Cuando una persona sale de la cárcel, su condena no termina. Queda con una nueva privación que afecta su vida: la falta de empleo provocada por la estigmatización a la que es sujeta. 

Difícilmente encuentran un trabajo formal, lo que les dificulta ganarse la vida.

Con el propósito de contrarrestar esta situación, la alianza entre el Grupo de Prisiones de la Facultad de Derecho de Uniandes y el equipo de The Educational Justice Institute (TEJI) del Massachusetts Institute of Technology  (MIT) ofrecieron un curso introductorio al diseño web, como puerta de entrada a este campo tecnológico.  

Y es que acceder a capacitación mientras se está privado de la libertad, especialmente en prisión domiciliaria, es complejo. Diana es ejemplo de ello. 

Como las capacitaciones suelen realizarse en los establecimientos carcelarios, ella pasó una propuesta para que el Inpec le permitiera desde su casa seguir redimiendo su pena. Su propuesta se convirtió en un emprendimiento de vestuario y accesorios hechos con productos reciclados. 

“Es muy difícil, hasta ahora medio estoy sacando la cabeza. Yo llevo siete años en libertad. Se le cierran a uno muchas puertas con el tema de los antecedentes, las empresas no dan trabajo”, dice Diana, quien se graduó del curso y fue la encargada de dar las palabras en la ceremonia de la entrega de los certificados de participación. 

Diana durante la entrega de certificados. Foto: Daniel Álvarez.
 

Ampliar opciones para el trabajo de hoy 


Valentina Díaz Moya, coordinadora del Grupo de Prisiones del Consultorio Jurídico de la Facultad de Derecho, cuenta cómo en el 2023 un grupo del TEJI visitó la cárcel Modelo. Allí se estableció el contacto con la idea de hacer un curso de programación con personas privadas de la libertad. 

“Por las condiciones de conectividad, de acceso a computadores y a programas que presentan las cárceles en Bogotá, decidimos que esta primera versión del curso fuera con personas pospenadas y aquí en las instalaciones de la Universidad”, cuenta Díaz. 

El curso se dictó por primera vez en español. Diana se enteró de este por medio de la Fundación Acción Interna, que junto con Casa Libertad, trabaja el Grupo de Prisiones. 

Diana confiesa que le costó entender las primeras clases, pero que poco a poco se fue cogiendo confianza. Cuando llegó a la parte de diseño, se sintió realizada, por ser el campo en que se ha movido. 

Los estudiantes del curso con los líderes del proyecto durante la ceremonia de entrega de certificados.


Actualmente, está terminando la página web de su emprendimiento para expandir la promoción de sus productos. “Yo voy a ferias, pero la idea es poderlos comercializar por medio de la página”. 

Román Gómez, papá de Diana, la acompañó a la ceremonia y expresó su inocultable orgullo: “Diana es una persona que ha querido hacer las cosas bien, lleva trabajando mucho en varios proyectos y poco a poco los ha ido sacando adelante”. 

Otra de las historias del curso es la de Ingrid y su hijo Jhonathan en la que madre e hijo pudieron estudiar juntos: 



Para Fernando Tamayo, profesor del área Penal de la Facultad de Derecho, una diferencia del curso es que “la formación a la que actualmente tienen acceso las personas privadas de la libertad en Colombia está centrada en actividades artesanales, que, si bien contribuyen en la ocupación y la reducción de penas durante el tiempo en prisión, sus posibilidades reales en el mundo del trabajo son limitadas”.   

El grupo de prisiones entregó recientemente en la cárcel de Tulua nueve cupos para iniciar un curso en emprendimiento y creación de empresa, que se va a dictar en junio y julio de 2024, de manera virtual. 

Su plan es seguir fortaleciendo esta línea de educación formal y no formal para personas privadas de la libertad y pospenadas, ofreciendo oportunidades laborales que les permitan seguir socializándose y redimir pena con actividades que apoyen su sustento. 

Ingrid y su hijo Jhonathan con el diploma

Ingrid y su hijo celebran con su familia. Foto: Daniel Álvarez.

Valentina Díaz Moya

Valentina Díaz Moya, coordinadora del Grupo de Prisiones del Consultorio Jurídico de la Facultad de Derecho de Los Andes

Ingrid y su hijo Jhonathan con el diploma
Valentina Díaz Moya
Escrito por:

Mauricio Laguna Cardozo

Periodista