizar la buena gobernanza"

“Un paso adelante a la polarización”

El debate público frente al uso de la fuerza se ha polarizado tanto que es hora de generar un diálogo con una profunda escucha mutua. María Margarita Zuleta, directora de la Escuela de Gobierno, afirma que es hora de dar un paso adelante y de buscar perspectivas y posturas distintas para construir democracia.

“La conversación se ha polarizado desconociendo que del otro lado también hay seres humanos con derechos”, agrega Arlene Tickner, profesora de la Universidad del Rosario, quien también hizo parte de esta conversación.

Tickner y Zuleta coinciden en que las transformaciones no se hacen en el vacío, sino en una realidad y lógica política. Explican que la policía está en el centro de los debates porque son la cara visible del Estado, sin embargo, sus reformas son disonantes a la realidad política, de ahí la recomendación de que estos cambios sean técnicos, políticos y profundos.

Es importante también crear capital social para garantizar el desarrollo y el control por parte de la ciudadanía e involucrarla en los diferentes procesos de forma permanente. Hugo Acero, experto en seguridad, destaca que también es vital difundir la información de las reformas y que las mismas sean de fácil acceso para la gente.

La vía para recuperar la confianza va en línea con la idea de construir junto con la ciudadanía, agrega Liliana Pechene, lideresa indígena del pueblo Misak. “El ejercicio del uso de la fuerza debe ser un procedimiento que respete el derecho a la vida”, añade y además invita a dejar miradas discriminatorias que invisibilizan a los pueblos indígenas.

El estudio reitera promover y garantizar la diversidad y la no discriminación, incluso dentro de las políticas de reclutamiento: “La policía debe ser un reflejo de la comunidad a la que se sirve”, concluye el estudio.