A muchos les gustaría predecir el futuro y, en parte, es lo atractivo de las encuestas electorales, al hacer una predicción de quién puede ser la persona encargada de administrar una ciudad o un país. Por eso los medios crean expectativa antes de presentarla, hacen un gran despliegue de sus resultados, y dedican buena parte de sus espacios para analizar las cifras que arrojaron. Pero un ciudadano, ¿en qué debe fijarse al conocer una encuesta? 
 

Lo primero que señala Mónica Pachón, doctora en Ciencia Política y profesora de la Facultad de Arquitectura y  Diseño, de la Universidad de los Andes, es fijarse si esta tiene una muestra representativa. Existen los opinómetros, encuestas rápidas en internet que se preocupan más por sumar participantes. Estas no son encuestas. Las encuestas deben tener participantes aleatorios que representen a toda la población que votaría, por ejemplo, sí es una elección nacional, debe consultar a personas de los diferentes departamentos, a hombres y mujeres en las proporciones que tenga el país, y edades igualmente en proporción representativa. 

Una foto, un instante 

Al mirar una encuesta hay que tener presente de que se trata de la “foto” de un instante y que, si una elección está en proceso, los porcentajes irán cambiando. Por eso la recomendación es fijarse si esta tiene la opción de voto en blanco o la de no sabe/no responde, para las personas que aún están indecisas.  
 

Otro factor importante es el margen de error, que es la imprecisión de la muestra, una causa de la dificultad de consultar a todos los votantes. Así, cuanto mayor es la muestra, más pequeño es el margen de error y más confianza se podría tener en los resultados. 
 

El margen de error, al igual que la información de quién financió la encuesta, el tamaño de la muestra o los lugares de muestreo están en la ficha técnica. Esta generalmente es presentada al final de los resultados. Hay que tenerla muy en cuenta y no restarle importancia por el poco espacio que se le dedica. 

 

Las encuestas dentro de las campañas 

Para las campañas las encuestas son fundamentales. De estas depende que los candidatos reciban financiación, atención de los medios o que los ciudadanos se motiven para subirse en el bus de la victoria y voten por el candidato con más opción. Como muestra un artículo de La Silla Vacía sobre su manipulación, las campañas las realizan para detectar debilidades y fortalezas, planear estrategias y, en algunos casos, para hacer ver a su candidato como el ganador. 
 

Algunas estrategias que se utilizan para manipularlas pueden ser sutiles, pero influir en los resultados. Quien paga la encuesta puede pedir que se pongan en un determinado orden los candidatos o no incluir a todos los contendores.  
 

Prestarse para esto puede dañar la imagen de la firma encuestadora y por eso la importancia de mirar quién la realizó; información que está en la ficha técnica. Una encuestadora que esté registrada ante el Consejo Nacional Electoral se juega mucho más que una que no lo está, y de la que los medios ni siquiera deberían publicar los resultados.  
  

Las encuestas pueden influir en la decisión del votante, por eso la importancia de revisarlas con atención y echarles un buen ojo. 
 

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