Tras el histórico cese al fuego, la firma del acuerdo de paz, hace 5 años, en un ambiente festivo y luego una firma más sobria tras el plebiscito, la profesora de Ciencia Política, Angelika Rettberg, extiende una invitación a pensar juntos ¿Cómo va la paz en Colombia y que nos augura en los próximos años? Un proyecto editorial que recoge diversas perspectivas y que destaca a la academia como una fuente de reflexión, de acuerdo con Laura Betancur, profesora de la Facultad de Derecho.

“El conflicto y su resolución han marcado el rumbo de las Ciencias Sociales en Colombia, por eso este libro muestra la riqueza de las investigaciones que se generan en la Universidad de los Andes y los diversos puntos de vista. Es, en definitiva, una academia más conectada con el país”, agrega Mauricio Nieto, decano de la Facultad de Ciencias Sociales.

En un primer conversatorio se exploraron temas como la opinión pública, la participación política del partido Comunes, la reincorporación económica y los monumentos de la paz que se acordaron tras los acuerdos.

 
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Crece disposición a la reconciliación con excombatientes



El acuerdo de paz cuenta con un apoyo cercano a la mitad de los colombianos y este ha venido aumentando en los últimos años. Para el 2020, el apoyo a la salida negociada estaba en un 71 %, de acuerdo con los resultados del Observatorio de la Democracia de Los Andes. Es el porcentaje más alto de aceptación desde el 2004.

Sin embargo, en sus componentes el acuerdo de paz varía en su apoyo. Aspectos como las curules de paz, la implementación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) y los programas de sustitución tienen un apoyo cercano al 70 %, mientras que los que suponen alguna concesión hacia los excombatientes tienen una aprobación del 25, 8 %, en el caso de la participación política de las Farc, y del 37, 8 %, con respecto a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

No obstante, hay una creciente disposición a la convivencia y reconciliación con excombatientes: para el 2020, un 66 % de los encuestados aseguraron que era posible el perdón, frente a un 2013, donde el porcentaje era de un 42 %. Los resultados también mostraron mayor disposición a la convivencia en espacios labores que escolares.

Miguel García Sánchez, director del Departamento de Ciencia Política y co-director del Observatorio de la Democracia, explica que hay una tensión entre las expectativas y la percepción sobre la implementación del acuerdo de paz. Un 60 % esperaba que más de la mitad del acuerdo se hubiera implementado, pero el 70 % cree que se ha puesto en marcha muy poco.

En un último aspecto, García anota que la brecha de la opinión se ha cerrado en la medida en que las élites han dejado de discutir sobre los temas de paz. Y que muchas de las opiniones que se tienen sobre este tema han estado determinadas por la división entre el campo político uribista y el resto de grupos políticos.
 
 

Armas por urnas



En un análisis de profesores e investigadores de Ciencia Política se plantearon los retos electorales y legislativos del Partido Comunes, luego de la firma de la paz. Se detectó una baja votación a nivel municipal para Senado y Cámara y mayor número de votos en las regiones donde la organización fue más fuerte o porque eran los lugares de origen de los candidatos. De hecho, se alcanzaron 33.956 votos en cinco circunscripciones, entre las que se encuentran Bogotá, Antioquia, Atlántico, Santander y Valle.

Entre el 20 de julio de 2018 y el 31 de marzo de 2021, los integrantes de Comunes participaron en 150 iniciativas, de las cuales un 92 % fueron proyectos que se presentaron con congresistas de otros partidos. Dos de esas iniciativas fueron sancionadas como leyes, una de estas se relaciona con la sanción efectiva de delitos cometidos en contra de la administración pública.

“Un elemento que nos llama la atención analizar son las relaciones conflictivas entre la movilización social y política y la representación partidista. Teniendo en cuenta que uno de los objetos de discusión en Colombia tiene que ver con las dificultades de desempeño electoral de la izquierda, no solo de la insurgencia vuelta partido, sino en la historia”, señala la profesora de Ciencia Política Ingrid Bolívar. La investigadora explica que en el capítulo de este proyecto dedicado a Comunes también se busca explorar ¿Cómo se construyen acuerdos políticos? Y ¿Qué ocurre con el liderazgo y el don de mando?
Vivir en las ciudades, asumiendo la reincorporación ha debilitado a la organización - Ingrid Bolívar, profesora de Ciencia Política.


Un modelo comunitario



Detrás de la reincorporación económica de las Farc está un modelo comunitario en el que hay una agenda política y social, “no se trata solo de una serie de emprendimientos”, explican los profesores Andrés Barrios, de Los Andes y Alan Wagenberg, de la Universidad Externado de Colombia.

A julio de 2021, la Agencia Nacional de Reincorporación registraba 13.997 personas acreditadas por el Alto Comisionado para la Paz y un 95 % de estas ya bancarizadas. Además de más de 3.000 proyectos aprobados y 6.995 personas beneficiadas.

Se destacan, por ejemplo, casos como el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Agua Bonita, donde las personas compraron 6 hectáreas y han desarrollado 9 proyectos productivos. O el caso de Miravalle, donde se alquilaron 33 hectáreas y hay 2 proyectos productivos en curso.

Este capítulo del libro ¿Cómo va la paz en Colombia? recomienda seguir fortaleciendo el liderazgo, las habilidades gerenciales e integrar los proyectos al ecosistema de los emprendimientos. Además de generar mayor confianza entre los actores.
 

 

Monumentos: una historia inconclusa



De los tres monumentos que se acordaron construirse luego de la firma del acuerdo de paz, solo dos fueron realizados: “Fragmentos” de Doris Salcedo, en Bogotá y “Kusikawsay”, que está en la sede las Naciones Unidas en Nueva York. Un tercero que se instalaría en Cuba, aún no ha sido convocado.

“Fragmentos”, descrito por la artista como un lugar de memoria, está compuesto por láminas de piso que resultaron de la fundición de 8.994 armas de la antigua guerrilla. La elaboración de este objeto contó con la participación de mujeres víctimas de violencia sexual en el conflicto armado.

Mientras que “Kusikawsay” se trata de un cayuco o embarcación que en su forma parece un proyectil y que fue elaborado con 7 toneladas de bronce entregadas por las Farc. El nombre de la obra es una palabra quechua que, según el artista Mario Opazo, significa “vida apacible y venturosa”.

Desde la concepción de estos proyectos se buscaba hacer un monumento que no cayera en la homogenización de experiencias del conflicto y que motivara la participación y la colectividad, además que reflejara las ideas de justicia restaurativa, la reparación simbólica y el proceso de justicia transicional, explica María Clara Bernal, profesora de la Facultad de Artes y Humanidades, de Los Andes.

Sin embargo, a 5 años de la firma del acuerdo de paz, Bernal se muestra escéptica a que monumentos con armas pueda reparar el daño del conflicto. “Parece una serie de frustraciones, porque perdimos de vista lo complejo que era, incluso la idea de que representaran todos los lados del conflicto”, explica.

Se buscaban instalaciones que dieran cabida cada día a la paz, complementa, y por eso destaca la exposición “Vidas robadas”, que tuvo espacio en “Fragmentos”, porque finalmente es un lugar para la comunidad y no solo para exhibir arte. Se podría pensar, entonces, en una función de restaurar y reparar, donde también estuviera la perspectiva de la víctima y no solo de la antigua guerrilla y del gobierno.
Foto de una mujer desaparecida en Colombia, en el fondo un jardín.

Foto de una mujer desaparecida en Colombia, en el fondo un jardín.