Fotos: Felipe Cazares.


Los desafíos han sido enormes desde 2020, cuando arrancó la pandemia. En Colombia, la Universidad de los Andes fue la primera en cerrar su campus y se trasladó a la virtualidad. Lo mismo ocurrió en la Universidad de Giessen (Alemania). “Con esta transformación digital invitamos a los estudiantes a nuestras casas. Con eso también vino el reto de motivarlos a prender las cámaras y a explorar vías para innovar en enseñanza”, resumieron los profesores y directivos de las dos instituciones sobre esa experiencia de la educación superior ante la coyuntura mundial.


Nadie tenía un plan, cuenta Joybrato Mukherjee, rector de la Universidad de Giessen, quien además dijo en su visita al país que se debieron buscar nuevas opciones para desarrollar proyectos, cambiar la forma de hacer educación e incluir en el día a día el trabajo digital. Raquel Bernal, rectora (e) de Los Andes, complementó diciendo que todos estos nuevos retos se convirtieron en oportunidades no solo de reinventarse, sino de plantear nuevos escenarios para el futuro: “Nos dimos cuenta que con la transformación digital también era posible humanizar la educación”.


A pesar de las situaciones de confinamiento y las clases virtuales, los lazos entre estas dos universidades se mantuvieron vivos, pues se crearon espacios de movilidad virtual donde estudiantes de ambos países compartieron clases y conocimientos. El encuentro entre directivos se realizó en la Universidad de los Andes, en el primer conversatorio presencial luego de la pandemia, reafirmando la gran alianza interuniversitaria que lleva 60 años.


Se trata de una iniciativa que ha permitido crear ambientes globales de aprendizaje, entendiendo que se están formando ciudadanos del mundo que deben buscar soluciones y reflexionar acerca de temas similares como la pobreza, las migraciones o los derechos humanos. Es hora de encontrar un balance entre el mundo digital y el físico, sin olvidar que la educación debe ser un laboratorio para experimentar y para eso se necesita confianza y colaboración, señaló Catalina González Uribe, directora de Internacionalización de la Universidad de los Andes.

Las universidades estamos llamadas a construir el futuro y a eso debemos apuntarle: Raquel Bernal, rectora (e) de la Universidad de los Andes. 


La apuesta es que cualquier estudiante que se matricule cuente con tres créditos para un curso global. Actualmente unos 65 estudiantes de Los Andes han vivido esta experiencia. González Uribe hace énfasis en que se trata de un proceso que toma tiempo y que va a recuperar los aprendizajes de la pandemia, además que permite democratizar la educación superior.


A futuro se plantea que, en los 17 programas de doctorado, además de que se genere contenido y conocimiento, cuenten con la oportunidad de hacer pasantías físicas y virtuales, así podrán vivir la experiencia del intercambio cultural, exponerse a un segundo idioma y sumarse a discusiones académicas sobre las diversas formas de hacer conocimiento.


Los profesores Tatjana Louis, de Los Andes, y Stefan Peters, de Giessen, no dudan en afirmar que no habrá un retorno a la “normalidad”, sino que estamos ante un nuevo momento en el que debemos seguir pensando qué podemos hacer como academia por la sociedad, plantear alternativas para llegar a todas las personas que no viven en las grandes ciudades y entender que debemos continuar con los procesos de transformación. “Hicimos mucho en estos últimos dos años, pero aún debemos seguir”, puntualiza Louis.

Dos personas hablando en un panel.

Raquel Bernal, rectora (e) de la Universidad de los Andes y Joybrato Mukherjee, rector de la Universidad de Giessen. Fotos: Felipe Cazares.

Dos personas hablando en un panel.

La profesora Tatjana Louis y la rectora (e), Raquel Bernal.

Personas sentadas viendo hacia una misma dirección

Los asistentes al evento también compartieron sus experiencias en tiempo de pandemia.

Dos personas hablando en un panel.
Dos personas hablando en un panel.
Personas sentadas viendo hacia una misma dirección