Con la cámara de su celular, el estudiante enfoca un problema matemático escrito en una hoja. Se escucha una voz femenina, aparentemente humana, que serena y gentil le explica paso a paso cómo resolverlo. Se trata de un asistente personal digital creado con inteligencia artificial IA.  

Lo que hace algunos años solo se podía ver en las películas de ciencia ficción, es ahora una realidad palpable en este mundo digitalizado.

La demostración hizo parte del evento organizado por OpenAI, la empresa de investigación y tecnología, en el que presentó al mundo la nueva actualización de ChatGPT. Una versión capaz de entablar conversaciones en tiempo real, interactuar mediante texto y visión y detectar incluso las emociones de los usuarios.

Esta evolución plantea interrogantes importantes sobre muchos temas, que incluyen el futuro de la educación: ¿hasta qué punto podemos confiar en la tecnología para comprender y satisfacer las necesidades emocionales y cognitivas de los estudiantes? ¿Cuáles son las implicaciones éticas de utilizar sistemas de IA para evaluar el progreso académico?

Y, quizás algo más intrigante, ¿qué significa realmente ser maestro en un mundo donde la tecnología puede ofrecer tutoría personalizada y guiar el aprendizaje de manera autónoma? 

Expertos reflexionan sobre replantear los métodos tradicionales de enseñanza y evaluación. 
 

Clase con Inteligencia Artificial Imagen creada en Adobe Firefly, con retoques en Photoshop realizados por un diseñador gráfico. 


Isabel Tejada, profesora de la Facultad de Educación, es especialista en lingüística aplicada y una apasionada por la inteligencia artificial y sus modelos de lenguaje. Para ella, integrar la IA en clase complementa la labor docente, pues facilita la adaptación de la enseñanza a las necesidades individuales de los estudiantes y acelerar su progreso, especialmente en áreas como cálculo o programación. En campos relacionados con las humanidades, la IA es clave en actividades como juegos de roles que promueven el pensamiento crítico y enseñan a los estudiantes a evaluar información.  

“Como profesores, debemos formarnos en esto y desarrollar competencias emergentes relacionadas con la alfabetización digital. No podemos ignorar esta realidad, ya que nuestros estudiantes siempre estarán usando estas herramientas. Debemos entender qué son, cómo funcionan y evaluarlas adecuadamente”, afirma Tejada.

Y es que la incorporación de la IA requiere una inversión adicional de energía, entusiasmo y tiempo. Aunque el desarrollo de nuevas competencias es fundamental, inquieta que aún muchos docentes están saturados con las responsabilidades cotidianas. Según Tejada, la empatía y el apoyo en este proceso de formación son esenciales y “el uso práctico de estas herramientas puede optimizar nuestro tiempo, permitiéndonos invertirlo en nuestro bienestar y salud mental”.  

Tejada, certificada en Prompt Engineering y quien ha dedicado parte de su formación al estudio de la IA, asegura que el reto es transformar y adaptar la educación para seguir desarrollando experiencias de aprendizaje mucho más centradas en el estudiante. 

Algunos profesores expertos ya están aplicando IA en las aulas de clase. Ricardo Neusa, profesor de Lenguas y Cultura, por ejemplo, les permite a sus estudiantes de doctorado usar ChatGPT para crear guiones de presentaciones académicas orales en inglés. Luego, cada uno evalúa la calidad del contenido generado y, finalmente, lo ajusta y complementa de acuerdo a sus conocimientos. Esto le permite al profesor medir el pensamiento crítico del estudiante y, explica Neusa, facilita la socialización de sus ensayos e investigaciones y optimiza el proceso de aprendizaje.

Otro caso es el de Ángela Serrano, de la Facultad de Ciencias Sociales. Ella es doctora en sociología y usa ChatGPT en su clase para enseñarles sobre las capacidades y limitaciones de la IA en la escritura. Les muestra cómo automatizar tareas básicas y estructurar textos, pero enfatiza que esta herramienta no genera ideas originales ni produce información verificable. Serrano subraya la importancia de usarla de manera consciente, desarrollando habilidades de pensamiento crítico y reflexión para aprovechar la IA sin reemplazar sus habilidades humanas esenciales.

 

Como profesores, debemos formarnos y desarrollar competencias emergentes relacionadas con la alfabetización digital

El rol del profesor en la era digital  


Con el surgimiento de ChatGPT, emergieron a su vez otras herramientas de detección de uso de IAs en la creación de textos académicos. Isabel Tejada sugiere que, además de no ser muy confiables, estos recursos terminan creando una dinámica de desconfianza entre profesores y alumnos.  

“En lugar de pedir resúmenes o ensayos, puedo sugerirle al estudiante que use la IA para tareas más dinámicas. Así, puedo comprobar su conocimiento mientras corrobora la información proporcionada por la IA con otras fuentes. Esto nos lleva a transformar tareas que se han vuelto obsoletas o en las que los estudiantes ya no se involucran tanto. Aunque esos textos son valiosos, ya no proporcionan la misma evidencia de aprendizaje que antes”, asegura la experta.  

