Transición energética: ¿a qué costo?
La transición justa es casi una utopía con un horizonte lejano. No obstante América Latina tiene una oportunidad para desescalar la dependencia de los mercados globales.El mundo vive múltiples crisis: cambio climático, incremento de desigualdades y crisis energética y alimentaria, esta última recrudecida por la guerra entre Rusia-Ucrania. Por eso se habla con urgencia de una transición energética que debe hacer el planeta, pero ¿a qué costo? Indagó Maristella Svampa, filósofa argentina y doctora en Sociología, en el Foro: “De la transición energética a las transformaciones socio-ecológicas”, del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider) de la Universidad de los Andes.
Hay una aceleración de la crisis climática que pone en peligro la vida. El desafío es adaptar, agrega ella, las actividades económicas a la naturaleza y eso exige un esfuerzo de imaginación política que implica salir de la zona de confort.
Svampa asegura que se trata de una transición de “patas cortas”, porque es un proceso que se piensa a nivel global con una base de crecimiento infinita. “Es una transición corporativa, que se contempla desde el norte y que va a generar altos costos para los territorios del sur”, explicó la académica que hace parte del Pacto Ecosocial del Sur.
No basta solo con descarbonizar la matriz energética, sino que es necesario transformar el modelo productivo y desvincular nuestras estructuras económicas de los combustibles fósiles. Es así como la transición debe pensarse en clave de reducción de desigualdades con justicia ambiental y social.
Foto: Felipe Cazares.
Desde el norte se habla de una transición que genera altos costos para el territorio del sur, sin justicia ambiental ni social. - Maristella Svampa, filósofa y socióloga argentina.
Hoy el 10 % más rico del mundo emite más del 50 % del dióxido de carbono, mientras que el 50 % más pobre, aporta apenas el 10 %. Durante el boom de las commodities, entre 2000 y 2015, los multimillonarios aumentaron su capital en Latinoamérica, pero no se redujo la desigualdad ¿Si con extractivismo no se redujo la pobreza, por qué vamos a pensar en hacer una transición que mantenga esta práctica, donde los que más sufren son los sectores más vulnerables?
La transición justa es hoy casi una utopía con un horizonte lejano, no obstante América Latina tiene una oportunidad para desescalar la dependencia de los mercados globales, cambiar el modelo de consumo y constituir estados ecosociales, que tenga como base la participación comunitaria y las luchas alrededor de este tema, señaló Svampa durante su charla.
Otros de los desafíos son el cambio cultural, que aún está muy arraigado al modelo desarrollista, y en considerar y poner en práctica la democracia energética y la energía como un derecho. La transición debe tener en el centro la deuda ecológica: “Nos exigen que exportemos más para pagar la deuda externa y eso depreda la tierra, además de ocultar la exportación mal paga. Por eso estamos al borde de un ecocidio”, indicó.
Colombia cuenta hoy con una oportunidad, diferente a los gobiernos progresistas que ha tenido la región y que tuvieron matrices extractivistas y criminalizaron a los movimientos sociales. La filósofa dice que esto requiere una reforma tributaria fuerte y prende las alertas sobre lo que ella llama “las falsas soluciones que traen desde el norte”: Se habla de explorar otros materiales como el litio, que están ubicados en Argentina, Chile y Bolivia, justo en territorio indígena. Así se va consolidando el “nuevo colonialismo energético”, que no es más que una transición energética corporativa.
Reviva el conversatorio con la filósofa y socióloga argentina, Maristella Svampa.