Luis Carlos Reyes es doctor en economía e historiador. El 11 de agosto de 2022 se posesionó como director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN). Es la cabeza de la institución encargada de la administración y control de las obligaciones tributarias, algo a lo que los colombianos le han puesto el ojo después de las manifestaciones que provocó la reforma presentada por el exministro Carrasquilla en el anterior gobierno. 
 

Tras la posesión de Gustavo Petro, primer presidente de izquierda en Colombia, el tema de los impuestos es uno de los más debatidos en estos primeros días de su mandato. Por eso, Reyes fue invitado a la Tertulia de la maestría y especialización en tributación, de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, un espacio que discute las tendencias en este campo a nivel nacional e internacional. 
 

En la conversación se trataron, entre otros temas, los principales ejes de la reforma que se tramita en el Congreso, la cultura de los impuestos en el país y los procedimientos tributarios. En el evento también participó Eleonora Lozano, decana de la Facultad, y César Cermeño, director de la especialización y la maestría en tributación de la Universidad de los Andes. 

 


Los ejes de la reforma tributaria 

En su intervención, lo primero que Reyes subrayó fue la atención que se debe prestar a la coyuntura política para redactar una reforma. Recordó que, a pesar de que en 2016 se subieron tres puntos del IVA, no hubo mayores repercusiones en la opinión pública, pero en ninguna de las propuestas de los candidatos de las elecciones del 2022 se propuso tocar ese impuesto. “En últimas, en una democracia las decisiones deben tener un sustento democrático”, dijo. 
 

Los ejes de la reforma presentada son tres y, según el director, todos basados en la progresividad. En esta se contempla: grabar a las personas naturales que ganen más de 10 millones de pesos, ajustar la tributación de las personas jurídicas y luchar contra la evasión y la elusión. Un cuarto punto, con mucho debate dentro del Gobierno, son los llamados impuestos saludables, que buscan cambiar los comportamientos de la ciudadanía por unos que beneficien su salud, como es el caso del consumo de gaseosas. 

 


Evasión y la elusión 

El ataque a la evasión y la elusión fiscal es el eje en que la DIAN cree se dará la mayor parte del recaudo.  El reto, según su nuevo director, es la dificultad para cuantificar lo que logren las medidas tomadas para combatirlos, sobre todo las de carácter penal y las tecnológicas. 
 

El economista señala que la mayoría de los que evaden impuestos no están en los trabajadores informales o asalariados. Tampoco en las empresas formales que cumplen cada punto de la ley, sino camuflados en algunas profesiones y establecimientos del 1 % con más ingresos, que exigen pagos en efectivo, una señal clara de evasión. Estos le estarían costando al país entre 40 y 80 billones de pesos al año y afectando a los empresarios formales que contribuyen para cubrir los gastos. 
 

La presión social es una herramienta que ve indispensable Reyes para combatir la evasión, y donde cree juega un papel fundamental cada ciudadano: “El cambio cultural debe venir de concientizarnos que, siendo cumplidores de la ley, nos da pena pedir factura o nos da pena preguntar por qué no nos reciben un pago en tarjeta”. 

 

El debate en el Congreso 

Eleonora Lozano, decana de la Facultad de Derecho, puso sobre la mesa el tema de las amnistías tributarias, las cuales buscan enmendar la situación fiscal de los contribuyentes que omitieron activos o pasivos y de las que ella es crítica. Ya el Gobierno ha dicho que no habrá amnistía, pero la preocupación de Lozano apuntó a que el Congreso puede incluirlas, algo que históricamente ha sucedido.  
 

“Desde el Gobierno nacional se rechazarían y sería importante que la ciudadanía estuviera atenta; los congresistas están muy pendientes de lo que opinan sus votantes”, respondió Reyes al respecto, y agregó que parte del cambio de este Gobierno tiene que ver con una relación diferente con el Congreso. Para él se debe cambiar esa visión de tener en la rama legislativa un obstáculo y, por el contrario, verla como un elemento necesario del juego de pesos y contrapesos para “que refine las propuestas del ejecutivo”; ve al Congreso como el lugar donde están representados los votantes, mucho más ahora que hay tantos congresistas nuevos. 
 

“Es muy bonito, es muy poético, dicen algunos, y completamente irrealista pensar que en la práctica funciona así, pero necesitamos que funcione, que funcione con un debate amplio”, dice el director. Además, llama la atención sobre la transparencia que debería tener el paso del proyecto en el Congreso, y por eso han presentado un comparativo de la norma vigente con el proyecto de ley que presenta el Gobierno. 

Foto: Depositphotos

Cultura tributaria 

Reyes señala que no es algo inédito una transformación de cultura tributaria en la ciudadanía. Recuerda cómo durante el gobierno de Antanas Mockus, en Bogotá, los ciudadanos hicieron aportes voluntarios extras en el impuesto predial. Así que cree posible recrear esas circunstancias para llevar a cambios culturales. 
 

Parte de ese ambiente es que “un ciudadano vea que una administración tributaria lo trata con respeto cuando es cumplidor de la ley, en vez de ahogarlo en tramites innecesarios.  También tiene que ver con la transparencia con la que se manejan las cosas desde el gobierno “. 
 

César Cermeño, director de la especialización y la maestría en tributación, expresó su preocupación por la criminalización que se puede dar de los contribuyentes y el peligro de verlos como un enemigo, a los que hay que perseguir, como se ha hecho en otros momentos de la historia de la DIAN —recordando la polémica campaña de los perros dóberman en la dirección de Fanny Kertzman— . Cermeño subrayó la gran diferencia de lo que es para un ciudadano o funcionario defenderse en un proceso administrativo y otro penal. 

Al respecto, Reyes se refirió a otros países de la OCDE, donde aplican penas para las personas que evaden impuestos sistemáticamente, aunque dejó claro que hay que evitar poner en aprietos a alguien que haya cometido una equivocación involuntaria. 

 


Los dividendos 

Otro punto de debate sobre la reforma lo señaló la decana, por la preocupación que hay de una tarifa doble en la tributación de los dividendos. Lozano expresó la inquietud que hay por un posible desincentivo a la formación de nuevas empresas, a su formalización y a la salida de estas del país. Se ha hablado que la combinación de la tributación llegaría para los que pagan el 19 % hasta el 47 % y para los que pagan al 39, podría llegar al 60 o 70 %. 
 

Reyes ilustró de nuevo con un ejemplo internacional, comparando los impuestos que les tocaría pagar a las empresas que en caso dado salgan del país en estados norteamericanos como California o Nueva York, donde, según él, pagan una tarifa comparable a la propuesta del gobierno Petro. Allí “se van a enfrentar a que pagan una tarifa de impuesto de renta corporativa a nivel federal, que se le suma de impuesto corporativo a nivel estatal, que se les suma impuesto a los dividendos a nivel estatal”. 
 

La DIAN, según su nuevo director, este Gobierno buscará trabajar con las compañías de tecnología existentes, para que la declaración ante la entidad sea mucho más fácil; generar un mejor servicio y evitar castigar por errores simples y formalidades. Igualmente, ve la necesidad de que aumente el personal calificado y de carrera en la institución. Aunque, por ahora, quiere estudiar lo que ha construido la entidad y luego pensar en los cambios que necesita.