Financiar la educación: hacer que los sueños encuentren un camino
A pesar de los obstáculos, muchos jóvenes han buscado estudiar lo que sueñan. Gracias a programas como Quiero Estudiar, encuentran una forma de lograrlo.
Daniela Ruiz era muy inquieta en el colegio. Hacía cuanta actividad había y esa misma versatilidad se reflejó al momento de decidir qué estudiar. La decisión no era fácil, hasta que, haciendo un ejercicio con un brazo robótico, su profesor mencionó la Ingeniería Biomédica. Investigó y descubrió que podría combinar las matemáticas que le gustaban tanto con la biología. Era definitivamente lo que quería, pero había dos obstáculos: en su ciudad no había la carrera, y si la hubiera, no podía pagarla.
La misma pasión la aplicó en la búsqueda de su sueño y la institución que le ofreciera el programa. Así encontró la Universidad de los Andes. Le contó a sus padres y estos, aunque sabían del potencial de su hija, veían lejos que pudiera acceder a esa Universidad. Aun así, Daniela lo intentó y encontró el camino: el programa Quiero Estudiar.
Gracias a miles de donantes, existe este apoyo económico que se otorga a estudiantes de pregrado de excelentes calidades académicas y personales para estudiar en la Universidad de los Andes. A grandes rasgos, el apoyo cubre hasta el 95% de la matrícula semestral durante toda su carrera y, para que la beca sea sostenible en el tiempo y otros estudiantes como ella, una vez se gradúan y tengan empleo, se comprometen a tener reciprocidad y apoyar el fondo.
Daniela se presentó, a pesar de que le parecía una “locura” poder hacerse a ese apoyo. Pero lo intentó y pasó.
La exigencia académica de la Universidad y la ciudad la sorprendieron, pero también las oportunidades que veía abrirse y los campos de estudio que desconocía y que fueron incentivos para superar los retos.
“No es solamente estudio, también puedes conocer muchas personas, conocer amigos, muchas experiencias; la Universidad tiene muchos espacios que no son netamente académicos”, dice sobre su experiencia.
Daniela nació en Pereira, ya se graduó en Ingeniería Biomédica y gracias a la oportunidad de hacer doble programa está terminando Ingeniería Industrial.
“Siento que ha cambiado la perspectiva con la que empecé mi carrera y como me veía a futuro, digamos que la investigación también fue algo que me gustó mucho, que creo que también es un fuerte de la Universidad de los Andes”, dice Daniela.
En Colombia se gradúan unos 550 mil bachilleres por año, de los cuales un 20 % logra estudiar en una universidad. Seguramente en ese 80 % que no accede a una educación superior de calidad hay muchos que sobresaldrían si tuvieran los recursos. Programas como Quiero Estudiar han ayudado a reducir esa brecha.
Una universidad más diversa e incluyente
Una historia similar es la de Daniel Garzón, quien llegó a Bogotá a pasar una temporada mientras en la universidad donde estudiaba se reanudaban las clases que estaban suspendidas. Sus tíos le recomendaron preguntar por apoyo financiero, y así llegó a Los Andes a estudiar Ingeniería Civil.
Además del nivel académico, a Daniel le llamó la atención “la filosofía que manejan aquí en la Universidad de un estudiante integral, que no es solo un ingeniero”.
Las calidades académicas y personales, dos de los requisitos para tener el apoyo de Quiero Estudiar, han enriquecido la institución en esos dos aspectos. Juanita Camacho, quien conoció a Daniel en un laboratorio de estructuración, le agradece la tranquilidad que irradia a sus compañeros. “Daniel siempre me ha enseñado a mantener la calma”, dice al recordar los momentos de estrés académico que han compartido en la carrera.
Gracias al programa y a iniciativas gubernamentales, en la Universidad de los Andes cerca de la tercera parte de los estudiantes de pregrado pertenecen a los estratos 1, 2 y 3 y se han apoyado a más de 2.300 jóvenes de todas las regiones.
Los fondos se reúnen gracias a donantes que en eventos como la Cena Quiero Estudiar, cuya última edición fue el pasado 30 de mayo, aportan para que más jóvenes puedan acceder a una educación de calidad y cumplir sus sueños.
“Hay becas que pueden hacer la diferencia. No solo en una vida, sino en la vida de una persona y todos los que lo rodean, en mi caso, me hizo la diferencia a mí y mi familia”.
Daniela y Daniel están a punto de terminar sus estudios de pregrado, y desde ya agradecen a los donantes que aportan e impactan sus vidas, creando nuevas oportunidades y les dan la oportunidad de estudiar en una de las mejores universidades de Latinoamérica.