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Retribuir para que otros puedan crecer

La reciprocidad en las becas estudiantiles permite apoyar a jóvenes con excelencia académica y recursos económicos limitados.
Bachilleres

La reciprocidad en las becas estudiantiles permite apoyar a jóvenes con excelencia académica y recursos económicos limitados.

Convertirse en profesionales es el anhelo de miles de jóvenes en Colombia. Y ayudar a aquellos bachilleres que no cuentan con recursos económicos suficientes para acceder a educación superior de calidad, uno de los propósitos de los equipos de Apoyo Financiero y de la Dirección de Filantropía, dos dependencias de la Universidad de los Andes que tienen en su derrotero encontrar fórmulas que permitan apoyar a jóvenes con excelencia académica y escasas oportunidades para ingresar a una universidad acreditada.

José Daniel Fandiño fue uno de ellos. Estudió en Los Andes ingeniería de sistemas y computación, se graduó en 2019 y una vez concluyó sus estudios logró vincularse a Google, cumpliendo así uno de sus mayores objetivos desde que ingresó a la Universidad: pertenecer a una de las compañías multinacionales más importantes del mundo, una meta alcanzada gracias a la solidaridad de quienes se han sumado a la reciprocidad de becas a través del programa Quiero Estudiar.

"Gracias al apoyo financiero que obtuve por medio de Quiero Estudiar pude cursar la carrera que quería, en la universidad que quería. Esto ayudó enormemente en mi desarrollo profesional pues me brindó oportunidades académicas y laborales que me llevaron a conseguir el empleo de mis sueños", cuenta José Daniel.

Desde 2012, Los Andes hizo una revisión profunda en sus programas de apoyo y se pudo comprobar que seguir con el esquema de becas tradicionales, si bien generaba incentivos para el ingreso de jóvenes talentosos, imponía grandes retos en la consecución de recursos y en la sostenibilidad financiera de la institución a largo plazo.

Esta revisión permitió encontrar nuevas alternativas para ayudar a esos estudiantes destacados a cumplir su meta de ingresar a Los Andes. Muchos egresados de los programas de becas manifestaron su agradecimiento por ese apoyo, que les permitió aportar desde diferentes áreas del conocimiento al crecimiento del país. Fue así que nació el esquema de reciprocidad, una forma de corresponder a través de la solidaridad para que otros cumplan el mismo sueño.

El primer programa que apeló al modelo de reciprocidad fue Quiero Estudiar, en el cual un estudiante beneficiado del programa se compromete a apoyar a nuevos estudiantes una vez termine sus estudios y comience su vida laboral. Este aporte será proporcional a su salario futuro por un tiempo determinado, así aumentará de forma progresiva la base de jóvenes beneficiados.

Pero se trata de un compromiso moral, que busca además consolidar a la comunidad de egresados del programa y facilitar la sostenibilidad financiera del mismo, para el beneficio de otros estudiantes talentosos.

“El compromiso moral lo veía como un compromiso financiero, una deuda que debía saldar. Esto me llevó a realizar aportes de manera constante e incluso aportar más cuando tenía la oportunidad —explica Fandiño—. Sabía que estaba ayudando a otro estudiante a poder cursar su carrera. Por esto, nunca vi el compromiso como una carga sino como una buena forma de retribuir a la comunidad”.

Un compromiso con impacto

Cabe recalcar que estos apoyos son flexibles y voluntarios, y se adaptan a las circunstancias de empleabilidad de los egresados. A través del esquema de reciprocidad de Quiero Estudiar ya se han graduado 459 estudiantes, muchos de ellos actualmente haciendo su aporte para beneficiar a otros jóvenes que sueñan con alcanzar un título profesional.

A mayo de 2021, por concepto de reciprocidad, se recaudaron más de 2.000 millones de pesos, cifra que demuestra que sí se puede apoyar el talento joven y, así mismo, garantizar que ese apoyo continúe prolongándose en el tiempo, generando una cadena de solidaridad que cree firmemente en la educación superior de alta calidad.