22/11/2018

Todo por el desarrollo

Ilustración: Daniela Di Martino y Laura Alape
Ilustración: Daniela Di Martino y Laura Alape.
Entender el desarrollo como una meta que va más allá de la productividad económica, dar capacidad de autogestión a las regiones y descentralizar el Estado son los objetivos que han marcado la historia de los tres centros de investigación sobre desarrollo con los que la Universidad de los Andes ha generado valiosos aportes al conocimiento y a la gestión del territorio: el CEDE, el CPU y el Cider.

El Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (CEDE) fue creado en 1958 como el brazo investigativo de la Facultad de Economía de Los Andes, especializado en temas de macroeconomía, particularmente en aspectos relacionados con política monetaria e inflación. El CEDE fue financiado con apoyo de la fundación Rockefeller y de la Universidad de Illinois, la cual, a su vez, envió profesores con el objetivo de formar a estudiantes colombianos en la creación de eventuales políticas macroeconómicas aplicables a diferentes momentos históricos del país.

Aunque la mira estaba puesta en indicadores globales, el CEDE no fue ajeno a las problemáticas internas de Colombia. El 53 % de las investigaciones desarrolladas durante los años sesenta se concentraron en “economía agrícola” y “economía regional y urbana”, dada la coyuntura de las luchas agrarias de la época.

El CEDE realiza aproximadamente 30 proyectos de investigación y consultoría por año en áreas de competitividad, crecimiento y desarrollo económico, medio ambiente, demografía, economía agrícola y ambiental; educación, salud, seguridad y conflicto, entre otras.

En 1963 nació el Centro de Planificación y Urbanismo (CPU), encargado de examinar el fenó- meno de la expansión que las grandes ciudades colombianas afrontaron desde la década de 1950 a causa de las migraciones internas que dejó el periodo de La Violencia, pues muchas familias se vieron obligadas a abandonar el campo en búsqueda de seguridad y oportunidades en las principales urbes.

Esta experiencia, sumada a décadas de análisis y aportes académicos sobre temas de administración de territorios, flujos migratorios y promoción del desarrollo en centros urbanos intermedios, dotó al CPU de suficiente trayectoria para desarrollar consultorías encargadas por alcaldes y gobernadores e incluso por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), con el fin de indicar cómo deberían organizarse las ciudades y las regiones del país.

En 1976 se creó el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider), encargado de los temas del desarrollo local y regional, con énfasis en las áreas metropolitanas. Este último fue el resultado de un convenio entre la Universidad de los Andes y el Instituto de Estudios Sociales de la Haya, Holanda, el cual no solo se convirtió en su principal financiador, sino que, además, ofreció oportunidades para que algunos estudiantes colombianos realizaran estudios de posgrado en ese país. Muchos de ellos se convirtieron en la primera generación de profesores del Cider.

Con 40 años de experiencia en investigación y docencia, el Centro produjo transformaciones relevantes sobre el concepto de desarrollo a partir de tres ejes fundamentales: medio ambiente, individuo y desarrollo alternativo. Hoy su oferta académica contiene tres especializaciones, tres maestrías, un doctorado y cursos de educación continuada, todos enfocados hacia el desarrollo, las políticas públicas, la planificación urbana y regional, la gestión y planificación territorial, y el género.

 

Polos de desarrollo

Uno de los principales protagonistas de esta labor investigativa es Édgar Reveiz, arquitecto caleño con estudios en el Instituto de Ciencias Económicas de Francia, fundador del CPU y del Cider y luego director del CEDE. Reveiz introdujo en Colombia la teoría de los polos de desarrollo, según la cual la administración del territorio debía servirse de la planificación urbana para identificar las ciudades que podrían convertirse en centros de desarrollo local.

Estos principios fueron aplicados por la administración del presidente Lleras Restrepo (1966-1970). Durante este periodo, el arquitecto fue el primer jefe de la división de estudios regionales del Departamento Nacional de Planeación, un cargo nuevo que marcó un cambio significativo en la política de esta entidad, en la que se abordaba el tema del desarrollo como un problema de escala nacional.

De hecho, en los años ochenta el Cider y el CEDE continuaron el objetivo de descentralizar las funciones del Estado y darle más capacidad de autogestión a las provincias. En esta misión jugaron un papel importante personajes como Fernando Cepeda Ulloa, director del Cider entre 1981-1984 y ministro de Gobierno durante la presidencia de Virgilio Barco (1986-1990), y Rafael Pardo Rueda, quien dirigió al Cider en el periodo 1984-1987 y fue director del Plan Nacional de Rehabilitación en ese mismo mandato.


Independientes pero articulados

En la década del sesenta, el CEDE y el CPU elaboraron el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Pamplona, Santander, después de una consultoría solicitada por la alcaldía del municipio con el fin de realizar un balance de las condiciones económicas, urbanas y culturales de la ciudad. Ambos centros también lideraron la construcción del POT de Barrancabermeja, que años más tarde obtuvo un reconocimiento internacional.

Los tres centros se han encargado de ofrecer servicios de consultoría e investigación no solo al Estado colombiano, sino a entidades internacionales como las Naciones Unidas.

Además, han formado académicamente a investigadores que luego trabajaron en el diseño de políticas públicas enfocadas al desarrollo, como en el Departamento Nacional de Planeación, una de las entidades donde mayor influencia han tenido.


Este es uno de los hitos que ha marcado la historia de la Universidad de los Andes y que han contribuido al desarrollo del país.

Para conocer otros hitos importantes en estos 70 años de historia, haga clic aquí.

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