07/12/2017

Matemáticas aplicadas a la vida cotidiana

Es egresado de Matemáticas de la Universidad de los Andes. En 2002 cursó un doctorado en la Universidad de Cornell. Estudio Economía, pero se retiró para dedicarse a las matemáticas.
Es egresado de Matemáticas de la Universidad de los Andes. En 2002 cursó un doctorado en la Universidad de Cornell. Estudio Economía, pero se retiró para dedicarse a las matemáticas. Foto: Felipe Cazares.
El profesor Mauricio Velasco suelta una carcajada cuando le dicen que, por su apariencia y forma de hablar, no parece matemático. Ha escuchado eso mil y una vez, pero le sigue causando risa: “Es un cliché. Se supone que los matemáticos somos tímidos, nerviosos y solo nos miramos los zapatos.

Pero nada más alejado de la realidad. No todos somos John Forbes Nash” (hace referencia al brillante pero excéntrico científico que Russell Crowe interpretó en el cine en Una mente brillante ). “No somos bichos raros”, remata y se ríe de nuevo.

Mauricio hace parte del Departamento de Matemáticas de la Universidad de los Andes a partir de 2011 y aun desde antes ha dedicado gran parte de su tiempo a trabajar en su especialidad: geometría algebraica, optimización y sus interacciones.

Para explicar su labor usa un lenguaje claro, fluido. Tiene una voz armoniosa, que suena algo musical. Usa un jean azul muy claro y un sencillo saco negro. Lleva barba larga, canosa y tiene la sonrisa fácil y contagiosa.

“Imaginen que tienen que crear el horario de todos los cursos de una universidad. Digamos que la universidad ofrece 1.000 cursos distintos, que tiene 800 profesores y restricciones de planta física (por ejemplo, pocos salones). El problema es: ¿de todos los calendarios posibles existe alguno compatible con las necesidades de estudiantes, profesores y planta física? La búsqueda de una solución óptima lleva a un modelo matemático complicado con miles de variables. Podemos usar los métodos de la geometría convexa y, gracias a esto, producir algoritmos muy eficientes para encontrar la solución óptima que buscamos”. Así resume su trabajo de años. Con mucha simpleza y sin usar un tablero para escribir complejas ecuaciones.

Esta labor, aplicable, según explica, a casi cualquier problema cotidiano (léase mejorar las rutas de Transmilenio u organizar pacientes en una EPS) le mereció galardones como el Premio TWAS ( Third World Academy of Sciences ), que entrega la Academia de Ciencias Exactas y Naturales con sede en Italia, en su edición 2016. Y en 2017 recibió el premio José Fernando Escobar otorgado por la Sociedad Colombiana de Matemáticas a aquellas personas que hayan sobresalido en su investigación en matemáticas puras o aplicadas 

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