Caminos empedrados
La historia de los jóvenes en zonas de posconflicto: sus dificultades, expectativas y sueños. Una producción de la Universidad de los Andes.Esneyder Coicue Secue es indígena nasa de Toribío, Cauca. Su región ha sido azotada por el conflicto armado y, actualmente, el abandono del Estado se evidencia con el asesinato indiscriminado de líderes sociales por grupos al margen de la ley, según reportes del Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric.
Sin embargo, en su pueblo los jóvenes mantienen intacto el sueño de salir adelante a través de la educación. “Hay mucha juventud que quiere estudiar, pero se presentan dificultades económicas, familiares y, además, la distancia, porque el joven estudia aquí el bachiller y las carreras todas están abajo”, cuenta Esneyder de 25 años.
Sin duda, la escasez de oportunidades para acceder a una universidad en los municipios afectados por el conflicto armado en Colombia, preocupa. “Si tú no tienes familiares, o no cuentas con los recursos para salir a estudiar a la ciudad, te toca estudiar lo que veas más viable en el pueblo”, afirma Jhon Moreno, de María La Baja, Bolívar.
A estas dificultades se suman la baja cobertura en programas de pregrado, pero también a las secuelas que ha dejado la guerra, que aún persiste en estas poblaciones en donde el miedo y la zozobra limita a los jóvenes para que avancen en el camino que los lleve a cumplir sus metas. "A mi padre lo asesinaron cuando yo tenía dos años. Ahora vivo con mi abuelo y mi tía que son los que me han criado desde 'chiquitica'", cuenta Camila que ahora tiene 20 años.
Estos testimonios y los de otros seis jóvenes hacen parte de Caminos empedrados, una producción liderada por la Dirección de Posicionamiento de la Universidad de los Andes, filmada en Toribío (Cauca), Buenaventura (Valle del Cauca), Florencia (Caquetá) y María La Baja (Bolívar), basado en el estudio “Trayectorias de vida de los jóvenes en zonas de posconflicto: diagnóstico y propuestas de política”, realizado por investigadores la Facultad de Economía y la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, de Uniandes.
Reviva la presentación de La Nota de Política # 34: Trayectorias de desarrollo de los jóvenes en zonas de posconflicto: diagnóstico y propuestas de política
El trabajo de investigación fue desarrollado en los 170 municipios históricamente más afectados por el conflicto, en los cuales fueron encuestados 2.300 jóvenes para conocer a fondo factores relacionados con su exposición a la violencia; sus trayectorias educativas y laborales; sus sueños y expectativas; y su salud mental.
Los resultados revelaron que 42 % de los jóvenes no ingresan a la universidad por factores económicos; 10, 6 % por falta de oferta educativa y 8,6 %, porque tienen a cargo niños o adultos mayores; sin embargo, 90 % sueñan con graduarse de una universidad.
En cuanto a las heridas que ha dejado la violencia en aspectos de salud mental, el estudio revela que 43 % presentaron riesgos de depresión y 32 % de estrés.
Caminos empedrados
La historia de los jóvenes en zonas de posconflicto: sus dificultades, expectativas y sueños. Una producción de la Universidad de los Andes.Esneyder Coicue Secue es indígena nasa de Toribío, Cauca. Su región ha sido azotada por el conflicto armado y, actualmente, el abandono del Estado se evidencia con el asesinato indiscriminado de líderes sociales por grupos al margen de la ley, según reportes del Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric.
Sin embargo, en su pueblo los jóvenes mantienen intacto el sueño de salir adelante a través de la educación. “Hay mucha juventud que quiere estudiar, pero se presentan dificultades económicas, familiares y, además, la distancia, porque el joven estudia aquí el bachiller y las carreras todas están abajo”, cuenta Esneyder de 25 años.
Sin duda, la escasez de oportunidades para acceder a una universidad en los municipios afectados por el conflicto armado en Colombia, preocupa. “Si tú no tienes familiares, o no cuentas con los recursos para salir a estudiar a la ciudad, te toca estudiar lo que veas más viable en el pueblo”, afirma Jhon Moreno, de María La Baja, Bolívar.
A estas dificultades se suman la baja cobertura en programas de pregrado, pero también a las secuelas que ha dejado la guerra, que aún persiste en estas poblaciones en donde el miedo y la zozobra limita a los jóvenes para que avancen en el camino que los lleve a cumplir sus metas. "A mi padre lo asesinaron cuando yo tenía dos años. Ahora vivo con mi abuelo y mi tía que son los que me han criado desde 'chiquitica'", cuenta Camila que ahora tiene 20 años.
Estos testimonios y los de otros seis jóvenes hacen parte de Caminos empedrados, una producción liderada por la Dirección de Posicionamiento de la Universidad de los Andes, filmada en Toribío (Cauca), Buenaventura (Valle del Cauca), Florencia (Caquetá) y María La Baja (Bolívar), basado en el estudio “Trayectorias de vida de los jóvenes en zonas de posconflicto: diagnóstico y propuestas de política”, realizado por investigadores la Facultad de Economía y la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, de Uniandes.
Reviva la presentación de La Nota de Política # 34: Trayectorias de desarrollo de los jóvenes en zonas de posconflicto: diagnóstico y propuestas de política
El trabajo de investigación fue desarrollado en los 170 municipios históricamente más afectados por el conflicto, en los cuales fueron encuestados 2.300 jóvenes para conocer a fondo factores relacionados con su exposición a la violencia; sus trayectorias educativas y laborales; sus sueños y expectativas; y su salud mental.
Los resultados revelaron que 42 % de los jóvenes no ingresan a la universidad por factores económicos; 10, 6 % por falta de oferta educativa y 8,6 %, porque tienen a cargo niños o adultos mayores; sin embargo, 90 % sueñan con graduarse de una universidad.
En cuanto a las heridas que ha dejado la violencia en aspectos de salud mental, el estudio revela que 43 % presentaron riesgos de depresión y 32 % de estrés.