La universidad debe ser líder a la hora de la innovación abierta
En modelo de innovación abierta, las universidades no solamente pueden aportar soluciones técnicasRafael Vesga*
Profesor, Facultad de Administración
Alguna vez le pregunté a una ejecutiva muy exitosa cómo había logrado construir su extraordinaria carrera profesional: era vicepresidente de una de las 100 empresas más grandes de Colombia, pero había hecho un pregrado en humanidades y no tenía ninguna maestría. No olvido su respuesta: "Cuando me dan una responsabilidad, yo trato de entender bien cómo funciona la empresa y qué es lo que está haciendo falta para que se cumpla el objetivo que me encargaron. Y luego, me convierto en esa persona que está haciendo falta". Suena lógico.
Me acordé de ella al considerar el tema de la innovación abierta en Colombia. Este enfoque parte de una premisa sencilla: ninguna organización tiene en su interior todo el conocimiento ni toda la capacidad creativa que necesita para innovar. Tiene sentido, entonces, que las organizaciones abran sus puertas y convoquen el talento que puede estar en otras organizaciones o empresas, en individuos talentosos, en cualquier parte del mundo, para desarrollar soluciones innovadoras a problemas estratégicos. La conceptualización original de la innovación abierta fue desarrollada por Henry Chesbrough, profesor de la escuela de negocios de Berkeley, y hoy es un dinámico frente de actividad en el mundo entero. En nuestro país, INNpulsa Colombia viene desarrollando varias iniciativas en el tema y otras entidades públicas y privadas se han lanzado también por este camino.
La innovación abierta abre posibilidades extraordinarias, pero no está exenta de fricciones y dificultades. En un proyecto de innovación abierta se pueden encontrar organizaciones que tienen tamaños, rutinas y culturas muy diferentes; aunque sus objetivos pueden coincidir, con frecuencia sus procedimientos y ritmos de trabajo son tan divergentes que los proyectos fallecen o toman tiempos excesivamente largos. Ocurre con cierta frecuencia que el entusiasmo inicial se desvanece frente a estas dificultades y se pierden oportunidades.
Ante esos obstáculos, puede ser muy valioso el consejo que daba mi amiga la vicepresidente: alguien tiene que asumir la tarea de habilitar lo que hace falta para que el modelo funcione; alguien tiene que tomarse el trabajo de construir el mapa de los actores, identificar los puntos débiles en la cadena y propiciar soluciones.
En un contexto de innovación abierta, la universidad como institución tiene todas las condiciones para ser ese actor. En las discusiones sobre el tema se suele suponer que el papel central de la universidad es el de generador de soluciones técnicas innovadoras, aprovechando conocimiento y laboratorios. Este, por supuesto, es un papel vital, pero no es el único que puede tener la universidad en un escenario de innovación abierta.
Las siguientes son algunas tareas adicionales que puede desarrollar en este contexto:
- Facilitar la construcción de redes: Las redes activas son la esencia de la innovación abierta. Las redes se construyen sobre la confianza y la generación de valor para los participantes y las universidades son escenarios naturales para esta tarea.
- Construir conocimiento sobre el proceso: En su manejo práctico, la innovación abierta implica una operación a través de procesos concretos. Cómo son esos procesos, cómo se diseñan y se aplican en Colombia, cuáles son los errores más frecuentes en el camino, cómo mantener actualizado el conocimiento sobre todo esto, son temas en los cuales las universidades deben tener una actividad destacada.
- Generar talento humano para el modelo: La innovación abierta exige contar con personas que entiendan los retos del proceso, tengan capacidad para resolverlos y logren generar las soluciones innovadoras que se requieren. Las universidades deben ser la primera fuente de ese talento para las organizaciones que se involucran con modelos de innovación abierta.
- Apoyar el desarrollo de una cultura de innovación en las organizaciones: La innovación abierta no puede existir aislada de los procesos generales y la cultura de una empresa, sino que necesita insertarse en un contexto organizacional que sea productivo y fértil. ¿Cómo desarrollar ese contexto en las empresas? Esta es una tarea en la cual las universidades tienen importantes aportes para realizar.
En suma, la academia puede hacer contribuciones extraordinarias al desarrollo de la innovación abierta en el país, pero, para hacer esta tarea completa, deben buscar convertirse en ese "actor que hace falta" en el modelo. Esto implica enfrentar el tema desde una perspectiva amplia y prepararse para asumir un rol activo como interlocutor de los demás participantes, con disposición a experimentar y a construir. Las universidades pueden ser más que proveedores de soluciones técnicas innovadoras: pueden aportar el espacio que los actores en un modelo de innovación necesitan para conocerse entre sí, reflexionar sobre lo que están haciendo y construir confianza para maximizar el impacto de sus ideas y su trabajo.
*Economista de la Universidad de los Andes, magíster en Administración y Políticas Públicas de Carnegie Mellon University, magíster en Administración y Ph.D. en Administración de Tulane University. Profesor de Emprendimiento e Innovación y colaborador del Centro de Estrategia y Competitividad y del Centro de Emprendimiento de la Facultad de Administración.
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