70 % de la minería en Colombia se realiza de manera informal, es decir de manera artesanal y en pequeña escala. La pequeña minería no cuenta con permisos del gobierno y genera impactos en las comunidades y el medio ambiente como erosión, contaminación de ríos, entre otros. Por ejemplo, la extracción de oro en zonas fronterizas de los ríos Caquetá y Putumayo ha generado afectaciones importantes a la salud y la vida de los pueblos indígenas que habitan estos territorios.
 
El estudio, 'Minería de oro artesanal y de pequeña escala. Estrategias para su formalización y diferenciación de la minería ilegal', señala que para lograr que las personas que viven de este tipo de minería formalicen su actividad, es importante hablar de incentivos y no de multas. “En comunidades rurales y vulnerables con necesidades básicas insatisfechas, hablar de multas es realmente inviable”, afirma María Alejandra Vélez, directora del Centro de Estudios Sobre Seguridad y Drogas (Cesed), quién agrega que dichos incentivos deberían ser colectivos, no individuales.
 
Varios son los beneficios que podrían obtener los mineros artesanales con la formalización. Entre ellos, lograr mejores precios; acceder a sellos y certificaciones que les permitan ingresar a un nicho más amplio del mercado; recibir pagos por servicios ambientales como reconocimiento a la práctica de una minería responsable en términos sociales y ambientales, este último incentivo se otorgaría a las personas que cambian los usos del suelo para proteger los bosques.
 
De igual manera, la investigación muestra, que son muchos los obstáculos que encuentran los mineros  que quieren legalizar su actividad. “Existe mucha desinformación sobre el proceso de formalización —indica María Alejandra Vélez—. Adicional a esto, para realizar el registro en las alcaldías deben sacar RUT en línea y no hay acceso a internet en zonas rurales”, agrega.

Según el documento del Cesed escrito por Juliana Rubiano, Maria Alejandra Velez y Ximena Rueda, la formalización ayudaría a que la extracción de minerales tenga trazabilidad, esto permite saber de dónde viene el oro, cómo se transporta, quién lo transformó y si es o no financiado por algún grupo armado, pues es necesario diferenciar la minería informal y artesanal de la criminal que está ligada a una serie de actividades desarrolladas por grupos al margen de la ley que la han utilizado como fuente de financiación.
 
Es común que esta actividad se realice en los mismos lugares donde hay cultivos de coca. Por ejemplo, 42 % de los territorios en donde se extrae oro, también existen cultivos ilícitos, “la formalización de esta minería podría ser un sustituto interesante a la actividad de siembra coca”, resalta la profesora de la Facultad de Economía
 
Con esto en cuenta, es esencial diseñar y avanzar en estrategias de política pública para avanzar en la formalización de los mineros artesanales y de pequeña escala. Algunas de ellas: definir lineamientos jurídicos que garanticen el desarrollo del sector, adoptar procesos de registro simples y descentralizados y ejecutar programas de educación sobre prácticas sostenibles y eficientes.

Datos del estudio: 
'Minería de oro artesanal y de pequeña escala. Estrategias para su formalización y diferenciación de la minería ilegal', realizado por el Centro de Estudios Sobre Seguridad y Drogas (Cesed) de la Universidad de los Andes. Autoras: Juliana Rubiano, Maria Alejandra Velez (Cesed), y Ximena Rueda (Facultad de Administración).