Otra estrategia pedagógica, plantea, es vincular los contenidos con los contextos personales del estudiante, para reflexionar sobre cómo se relaciona con la experiencia en ese momento. Información que la IA no podría proporcionar.  

Juan David Gutiérrez, profesor de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo y experto en inteligencia artificial y su aplicación en el sector público, ha desarrollado un conjunto de directrices para el uso de estos recursos en entornos educativos

"Las herramientas estarán disponibles para los estudiantes, quieran o no. Es mejor acompañar su uso, aprovechando sus aspectos positivos y alfabetizándolos digitalmente. Así entenderán que algunos usos pueden ser perjudiciales y deben evitarse. Como cualquier tecnología, deben aprender a usarlas bien para obtener beneficios y evitar problemas", explica el profesor. 

Dichos lineamientos fueron creados para proporcionar orientación a profesores y estudiantes, pero también para promover el uso informado, transparente, ético y responsable de la inteligencia artificial en el ámbito universitario:  
 

  1. Uso informado: investigar antes de su uso qué empresa desarrolló la herramienta, cómo fue desarrollada, cómo funciona, qué hace con la información que recolecta, etc.  
  2. Uso transparente: indicar de forma detallada qué herramientas fueron usadas y de qué manera. 
  3. Uso ético: que sea posible distinguir qué fue escrito por los estudiantes; y qué fue generado por una IA. 
  4. Uso responsable: que se utilice en etapas tempranas de la investigación para inspirar o sugerir rumbos, y no para producir contenidos que sean incluidos en entregas. 


El profesor Juan David Gutiérrez y la profesora Isabel Tejada dictan talleres en alfabetización digital en Uniandes para que otros profesores profundicen sobre la IA y encuentren formas de adaptarlas en sus clases.  
 

Transformación más allá de la tecnología 

Competencias transversales como la solidaridad, el trabajo en equipo y la empatía seguirán siendo cruciales. En sus clases, la profesora Tejada fomenta actividades manuales y sensoriales, como pintar y usar plastilina, combinadas con trabajo digital para que el aprendizaje sea integral y efectivo. 

“Aunque la educación actual y futura puede parecer muy humana, las conexiones genuinas entre seres humanos no pueden ser replicadas por la tecnología. Los profesores, con sus propias vivencias, pueden acompañarte y orientarte. Yo también aprendo con mis estudiantes. La adaptabilidad y la flexibilidad son esenciales para enfrentar la incertidumbre actual”.  

Aunque el potencial y los riesgos de la inteligencia artificial siguen siendo desconocidos, es vital reconocer la necesidad de reformar la educación. Esta transformación debe responder a las nuevas necesidades de los estudiantes en constante evolución.
 

Hablemos de transformación: impacto de la IA en la educación

 

¿Cómo maximizar los beneficios de la Inteligencia Artificial en la educación y minimizar sus riesgos? ¿Qué oportunidades y desafíos presenta en el aprendizaje y la investigación?

Reviva el evento "Hablemos de transformación: impacto de la IA en la educación", donde expertos hablan sobre el uso ético de la IA y el desarrollo de programas educativos innovadores. 

Participaron: Raquel Bernal rectora de la Universidad de los Andes; Isabel Tejada profesora de la Facultad de Educación; Juan David Gutiérrez profesor de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras camargo, Olga Mariño profesora del Departamento de Ingeniería de Sistemas y computación; y Marcela Sánchez del Departamento de Ingeniería de Sistemas e Industrial de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia. 

 

Profesora dictando una clase

La profesora Isabel Tejada dicta el CBU Mentalidad de crecimiento para el liderazgo y la comunicación en donde implementa pedagogías activas

Estudiantes en clase con pantallas

“La IA puede ser un acompañante valioso en el proceso de aprendizaje, transformando tareas tradicionales y proporcionando nuevas formas de interacción educativa”. Isabel Tejada

Estudiantes resolviendo un sudoku

Clase dinámica

Isabel Tejada profesora de Educación

"La clave es empatizar con los profesores y ayudarles a ver cómo la IA puede integrarse en sus clases sin ser una carga adicional" Isabel Tejada

Juan David Gutiérrez profesor de Escuela de Gobierno

El profesor Juan David Gutiérrez dicta la clase de Inteligencia Artificial y Gestión

Estudiante en clase de Inteligencia Artificial

Clase de Inteligencia Artificial y Gestión Pública

Estudiantes en clase de Inteligencia Artificial

Clase de Inteligencia Artificial y Gestión Pública

Profesora dictando una clase
Estudiantes en clase con pantallas
Estudiantes resolviendo un sudoku
Clase dinámica
Isabel Tejada profesora de Educación
Juan David Gutiérrez profesor de Escuela de Gobierno
Estudiante en clase de Inteligencia Artificial
Estudiantes en clase de Inteligencia Artificial
Escrito por:

María Angélica Castellanos Romero

Periodista