El conflicto armado; los cultivos ilegales y el narcotráfico; la pobreza y la falta de desarrollo; la deforestación y la pérdida de biodiversidad; la vulnerabilidad frente al cambio climático y el acceso limitado a la educación y la salud son males que han hecho mella en el inconsciente colectivo de la gente.
Caquetá se niega a rendirse
Pensando en encarar una de esas problemáticas, surgió la oportunidad de ampliar la cobertura y hacer más eficientes los servicios de salud mental, pero con propuestas coproducidas con comunidades afectadas por el conflicto armado.Pobladores de Florencia y La Montañita [exactamente del Centro Poblado Héctor Ramírez] integraron el proyecto ‘Empezando desde abajo: re-imaginando los servicios comunitarios de salud mental en Colombia (STARS-C)’, de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Andes, University College London (UCL), London School of Economics and Political Science (LSE), y las organizaciones sin ánimo de lucro COOMBUVIPAC y CorpoManigua.
Merceditas García (lideresa comunitaria), Nelcy Correa ‘Tatiana’ (firmante de paz) y Fidel Borja (adulto mayor) compartieron sus historias de vida en un documental, para ilustrar, en parte, el contexto que vive el Caquetá, un pueblo que viene sorteando obstáculos 'Desde abajo', pero que resiste con la esperanza de resurgir.
Vea el corto documental 'Desde abajo'
Detalles del proyecto STARS-C
Foto: Daniel Álvarez
La investigación empezó en febrero de 2021 y siguió su curso hasta mayo de 2023.
María Cecilia Dedios, investigadora principal del proyecto y profesora de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, explica que esta participación activa de las comunidades consistió en identificar prioridades con relación al bienestar emocional de ellas, para que pudieran determinar las acciones que querían tomar y sus modos de organización. El proyecto logró fortalecer los vínculos comunitarios, las conexiones sociales y la construcción de futuro.
Las fases del proyecto: diagnóstico, intervención y evaluación
Diagnóstico: esta fase buscó extraer el significado de salud mental de las comunidades, sin imponer una visión académica, sino entendiendo su perspectiva al respecto; lo que concebían ellos por bienestar y los factores que influían en su malestar emocional.Intervención: las comunidades se organizaron en grupos de acción participativa para priorizar qué acciones querían tomar y luego las implementaron. Algunas de esas respuestas en sus territorios fueron crear kits de primeros auxilios o producir huertas, entre otras.
Evaluación: se reunieron a los participantes en el Centro Poblado Héctor Ramírez [antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de los firmantes de paz], y las comunidades hicieron el ejercicio de saber si lograron o no las metas que se habían propuesto.
“Me sorprendió enormemente la claridad que tienen las personas de identificar su contribución a este proceso. Ahora ellos saben cómo pueden contribuir al bienestar de sus comunidades”, concluye la profesora Dedios.
Este proyecto se financió gracias a MinCiencias y UK Research and Innovation (UKRI).